Miguel Ceara Hatton ha enviado un mensaje, ponderado y cauteloso, dando a conocer la desintegración del equipo de profesionales que durante ocho años le acompañó en la Oficina de Desarrollo Humano, dentro del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Ese equipo estaba realizando un intenso trabajo de identificación de realidades provinciales, y ya había completado los informes de por lo menos 10 provincias, especialmente de la zona fronteriza. Completar esa investigación en las restantes provincias podría significar, para ese mismo equipo ya entrenado, por lo menos año y medio o dos años de trabajo.

Miguel Ceara y el equipo que le acompañó dejó una impronta profesional incuestionable en Naciones Unidas. Un prestigio bien ganado, con investigaciones sustentadas metodológicamente y con un perfil de independencia de criterio que envidiaría cualquier institución con interés por la honestidad y por el servicio público de calidad.

Se trata de un equipo interdisciplinario de politólogos, sociólogos, antropólogos, historiadores y economistas, que han formulado probablemente la versión más acabada de la sociedad dominicana del presente, a través de los gruesos e enjundiosos volúmenes sobre desarrollo humano en la República Dominicana.

Sin suscribir políticamente ninguna de las nomenclaturas del país, ese equipo fue crítico e independiente, y trabajó en el interés de no rendirse a rendir culto a nada ni a nadie, ni siquiera al gobierno, que es quien sustenta una buena parte de las investigaciones que se realizaron en la oficina de Desarrollo Humano.

Con independencia económica, porque generaba sus propios fondos, el equipo dirigido por Miguel Ceara Hatton dependía de la dirección local del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Sin ser un consultor de Naciones Unidas, ni pretender representar nunca a Naciones Unidas, Miguel Ceara y su equipo fueron cautelosos y prudentes al momento de enfrentar cuestionamientos oficiales a algunas de sus investigaciones. Personas que estaban obligadas a leer los trabajos y a defenderlos ante funcionarios del gobierno, no cumplieron con su labor, y por eso pusieron en entredicho el trabajo científico y profesional de académicos de toda una vida. Y pese a ello, mantuvieron la prudencia de nunca afectar la entidad para la que laboraban.

Precisamente este viernes un grupo de profesionales de las ciencias sociales y del periodismo, conocedores del aporte realizado por Miguel Ceara y su equipo en el área de la economía, las negociaciones comerciales, la antropología y las ciencias sociales, le rendirán un homenaje. Para que conste, por el bien de su profesionalidad e independencia, que todo cuanto hicieron en el trabajo que acaban de cerrar, es parte de su propia dignidad y tiene un gran reconocimiento de la sociedad.

A Miguel Ceara Hatton y a todos los miembros del equipo de Desarrollo Humano, les deseamos el mayor de los éxitos en los nuevos proyectos que emprendan a partir de ahora. Con el mayor de los respetos.