La mujer ocupa un rol protagónico en la sociedad actual, muy distante del rol que le permitían jugar en el pasado. La lucha de las mujeres ha sido intensa por la conquista del espacio público, por la visibilidad, por el respeto, por el derecho a la academia, a la investigación, al voto, a la posición pública y por el respeto a su propia integridad física.

Las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, en recordación del crimen cometido en la dictadura de Rafael L. Trujillo contra las Hermanas Mirabal, Minerva, Patria y María Teresa. Es un triste privilegio que los dominicanos debemos recordar: Una conmemoración internacional por un crimen cometido por el Estado Dominicano.

Minerva, Patria y María Teresa fueron mujeres de acción. Pese a las trabas políticas, sociales, económicas e ideológicas nunca se resignaron, especialmente Minerva, a la condición de mujeres reproductoras, dependientes de los hombres, responsables de administrar el hogar. En la época que les tocó vivir fueron mujeres audaces, con claridad política y con la dignidad y la conciencia suficientes para asumir riesgos, casarse con políticos revolucionarios y formar familias con altísimo perfil de honor y resistencia, en medio de las limitaciones libertarias que imponía la dictadura.

Pedro Mir, nuestro poeta nacional, fue quien interpretó aquel vil asesinato como la muerte de toda la sociedad. Ese poema, Amén de Mariposa, es una pieza sustancial para entender la conmoción de aquel suceso horroroso y sangriento. Veamos este fragmento del poema:

Es que

hay columnas de mármol impetuoso no rendidas al tiempo

y pirámides absolutas erigidas sobre las civilizaciones

que no pueden resistir la muerte de ciertas mariposas.

Cuando supe que tres de los espejos de la sociedad

tres respetos del abrazo y orgullo de los hombres

tres y entonces madres

    y comienzo del día

habían caído

asesinadas

¡oh asesinadas!

a pesar de sus telares en sonrisa

a pesar de sus abriles en riachuelo

a pesar de sus neblinas en reposo

(y todo el día lleno de grandes ojos abiertos)

roto el cráneo

despedazado el vientre

partida la plegaria

¡oh asesinadas!

comprendí que el asesinato como bestia incendiada

por la cola

no se detendría ya

ante ninguna puerta de concordia

ante ninguna persiana de ternura

ante ningún dintel ni balaustrada

ni ante paredes

ni ante rendijas

ni ante paroxismo

de los progenitores iniciales

porque a partir de entonces el plomo perdió su rumbo

y el sentido su rango

y solo quedaba en pie

la Humanidad

emplazada a durar sobre este punto

escandaloso

de la inmensidad

del Universo

Supe entonces que el asesinato ocupaba el lugar del

pensamiento

que en la luz de la casa

comenzaba a aclimatarse

el puerco cimarrón

y la araña peluda

que la lechuza se instalaba en la escuela

que en los parques infantiles

se aposentaba el hurón

y el tiburón en las fuentes

y engranaje y puñal

y muñón y muletas

en los copos y de la cunas

o que empezaba entonces la época rotunda

del bien y del mal

desnudos

frente a frente

conminados a una sola

implacable definitiva

decidida victoria

       muerte a muerte

¡Oh asesinadas!
        No era una vez
porque no puedo contar la historia de los hombres
que cayeron en Maimón 
y Estero Hondo 
a unos pocos disparos de Constanza 
en el mismo corazón del año 1959
puesto que todo el mundo sabe que somos el silencio
aun en horas de infortunio.

No era una vez porque no puedo contar la historia 
de este viejo país del que brotó la América Latina 
puesto que todo el mundo sabe que brotó de sus vértebras 
en una noche metálica denominada

      silencio

de una vértebra llamada Esclavitud 
de otra vértebra llamada Encomienda 
de otra vértebra llamada Ingenio

y que de una gran vértebra dorsal le descendió completa
   la Doctrina de Monroe.

No contaré esta historia porque era una vez no la primera 
que los hombres caían como caen los hombres con un 
gesto de fecundidad 
para dotar de purísima sangre los músculos de la tierra.

La espada tiene una espiga 
la espiga tiene una espera 
la espera tiene una sangre 
que invade la verdadera

que invade el cañaveral 
litoral y cordillera 
y a todos se nos parece 
de perfil en la bandera

la espiga tiene una espada 
la espada una calavera.