Joaquín Balaguer murió el 14 de julio del 2002. Este jueves cumple nueve años de su deceso. Sus seguidores no han podido definir un rumbo que enaltezca a uno de los políticos más habilidosos que ha tenido la República Dominicana en toda su historia.

El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) está tratando de encontrar una identidad propia y no tiene forma de dar con ella. Después de la muerte de su líder y fundador, Joaquín Balaguer, los dirigentes de ese partido no han dado en el clavo: todo el tiempo se han adherido a una fuerza política mayoritaria y se han ganado el calificativo de partido bisagra.

En el último proceso electoral fueron unidos al Partido de la Liberación Dominicana, con la única excepción de La Altagracia, donde Amable Aristy Castro es un cacique que controla el voto provincial como parte de su propia y particular alcancía.

El PRSC fue parte de una alianza con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que se llamó Alianza Rosada, y perdió. Luego se fue con el PLD al que se ha adherido desde cada uno de los grupos que lo integran. La dirección más monolítica que tuvo fue la del ingeniero Quique Antún, quien al final cedió la presidencia y asumió la presidencia del Banco Nacional de la Vivienda. Es decir, fue asimilado por el gobierno.

Está asimilado por el gobierno el presidente del PRSC, ingeniero Carlos Morales Troncoso, como están asimilados Humberto Salazar, Modesto Guzmán, Héctor Rodríguez Pimentel, Adriano Sánchez Roa, Prim Pujals, Félix Vásquez y muchos otros reformistas históricos, ahora con posiciones en el Congreso o en el gobierno. El mismo José Enrique Sued, que gobernó Santiago y que recibió el respaldo del PLD para continuar, está asimilado al PLD y al presidente Fernández.

En esas condiciones el PRSC no podrá tener identidad propia nunca más. El último congreso reformista, llamado Joaquín Balaguer, decidió que para las elecciones del 2012 esa organización presentara candidatura independiente, como ya lo hizo en el 2008. La dirección del PRSC, que está en el gobierno, quiere ahora cambiar esa decisión y postula por una alianza desde ahora con el PLD.

Es probable que eso sea lo que convenga, en especial a los que desean seguir desempeñando posiciones públicas. El PRSC no tiene propuestas, carece de identidad y lo más loable que consigue hacer se encuentra en los documentos que con frecuencia emite Guillermo Caram, como uno de los puntos luminosos que tiene el socialcristianismo en el país. Pero Caram carece de poder de convencimiento de las huestes reformistas que están en el gobierno.

En su última incursión electoral solo, con Amable Aristy como candidato, el PRSC sacó un 4.6% de los votos emitidos. La gente ha hablado sobre la poca efectividad de los reformistas en sus querellas internas. La gente las rechaza y las ve como un espectáculo de mal gusto, que de política tiene poco aunque sí tiene mucho de repartición y de beneficios particulares para los contendientes.

Con su comportamiento los reformistas no inspiran confianza. No le dan ánimo a nadie y tienen nulas posibilidades de sobresalir. Quienes allí permanezcan deben tener claro que sus posibilidades se agotaron, y que al final solo les queda un nombre y una riqueza histórica: el nombre del fundador, el doctor Joaquín Balaguer, con tanto ánimo se menciona, pero al que en realidad se le rinde poquísimo culto: porque en realidad, a su muerte, sabía que se llevaba consigo lo que había creado.