Hoy se cumple un aniversario más del nacimiento del patricio Juan Pablo Duarte. Y no es cualquier aniversario. Hoy se cumplen 199 años de la llegada al mundo de Juan Pablo Duarte. Nació el 26 de enero de 1813. Cuando el país conquistó su independencia, el 27 de febrero de 1844, Duarte tenía 31 años.

Las desdichas, desprecios, injusticias, destierros, humillaciones y miserias recibidas por Duarte en vida también le han seguido después de la muerte. Y es lamentable que haya que plantear estas cosas sobre el padre de la patria, que lo fue Duarte, sin duda, y que deberá seguir siéndolo mientras exista la República Dominicana.

El mayor lamento de esta fecha no es que hoy no se celebre el día de Duarte como debía ser celebrado, y como se celebran los días de las grandes personalidades en todo el mundo. El día escogido para la celebración es el lunes 30, que no tiene nada que ver con Duarte. Es el día feriado, y nadie recordará a Duarte. El gobierno tiene planeado un acto oficial en San Francisco de Macorís, municipio cabecera de la Provincia Duarte. Y nada más. Es una forma de golpear al padre de la patria, lamentablemente.

El mayor lamento es que hayamos llegado a los 199 años del nacimiento de Duarte, y que el 2013 se celebre el bicentenario de su nacimiento, y aún no se haya designado una Comisión Oficial para organizar las actividades de esa celebración patriótica e histórica.

Ojalá, es nuestro deseo, que el presidente de la República, Leonel Fernández, despierte del letargo y anuncie la creación de esa Comisión.

Por respeto a Duarte debió designarse esa Comisión hace dos o tres años. Para que pudiesen promoverse con tiempo nuevas investigaciones, publicaciones, exposiciones pictóricas, actividades culturales, musicales, educativas, debates y tantas otras tareas necesarias, que no se queden las actividades solamente en un acto social con dos discursos politiqueros.

Sudamérica celebró en grande el bicentenario de su independencia. En todos los países se crearon comisiones de trabajo. México celebró recientemente en centenario del nacimiento del comediante Cantinflas y dos años antes el presidente Felipe Calderón creó una comisión para esa celebración. Salvando las distancias, ¿por qué en la República Dominicana se sigue la tradición de la mezquindad con Duarte?

Duarte murió en Venezuela, olvidado, pateado, en la miseria, luego de haber entregado todos sus bienes a la causa de la República, incluyendo los bienes de su familia. Duarte no fue reconocido oficialmente como padre de la Patria hasta 1891, cuando Lilís lo hizo, pero a condición de que se le anexaran dos patricios más: Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella. Por eso somos uno de los pocos países en el mundo que en vez de uno tiene tres padres de la patria.

Cuando República Dominicana recibió los restos de Duarte apenas lo celebró la Ciudad de Santo Domingo, el ayuntamiento de la ciudad, y no el gobierno central. El presidente de la República ni asistió a este acto.

Cuando se emitió el peso dominicano, como moneda, la imagen más destacada no fue la de Duarte, sino la de los tres padres de la patria, y la que más se lució fue la del dictador Trujillo, “padre de la Patria Nueva” y “Padre de la Independencia Económica”.Casa donde nació Juan Pablo Duarte el 26 de enero de 1813

No existe ni siquiera una iconografía oficial del patricio. Nadie se ha ocupado de hacer justicia. El Instituto Duartiano ha realizado algún esfuerzo, pero carece de recursos y sus miembros no tienen ninguna influencia. Aunque la Comisión de Efemérides Patrias la preside un duartista, Juan Daniel Balcácer, no se destaca precisamente por resaltar la figura del primero, del más pulcro, del más honesto, del más sacrificado, del principal padre de la Patria.

¿Por qué razón el presidente ha esperado tanto tiempo para designar, por decreto, a los miembros de la Comisión para la Celebración del Bicentenario del Padre de la Patria? ¿Qué espera el doctor Fernández para hacer ese anuncio? ¿Cuáles razones le impiden poner a los historiadores, a la Academia Dominicana de la Historia, al Instituto Duartiano, al director del Archivo General de la Nación y a historiadores independientes a trabajar las actividades para exaltar a Duarte?

¿No es Duarte la figura histórica más señera de la historia dominicana? ¿No merece Duarte el reconocimiento de los dominicanos? ¿Tenía Joaquín Balaguer más amor por el padre de la Patria y más visión que Leonel Fernández? ¿Será que la conmemoración del centenario de la muerte de Juan Pablo Duarte, en 1976, cuando se hizo un trabajo que se dejó sentir en todo el territorio nacional, terminará por superar la celebración del bicentenario de su nacimiento? ¿Nos olvidamos que la celebración del centenario del nacimiento de Duarte, en 1913, no fue tal?

Juan Pablo Duarte es fuerte por su debilidad. Fue zarandeado por los restauradores, despreciado en sus múltiples intentos de seguir contribuyendo con la dominicanidad. Fue inscrito en un proceso electoral en 1865 y apenas obtuvo tres votos. Pero Duarte fue el único de los Trinitarios que mantuvo viva la idea de la creación de una república independiente. Todos los demás flaquearon, menos él. Cuando faltaron armas para la guerra dispuso de los bienes de su familia, para luego compensar a sus hermanos. No hay dudas de que Juan Pablo Duarte es el más insigne de todos, y el indiscutible Padre de la Patria.

A tan pocos meses del bicentenario de su nacimiento, Juan Pablo Duarte sigue en el olvido. Es lamentable que así sea, aunque este jueves el presidente anuncie la creación de la Comisión que organice las actividades para su celebración. Es corto el tiempo y es inmerecida la premura con que lo haría. Y uno se pregunta ¿por qué….?