Andrés Navarro ha dicho que sí, que tiene aspiraciones presidenciales, y confesado que es un político a tiempo completo.

Está muy bien que lo admita y que lo diga. Andrés Navarro, luego de ser funcionario municipal en el Distrito Nacional, le tocó ser ministro de Relaciones Exteriores, en tiempos muy difíciles, y en los últimos tiempos ha sido el ministro de Educación.

Pocas objeciones pueden hacerse a su gestión como administrador público. Se conoce de su temperamento agradable, de su sencillez, de su discreción, y muy especialmente de la educación familiar que le adorna. Se le puede criticar que no haya tomado medidas más urgentes en educación, como la aprobación de la educación integral en sexualidad. Esa es y ha sido su falla, y su falta, pero pareciera estarse moviendo entre intereses religiosos, políticos o ideológicos, que lo atrapan. Esa decisión, sin embargo, no puede esperar más, y seguro que Andrés Navarro está consciente que debe dar el paso para que haya la sexualidad integral en las escuelas como materia, lo que ayudará a reducir los embarazos en adolescentes, ayudará a reducir la violencia de género, incluyendo los feminicidios en la sociedad dominicana, y ayudará a miles de niñas y jóvenes adolescentes a reencausar sus vidas, con seguridad, conocimiento y responsabilidad.

Andrés Navarro es una persona capaz y seria. Es un político a tiempo completo como él mismo ha revelado. No anda con aspiraciones desmedidas, ni dejando de hacer su trabajo para ponerse a aspirar a la presidencia. La prudencia sobre todo, y más en un caso como el suyo.

Danilo Medina acertó cuando decidió colocar a Andrés Navarro en posiciones relevantes de su gobierno. Le sumó lo que más le falta a esta administración: Funcionarios pulcros, humildes, honestos, que no tengan colas que les pisen, y que puedan pasearse por el país sin temores, porque la gente reconoce su dedicación y honestidad.

Andrés Navarro no deja de ser leal al presidente Medina si confiesa que tiene aspiraciones presidenciales, no ambiciones. Así mismo lo hizo Danilo Medina, siendo ministro de la presidencia en la administración de Leonel Fernández. Hace bien Andrés Navarro en revelar sus aspiraciones.

Incluso este dato podría ayudar al Partido de la Liberación Dominicana a salir del letargo en que se encuentra y en que ha metido al país político con el tema de la ley de partidos. Todo se resume a si el candidato del PLD del 2020 será Danilo Medina o Leonel Fernández. Y así no puede ser.

Danilo Medina está impedido constitucionalmente para ser candidato presidencial por tercera vez consecutiva, y Leonel Fernández conserva una tasa de rechazo asombrosamente alta. Esta revelación de Andrés Navarro podría ayudar a desbrozar el camino para que el PLD reencuentre su ritmo y vigor como organización política.

Y después de Navarro que salgan los demás aspirantes potenciales. Que salga Francisco Domínguez Brito, quien tiene un equipo de apoyo, pese a su condición de ministro de Medio Ambiente, y que salga Gonzalo Castillo, ministro de Obras Públicas, quien hace tiempo dio señales de que podría competir, solo si el presidente Medina no iba. Danilo no puede. La Constitución es clara, y lo mejor es que el PLD desde temprano abra las compuertas de la competición interna.

Buen paso de Andrés Navarro, a quien estimulamos a seguir, sin descuidar su responsabilidad, y desdeñando cualquier posibilidad de servirse de los recursos del Estado para asuntos políticos.