Con su rebote para el mes de marzo del 2019 del asunto de la reelección presidencial, Danilo Medina ha puesto un tizón sobre el caldero político dominicano.
El mismo presidente a través de diferentes voceros (Gustavo Montalvo, Felucho Jiménez, José Ramón Peralta, y los precandidatos presidenciales del PLD, con excepción de Leonel Fernández), había dejado claro que no tenía intenciones de buscar una nueva repostulación a la presidencia de la República.
Todos los que hablaron en su nombre han quedado desmentidos. El presidente dijo que en el PLD se tomó la decisión de hablar en marzo del 2019 sobre ese asunto, y que como ya existe la Ley Electoral, se tienen claros los plazos para las candidaturas. Lo que está dicho por el presidente es que no tiene una decisión sobre el cumplimiento de la Constitución aprobada en el 2015, ni sobre los acuerdos del Comité Político del PLD, también aprobados en el 2015, que posibilitaron cambiar el artículo 124 de la Constitución.
Lo que sí queda claro es que el presidente trabaja para fortalecer su imagen, para mantener su popularidad y aumentarla si fuera posible, y que siempre ha estado y seguirá estando en campaña electoral, en particular con las visitas sorpresas, que es su método favorito de hablar y de ponerse en contacto con la gente.
Otro que hizo mal el cálculo fue Gonzalo Castillo, quien dijo que a mitad del próximo año es que se hablaría de reelección. El presidente, luego de aprobada la ley de partidos, le quitó tres meses a ese anuncio. Leonel Fernández se preocupa, porque sabe que si quien detenta el poder se lanza tras la reelección tiene maneras de conseguirla. Y lo aplastan en sus empeños de volver a gobernar por cuarta ocasión.
A Danilo Medina le preocupa la vigencia de su gobierno y el mantenimiento de sus programas sociales. Leonel pareció blindar la Constitución en el 2010, pero fue cambiada en el 2015 por Danilo. Ese cambio se hizo sin consecuencias políticas negativas, como ocurrió con Hipólito en el 2003. Danilo y su equipo descubrieron la fórmula para cambiar la Constitución sin levantar ronchas. ¿Lo intentarán de nuevo?
Danilo tiene sentido de la historia, y está preocupado por lo que podría venirle encima luego de ocho años de gobierno. Hay muchos cuestionamientos, y hay también capacidad para crear muchos expedientes. Especialmente sobre su principal obra, que es y seguirá siendo Punta Catalina. ¿Podrán sus temores sobre las consecuencias de Punta Catalina más que su apego a la institucionalidad?
Hay quienes sostienen que todo va a depender si sus compañeros de partido que se han lanzado a una pre-campaña con tiempo tienen posibilidad de concitar atención, apoyo y simpatías electorales para el 2020. Si es así, tendrá que ceder su apoyo al que mejor perspectiva tenga. ¿Y si ninguno prende? Ahí está el problema: Danilo tendría que “sacrificarse” promoviendo un cambio constitucional que ya está en marcha, para no dejar las cosas sin ser bien planificadas.
Aunque usted no lo crea, lo que ha desatado el presidente con estas declaraciones, es una apertura de compuertas para los amantes de la reelección, que de seguro se creen grandes beneficiarios de que Danilo Medina siga gobernando, aunque el sistema democrático se quiebre. Que Danilo aspire mientras respire, como decían en los tiempos del doctor Balaguer.