El discurso del presidente Danilo Medina el pasado 27 de Febrero no transmitió la confianza necesaria para calmar los ánimos en varias áreas que necesitan de coherencia, cohesión y prudencia, para que como país podamos seguir adelante.
En el sector educación, al que se ha dedicado más recursos y esfuerzos del lado oficial, está estremecido por la incertidumbre y por una batalla política con intereses particulares, de grupos, para despojar de la autoridad que le corresponde al ministro Andrés Navarro.
El caso ha quedado en manos del Tribunal Superior Administrativo, en donde la facción de la Asociación Dominicana de Profesores que conspira contra el sector educativo, llevó una instancia de oposición a la designación de 18 directores regionales, por parte del Ministerio de Educación.
En su discurso del 27 Danilo Medina definió los pasos a seguir en el sector educativo, y la confianza en que terminen este año las inversiones en infraestructura para enfocarse en la calidad de la educación. Los sindicalistas del Partido de la Liberación Dominicana, incluyendo los que son legisladores, miembros del Comité Político y del Comité Central de esa organización, no parecen estar en la misma posición optimista y constructiva del presidente Medina.
En su discurso del 27 de Febrero el presidente exhortó a los dominicanos a confiar en el potencial del país para seguir progresando, en particular empujando a miles de dominicanos a salir de la pobreza. Dijo que al llegar al gobierno en el 2012 el país tenía 39.7% de personas en condiciones de pobreza y que ese porcentaje se redujo en el 2017 a 25.7%, lo que representa que en seis años 1.5 millones de personas salieron de la pobreza. Y que nos estamos convirtiendo en un país de clase media.
Sin embargo, nos hemos convertido en una de las sociedades con mayores niveles de desigualdad en la región del Caribe. La economía dominicana crece más que la mayoría de los países del área, pero es la nuestra la economía que tiene menores resultados en la redistribución del ingreso.
Somos el segundo país de la región, de acuerdo con la UNICEF, con mayor tasa de mortalidad infantil. El primer lugar lo ocupa nuestro vecino Haití. En nuestro país se mueren 11 niños diarios, antes de cumplir los 28 días de nacidos. La tasa de mortalidad infantil es de 21.8 por cada mil nacidos. El Fondo de Población de Naciones Unidas dice que de cada 100 mujeres dominicanas embarazadas 23 son niñas o adolescentes. Y no tenemos educación sexual en las escuelas, ni hemos podido aprobar un Código Penal en que se incluyan las tres causales para interrimpir voluntariamente el embarazo.
En el 2017 descendimos 13 puntos en el Índice de Competitividad Global, del Foro Económico Global. Somos el país que mayor descenso en competitividad tuvo. En el 2016 de 138 países evaluados quedamos en la posición 92, y en el 2017 de 137 países evaluados quedamos en la posición 104.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sigue haciendo informes sobre el aprovechamiento de las facilidades que tenemos para salir adelante. Y sus reportes no son optimistas. Lo que han dicho en su último informe es que la pobreza sigue en la sociedad dominicana, que no ha disminuido significativamente, que tenemos que desarrollar: Compromiso, coordinación y una mayor cooperación, para un desarrollo más sostenible. Hace dos años, hicieron un trabajo que señalaba: “Cuando la prosperidad no es compartida”, en el que establece que solo un dos por ciento de la población se moviliza económicamente, socialmente.
El Banco Mundial preparó en octubre del 2016, pero la dio a conocer en el 2017, una investigación titulada: Para construir un MEJOR FUTURO JUNTOS “… Y allí dice que el crecimiento en la República Dominicana “no ha sido tan inclusivo como en el resto de la región, uno de cada 3 dominicanos permanece por debajo de la línea de pobreza”.
Señala el Banco Mundial que el 10% más rico de la sociedad dominicana, recibe el 60% de toda la riqueza y el 20% más pobre, recibe apenas el 5% de la riqueza creada.
Está muy bien que el presidente haya sido optimista en su discurso, que tenga la confianza en que podremos seguir adelante, y que estimule a la sociedad a contribuir con más firmeza con las políticas que desarrolla su gobierno. Sin embargo, hay que cambiar el modelo, hay que tomar decisiones de políticas públicas que sólo el presidente Danilo Medina está en condiciones de tomar. La estructura en que hemos sustentado el desarrollo es excluyente y generadora de pobreza y desigualdad. Danilo prometió que eso cambiaría y no lo ha cambiado.