Ya lo dijo Eduardo Galeano casi al finalizar el siglo pasado: El mundo anda patas arriba, y si Alicia se asomara al cuadro del mundo de hoy no se sorprendería de los dislates humanos. 

Luego de los atentados terroristas del 2001 en Nueva York y Washington, Estados Unidos decide intervenir Afganistán, porque allí estaba el centro de operaciones de Osama Bin Laden y el terrorismo internacional había tenido mucho éxito en su declaratoria de guerra a los intereses norteamericanos.

Durante 13 años Estados Unidos y la OTAN desarrollaron una guerra intensiva de persecución contra las tropas de los talibanes, sin poder exterminarlos. Los medios de comunicación occidentales fueron testigos y divulgaron una versión trágica y criminal de estos grupos religiosos y fundamentalistas islámicos.

Varios presidentes de los Estados Unidos anunciaron la decisión de salir de Afganistán. En 2018 le tocó a Donald Trump iniciar discretas negociaciones en Doha con los talibanes para abandonar ese país en mayo de 2021.

Joe Biden no da marcha atrás, pero retrasa la retirada hasta el 31 de agosto. Lo que ocurrió y tan pronto salen los militares de los Estados Unidos, en apenas unas semanas las fuerzas de los talibanes toman el país y regresan a Kabul.

Con las historias de salvajismo que conocemos, con los crímenes, destrucciones, y fundamentalismo religioso que ya sabemos, los talibanes llegan al poder. Las víctimas más propicias, además de los extranjeros, cristianos, niños y niñas, se encuentran las mujeres, a las cuales se les niegan los derechos y se las sanciona y asesina, porque los únicos con derechos son los hombres o mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, atacado y denunciado por haber permitido que este asalto al poder ocurriera, ha dicho que hizo lo correcto. Que los soldados norteamericanos no pueden exponer y morir defendiendo a un gobierno que no se defiende a sí mismo. El gobierno afgano, encabezado por su presidente Ashraf Ghani, abandonó el país y sus soldados decidieron no continuar batallando contra los talibanes.

Las escenas que se han visto en las últimas horas, de miles de personas agolpadas en el aeropuerto de Kabul, tratando de penetrar en las aeronaves existentes para salir huyendo del país, atestiguan el miedo que subsiste.

La pregunta que queda por responder es si realmente los talibanes son tan sádicos, tan malos, como para esclavizar a las mujeres y adoctrinar con el Coram a toda una población que le teme y se resiste a ellos.

Hasta ahora nadie tiene respuestas convincentes. Los talibanes han destruido tesoros históricos de la humanidad, museos, han perseguido y pasado por la horca a profesionales occidentales, algunos quemados vivos dentro de jaulas de metal, a otros les han rebanado el cuello y a muchos les han disparado en la cabeza. Algunos crímenes colectivos. Es lo que hemos visto.

Pero nos preguntamos cómo es posible que ese ejército de criminales se haya mantenido durante tantos años, sumando soldados, y resistiendo a las potencias soviética (a la que derrotaron), a la OTAN, a Estados Unidos, y se mantuvieran activos y ganando espacio hasta derrotar un ejército local de más de 300 mil soldados, apoyado por Estados Unidos, con armamentos y dinero.

¿Cuál es el secreto? El secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha pedido a los talibanes que respeten los derechos humanos y los derechos de niños, niñas y mujeres. Los jefes talibanes han dicho que sí, que respetaran los derechos y la vida de todos. Nadie les cree, pero el terror de los ciudadanos sigue presente en cada rincón de Afganistán, por lo visto. Hemos visto personas enganchándose a los aviones en las circunstancias más peligrosas, y hay reportes de que algunos han caído desde el aire.

Un avión de los Estados Unidos sacó de Afganistán a 640 personas, apiñadas y sin las más mínimas condiciones de seguridad, que ocuparon un avión en Kabul.

República Dominicana se encuentra entre las más de 60 naciones que se pronunciaron este lunes, con un documento, exigiendo a los talibanes respeto a los derechos de las personas que prefieren salir del país.

“Quienes ocupan puestos de poder y autoridad en todo Afganistán son responsables -y rinden cuentas- de la protección de las vidas humanas y los bienes, y del restablecimiento inmediato de la seguridad y el orden civil… El pueblo afgano merece vivir con seguridad y dignidad. En la comunidad internacional estamos dispuestos a ayudarles”dice el documento.

Corresponde observar con atención la conducta de los talibanes en el poder, que por el historial que conocemos nada bueno representa…y que tal vez los afganos que les apoyaron preferirían. Esperemos.