Satisface que el gobierno del presidente Luis Abinader haya podido adquirir en el mes de febrero la primera partida de vacunas contra el Covid, procedente de un laboratorio de India que opera con certificación de Astra Zeneca y la Universidad de Oxford.

Es sido extraordinario el esfuerzo que han debido hacer las autoridades del Gabinete de Salud para estar en las listas de países con interés en adquirir vacunas de calidad certificada.

El gobierno dominicano adquirió, como parte de una puja y un debate agresivo con las farmacéuticas, 21 millones de vacunas. Incluye las de Pfizar, Astra Zeneca, Serum Institute, Sinovac y hasta la Sputnik de Rusia.

En la carrera iniciada por los países más poderosos, en la que fue ostensible que la solidaridad no estaba incluida en el combate a la pandemia, la mayoría de los países del mundo quedaron excluidos. Las farmacéuticas escogieron la vía del mercado, y no la del ser humano en igualdad de condiciones. Había que poner dinero sobre la mesa y una cantidad grande de millones de dosis.

Raquel Peña, vicepresidenta y coordinadora del Gabinete de Salud, reveló que al asumir el nuevo gobierno en agosto del pasado año, no había iniciada ninguna gestión para la adquisición de la vacuna. A la carrera hubo que lograr que se incluyera a la República Dominicana en la lista del Covax, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, y caminar paralelamente en negociaciones con los laboratorios que llevaban más adelantados sus proyectos.

Si hemos logrado el corto tiempo la llegada del primer lote de vacunas, que permitirá inmunizar a los miembros del personal de salud que combate el COVID, es justo que la sociedad deje los prejuicios y reconozca que el esfuerzo de las autoridades debe ser compensado con una buena disposición para aceptar la vacuna en el momento en que le toque.

Parecería una necedad insistir, como siguen haciendo algunos, en que República Dominicana no dispondrá de los 21 millones de vacunas que adquirió hasta finales de este año, porque somos de los países que está en la lista del desamparo y porque mientras los ciudadanos del mundo desarrollado no se hayan vacunados, nosotros tampoco tendremos las vacunas.

Los ciudadanos dominicanos tenemos 40 años siendo vacunados por el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI). Es un programa del Ministerio de Salud Pública, y para vacunarse contra la difteria, la poliomielitis, la tuberculosis o contra la gripe estacional nadie pregunta la procedencia de la vacuna, ni si es efectiva o no, sino que la asume como científicamente efectivas. ¿Por qué la vacuna contra el Covid, que es la emergencia actual, habría que cuestionarla?

Corresponde que asumamos con madurez, seriedad y responsabilidad el proceso de emergencia en que se encuentra el país. Y no se trata de que se esté invirtiendo 13 mil millones de pesos, sino que estamos inmunizando a la sociedad para garantizar su salud, y de paso estamos aportando sosiego a la economía y a la recuperación de la República Dominicana.

Esto no se trata de política o de partido, ni de ideología o religión. Estamos frente a una pandemia que ha provocado la muerte de casi 3 mil ciudadanos dominicanos y que ha devastado la economía pública y privada. Si el gobierno está haciendo un gran esfuerzo, nos corresponde a los ciudadanos hacer el nuestro para que salgamos medianamente bien de la crisis.