Desde 1967 la Asamblea de Naciones Unidas estableció el día 8 de septiembre como día Internacional de la Alfabetización. Se celebra cada año con un tema definido por la UNESCO, para recordar al mundo la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda de alfabetización, con miras a una sociedad más justa y sostenible. Este año 2021, el tema definido es “Alfabetización para una recuperación centrada en las personas: reducir la brecha digital”.
Según la UNESCO, 773 millones de personas jóvenes y adultas no han logrado el nivel básico de alfabetización, no poseen, las competencias básicas o fundamentales en lectoescritura y 617 millones de niños, niñas y adolescentes no alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas; en la Región de América Latina y el Caribe, más de 30 millones están excluidos del derecho a la alfabetización.
“La alfabetización es un derecho y un motor fundamental del desarrollo humano que abre el camino a la autonomía, la adquisición de competencias, la plena expresión de la cultura y la plena participación en la sociedad”. Irina Bokova, ex directora de Unesco.
A partir de la experiencia nos atrevemos a afirmar que la alfabetización asumida como derecho al aprendizaje a lo largo de la vida y asociada a la conectividad, contribuye a cambiar la vida de las personas, a ser más, a mirar el futuro con esperanza y a iniciarse en el ejercicio de otros derechos.
En los primeros meses de pandemia, más de 1,600 millones de personas vieron interrumpida su educación, lo que supone el 91% de la población estudiantil. Ningún informe nacional ni regional precisa datos sobre la población joven y adulta.
La crisis provocada por la COVID-19 hizo más dramáticos los aprendizajes de la población y creó trastornos sin precedentes en el aprendizaje de la población estudiantil en general y, de manera particular en la población joven y adulta, excluida con y sin pandemia, especialmente la población integrada en los procesos de alfabetización inicial.
La propia UNESCO reconoce que la alfabetización de la población joven y adulta no ha sido tomada en cuenta por numerosos planes nacionales, en las intervenciones iniciales frente a la pandemia. Los programas de alfabetización tuvieron que suspender su funcionamiento habitual. En la mayoría de nuestros países lo que se ha hecho es de poco impacto. La rápida integración a procesos de aprendizaje a través de medios virtuales y a distancia dejó al descubierto la brecha digital existente en el mundo educativo y, sobre todo, respecto a la alfabetización.
Las limitaciones que evidencian las desigualdades se expresan de múltiples formas: en conectividad, disponibilidad de infraestructura, capacidad para utilizar la tecnología, falta de acceso a la electricidad, las diferencias existentes en cuanto a las condiciones físicas de los espacios en los que se desarrollan los procesos de alfabetización inicial; otros aspectos que limitan un aprendizaje digno y de calidad son los bajos niveles de autonomía para el autoaprendizaje y la limitada competencia lectora.
El cierre de los procesos educativos desde los ministerios, no incluyeron los programas de alfabetización y educación de jóvenes y adultos, en general, situación que la UNESCO pone en evidencia para alertar sobre la situación de vulnerabilidad que implica para los que no pueden leer y escribir. Mucho menos se tomaron en cuenta los procesos no formales desarrollados por las diversas entidades de la sociedad civil, en nuestros campos y barrios.
Entidades de la sociedad civil de la Región, como el Consejo de Educación Popular de Jóvenes y Adultos de ALC (CEAAL), la Campaña por el Derecho a la Educación, CLADE, plantean como demanda que la alfabetización de jóvenes y adultos, “se integre en los planes mundiales y nacionales de respuesta a la COVID-19 y de recuperación posterior a esta, a fin de garantizar la continuidad del aprendizaje y unos sistemas y capacidades nacionales de aprendizaje permanente que sean más inclusivos, populares y de calidad”.
En el caso de la alfabetización, no ha sido incluida ni se han realizado investigaciones sobre la misma. Lo cual la hace invisible en los reportes y análisis regionales y nacionales; en algunos informes y reportajes se destaca la baja escolaridad de padres y madres de los estudiantes, quienes expresan no entender las clases, ni tener las orientaciones adecuadas. Esto es resultado de la baja escolaridad de la población de 15 años y más que son padres y madres, y adultos excluidos del derecho a la educación en los diferentes países.
En República Dominicana, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, en especial en la última década, en el marco del Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, iniciado en septiembre del 2012 para dar respuesta a un 14 % de analfabetismo en el país, se logró bajar a un 5.5 % a diciembre del 2019, según la ONE. Se reconoce que, en agosto del año 2020, se tenía más de cuatrocientas mil personas analfabetas y un porcentaje significativo de personas pendiente de integrarse a la continuidad de sus aprendizajes en el nivel Básico y/o en Secundario, PREPARA, para lo cual era necesario continuar creando las condiciones necesarias, según lo establecido en el Plan Estratégico del Minerd.
El esfuerzo del Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, se tradujo en resultados demostrables. “En 2012 la región de América Latina y el Caribe tenía un promedio de población alfabetizada de 92.5 %, mientras que la República Dominicana se mantenía rezagada con un 86 %. En 2019 el país había logrado alcanzar el promedio regional de 94.3 % ALC y 94.5 % (RD). Es decir, los esfuerzos de política institucional bien orientados que se mantienen a través del tiempo consiguen resultados importantes”.
Hoy, día internacional de la alfabetización, se plantean desafíos éticos y políticos para la alfabetización de personas jóvenes y adultas en la República Dominicana, entre ellos:
- Garantizar la conectividad de toda la población joven y adulta, como derecho humano para continuar aprendiendo a lo largo y ancho de la vida.
- Asumir los enfoques, materiales y propuesta metodológica definida para las acciones de alfabetización en Quisqueya Aprende Contigo, construidos colectivamente, como proyecto marca país.
- Que se ejecute el presupuesto destinado a la alfabetización de personas jóvenes y adultas.
- Desarrollar la continuidad educativa de las personas jóvenes y adultas recién alfabetizadas, garantizando calidad y sostenibilidad de los aprendizajes iniciales.
- Identificar los nuevos aprendizajes en el confinamiento para integrar en escuelas y espacios renovados y transformados, que recuperen la presencialidad, con una perspectiva dialógica, centrada en el sujeto que aprende y supere la escuela bancaria del pasado.
La Alfabetizacion es mucho más que leer y escribir, es la habilidad de leer el mundo, de continuar aprendiendo y es la llave de la puerta del conocimiento. Paulo Freire