El diálogo de los partidos políticos y el gobierno se inició este lunes y seguirá el próximo 15 de septiembre. El propósito es discutir las reformas planteadas por el presidente Luis Abinader, que van dirigidas a modificar la estructura económica y social y que deben representar -en caso de aprobarse y ponerse en práctica- un cambio en muchos aspectos en nuestra gobernanza y justicia social.
En el ámbito del Consejo Económico y Social (CES), que preside el académico y politólogo Rafael Toribio, los partidos políticos con representación en el Congreso Nacional, y otros sectores empresariales y sociales, se hicieron presentes. Encabezó la representación del gobierno la vicepresidenta de la República, Raquel Peña, y la conducción de la reunión fluyó con bastante apertura, buen ánimo, tranquilidad, con sugerencias y aprobaciones que permitieron comenzar a establecer una metodología que guiará las conversaciones y aprobaciones, por mayoría de puntos de vista o por consenso, pero no por unanimidad.
El país fue testigo del diálogo, porque fue transmitido por diversas vías. El ánimo de los presentes fue de concertación y colaboración. Claro que este es apenas el preámbulo. Cuando se entre a debatir las propuestas que presente el gobierno llegarán las contradicciones. Y las diferencias y contradicciones deben ayudar a evaluar las diversas opciones, lo que podría llevar a consensos o mayorías calificadas, que luego serán sancionadas por las cámaras legislativas.
De los 12 temas de reformas presentados por el presidente Abinader hay algunos que avanzaron desde la pasada administración, como el Pacto por la Educación y el Pacto Eléctrico. Otros han avanzado desde la llegada de este gobierno, como la reforma del Estado y la creación de un nuevo ministerio de Viviendas, además de la eliminación de varias entidades de escasa utilidad. La reforma fiscal podría ser un punto complejo y que obtenga la mayor variedad de puntos de vista. Pero así es que tiene que avanzar la sociedad dominicana, y que bueno que el gobierno del presidente Abinader tiene la disposición de compartir ese desafío con los demás partidos políticos y otros sectores implicados, como los empresarios y el sector social y laboral.
Un dato de interés en este encuentro es que no fue necesaria la presencia y mediación de ningún sacerdote, obispo o pastor evangélico. Zapatero a tu zapato, dice el pueblo en un dicho popular. El protagonismo que durante muchos años mantuvo en la mediación social Monseñor Agripino Núñez Collado creó la costumbre de que se entendiera que la misión de la Iglesia Católica era mediar cuando había conflictos o diferencias. Esta experiencia para el CES es, de alguna forma, una manera de validar la autoridad, solvencia, calidad, experiencia y control del organismo presidido por el profesor Rafael Toribio. Este presidente del CES no es un hombre de partido, sino un hombre de las ciencias sociales y políticas. Fue rector de INTEC y Coordinador de Participación Ciudadana, y ahora tiene la responsabilidad de presidir el Consejo Económico y Social.
A Rafael Toribio se le respeta. Ha sido un profesional calificado y de honestidad probada. No se anda con aspavientos ni excesos, tampoco con extremismos. El profesor, como se le conoce, piensa bien lo que debe hacer, y ha comenzado muy bien a ejercer su función de coordinador de un diálogo de dimensión superior, para beneficio de la sociedad dominicana. Nuestro respeto y nuestro respaldo al profesor Rafael Toribio.
Mientras tanto, que los obispos discutan sus diferencias o dialoguen sobre el rol que corresponde a una entidad milenaria, que durante muchos años ha incidido en la sociedad en asuntos terrenales y políticos, pero que se hace muy evidente que en las tareas inmediatas de dialogar y pactar asuntos del Estado no es necesario contar con la bendición católica. Que la bendición llegue desde los púlpitos, si lo desean los obispos y sacerdotes, y que la responsabilidad de adoptar decisiones sociales, económicas y políticas se las dejen a los que baten el cobre en estos asuntos, que son los funcionarios y dirigentes de los partidos, los cuales tienen concepciones y puntos de vista que pueden coincidir con las iglesias, o pueden no coincidir, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Avanzamos.