El pasado lunes 2 de noviembre el Ministerio de Educación de la República Dominicana-MINERD-, hizo pública una información que ha sido motivo de gran alarma : 3 de cada 10 profesionales graduados aspirantes a maestros reprobaron el examen de admisión.

Si se toma en cuenta que a la convocatoria respondieron 49,728 postulantes, de los cuales fueron validados 40, 842 y que de los validados solo se presentaron 36,884 realmente los que  calificaron son  aproximadamente  2 de 10.

El justificado motivo de alarma es que el Estado dominicano está haciendo la más grande inversión en formación de maestros y maestras de toda la historia nacional; y es una inversión  que ha ido creciendo con el tiempo.

En el presupuesto del MINERD  del presente año en la sección de Formación y Profesionalización de Maestros, se dedica 2 mil 972 millones 954 mil 769 pesos (RD$ 2, 972, 954,769). De ese monto 1 mil 157 millones 171 mil 625 pesos (RD$ 1, 157, 171,625) están destinados a la Formación Profesional, a partir de lo cual se paga a las universidades por  la matrícula de los becados.

Lo anterior significa, visto a partir de la alarmante reprobación en los exámenes de admisión, que se ha estado botando, sí botando, miles de millones de pesos. De ahí las primeras alarmas de las autoridades de educación y junto a ellos de toda la nación dominicana. Para que se tenga una idea aún más clara de la tan alta suma que simplemente se pierde en formación docente es superior al presupuesto asignado a varios ministerios   y tómese en cuenta que es sólo lo de MINERD.

Si se analiza detenidamente la variable histórica de desatención al prioritario sector educativo, y particularmente del magisterio nacional sometido por décadas a la  indigencia y que desmotivaba a cualquier joven de talento a seguir la Carrera de Educación, se verán claramente las principales causas en el tiempo  de este verdadero desastre nacional. En cuanto a los años más recientes y habiendo logrado innegables avances en la dignificación de la maestra y el maestro dominicano, responde a la necesidad, hoy urgente, de cambiar radicalmente los enfoques y criterios a partir de los cuales se diseña y desarrolla la Carrera de Educación en la República Dominicana.

Desde una perspectiva multidisciplinaria y en un proceso requerido de mucha creatividad y rigor científico, es posible lograr que los egresados de la Carrera de Educación estén entre los profesionales más competentes del país, de gran impacto en la calidad de la educación.  La solución no es  “importar profesores”.