Moscú, 20 oct (EFE/ Virginia Hebrero).- La previsible bancarrota de Transaero, la segunda aerolínea de Rusia, después de que el Gobierno renunciara a salvarla, ha sumido en la incertidumbre a acreedores, pasajeros y trabajadores de esta compañía privada creada en los estertores de la Unión Soviética.

Hace unos días, Biblio Globus suspendió temporalmente la venta de paquetes a Egipto y República Dominicana, pero tras firmar un acuerdo con Aeroflot, que aceptó trasladar a los clientes de Transaero a esos destinos, reanudó su comercialización.

"De todos los circuitos que tenemos vendidos, el 80 por ciento son a Egipto y República Dominicana y a esos dos destinos el transporte está garantizado", aseguró hoy Tugolukov.

Considerada hasta hace poco un ejemplo de crecimiento empresarial, la principal competidora de la estatal Aeroflot comenzó a decaer en los últimos años con la recesión y la devaluación en picado del rublo, que redujeron la demanda de viajes al exterior y encarecieron los acuerdos de leasing, normalmente denominados en dólares.

El pasado 1 de septiembre, Aeroflot anunciaba su intención de absorber Transaero mediante la compra del 75 % de sus acciones por el precio simbólico de 1 rublo, pero la operación se frustró enseguida mientras distintas fuentes gubernamentales comenzaban a inclinarse por la bancarrota.

"No hay posibilidad de salvarla, y no queremos. ¿Para qué? Tienen todo el parque (de aviones) en régimen de leasing, eso se paga en divisas", reconoció recientemente una alta fuente oficial a un grupo de periodistas, entre ellos Efe.

"Con esa deuda multimillonaria no podemos hacer nada", insistió, en referencia a los 250.000 millones de rublos (4.000 millones de dólares) que debe la compañía.

Según la agencia Tass, algo más de la mitad de esa cantidad corresponde a las obligaciones de leasing de los aparatos, otros 20.000 millones de rublos (325 millones de dólares) los debe a aeropuertos y empresas petroleras, y el resto son créditos de los principales bancos rusos.

Desde el 1 de octubre y abortada la operación de salvamento, Transaero empezó a suspender vuelos, dejó de vender y la compañía fue eliminada de los sistemas de reservas globales.

Aeroflot y otras aerolíneas rusas se han comprometido a hacerse cargo de los pasajeros de Transaero con billetes hasta el 15 de diciembre, mientras los operadores de turismo y los acreedores aguardan expectantes la anunciada bancarrota.

Una de las agencias de turismo, Biblio Globus, anunció hoy que en la próxima semana planea devolver a sus clientes que compraron tours con vuelos de Transaero 300 millones de rublos (4,9 millones de dólares) ante la imposibilidad de cubrir sus traslados.

"Esperamos devolver a lo largo de la próxima semana 300.000 millones de rublos", dijo su director ejecutivo, Alexandr Tugolukov, que añadió que eso afecta a "varios miles" de clientes que compraron el 20 por ciento de los paquetes vendidos, unos 200.000 en total.

Respecto a los acreedores, dos de los grandes bancos rusos, Sberbank y VTB, se desmarcaron enseguida de los intentos de otros de buscar alguna alternativa a la quiebra, mientras empresarios como Mijail Prójorov, principal accionista del banco "Club financiero internacional", acusan al Gobierno de comportarse en este asunto como "un tiburón ciego".

"El principio básico en condiciones de crisis en un sistema de mercado es: actúa ahora pero piensa en el futuro. Pero no aquí…", lamentó el empresario, para quien con la bancarrota de Transaero "ganará Aeroflot y perderán todos los demás".

Las demandas de acreedores empiezan a fluir y solo en la última semana han anunciado que se querellarán la agencia comercial del aeropuerto Domodédovo de Moscú, una operadora del Púlkovo de San Petersburgo y una subsidiaria de una empresa de leasing en Voronezh.

Aeroflot ha anunciado que intentará contratar a algo más de la mitad de los 11.000 empleados de Transaero, y el Gobierno no ha ahorrado críticas hacia la estrategia de crecimiento de la aerolínea.

El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, achacó la mala situación financiera de la compañía a su excesiva ambición.

"Tienen una flota excesiva. Compraron demasiados aviones cuando les iba bien y en eso les fallaron las cuentas", señaló el jefe del Gobierno.

En plena expansión, que le llevo en 2013 a ser líder en crecimiento del tráfico de pasajeros en Rusia, la compañía anunció hace dos años la compra de cuatro Airbus A-380, el mayor avión de pasajeros del mundo, que iba a destinar a las rutas más populares entre los rusos, entre ellas las que unen Moscú con Barcelona y con la República Dominicana.

Transaero llegó a tener vuelos durante la temporada de verano desde 13 ciudades rusas a cinco españolas: Madrid, Barcelona, Alicante, Málaga y Tenerife.

En Latinoamérica volaban, además de a República Dominicana, a Cáncún (México) y Varadero (Cuba), y en 2013 no descartaban añadir otros destinos. EFE