SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los analistas de The Economist, consideraron que pese al crecimiento económico en la última década en la República Dominicana, con un aumento del PIB en un promedio del 5.1% en 2013, los niveles de desempleo continúan siendo altos, un poco más, incluso, que el 2012.

Según el análisis de The Economist, la tasa de desempleo fue del 15% en 2013, frente al 14.7% en 2012, según los datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD, el Banco Central.

En el informe se resalta que el alto desempleo en el sector formal ha llevado a un aumento de la informalidad. En 2013, había un estimado de 2,3 millones de puestos de trabajo informales, o el 56% de la fuerza laboral, según datos del Banco Central.

A continuación el informe de los analistas de The Economist

Foto: Orlando Ramos/Acento.com.do

Entorpecido por resultados educativos deficientes, baja productividad y capacitación técnica insuficiente, los indicadores del mercado de trabajo son consistentemente débiles en la República Dominicana. Aunque el país ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico en la última década con un aumento del PIB en un promedio del 5.1% en 2013, esto no se ha traducido en una creación de empleo significativa, y la pobreza aún se mantiene muy extendida. Por otra parte, el sector informal es muy grande, se estima que representa más de la mitad de la población trabajadora. Esto inhibe aún más la productividad y la competitividad económica.

La política del Gobierno está siendo orientada por una ley de estrategia nacional que incluye reformas del mercado laboral, así como una revisión de los sectores de la educación y fiscal. Danilo Medina, el presidente, ha fijado el objetivo de crear 400,000 nuevos puestos de trabajo antes de que termine su mandato de cuatro años, en 2016. Además, ha impulsado varias reformas, entre ellas, programas de formación de los trabajadores y de alfabetización, así como las revisiones al Código de Trabajo. También ha introducido medidas de apoyo a las empresas pequeñas y medianas (PYME) para integrarlas en el sector formal.

El desempleo sigue siendo obstinadamente elevado

La tasa de desempleo fue del 15% en 2013, frente al 14.7% en 2012, según los datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD, el Banco Central). El desempleo promedió 15.6% del 2000 al 2013, habiendo alcanzado un máximo histórico de 17% en 2003, cuando el país sufrió una profunda crisis financiera y la economía se contrajo.

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Los datos del BCRD revelan que la población desempleada es joven. En 2013, el 92% de los desempleados tenían entre 15 y 49 años de edad y 31.4% tenían entre 15 y 24 años. La mano de obra también es comparativamente sin educación, lo que contribuye a baja productividad y bajos salarios. La proporción de trabajadores con educación primaria fue de 34.9%; sólo el 31.4% eran graduados de escuela secundaria, y sólo el 22.4% tienen títulos universitarios

La creación de empleo en los últimos años ha cambiado a medida que la economía se ha vuelto más orientada a los servicios, y el comercio, los servicios financiero y bancario, y las actividades turísticas han crecido. Como resultado, el año pasado alrededor de 62% de los empleos totales se concentraba en los sectores de servicios, en contraposición a la industria manufacturera (9.8%), la construcción (5.6%) y la agricultura (14.2%). Sin embargo, esto también revela que los sectores que han registrado algunos de los crecimientos más fuertes en los últimos años, como la minería (0.3% del total de empleos), no están generando ganancias sólidas en el empleo. El Gobierno es el mayor empleador, lo que representa casi el 5% de todos los trabajadores.

Las pequeñas y medianas empresas tienden a ser informales

El alto desempleo en el sector formal ha llevado a un aumento de la informalidad. En 2013, había un estimado de 2,3 millones de puestos de trabajo informales, o el 56% de la fuerza laboral, de acuerdo con el BCRD. Una gran proporción del sector informal trabajó en empresas pequeñas y medianas, que son a todas luces las principales fuentes de creación de empleo en la República Dominicana.

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Las PYME dominicanas son propensas a la informalidad, debido al alto costo de establecer una empresa y una mala aplicación general de las leyes fiscales. Hay entre 650,000 y 1,5 millones de estas empresas en el país, y sólo alrededor del 7.5% forman parte del sector formal, de acuerdo con un grupo de expertos locales, Fondomicro.

Una encuesta publicada en abril de 2014 por una universidad local, el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, encontró que sólo el 59% de las 406 PYME encuestadas en las dos principales ciudades, Santo Domingo y Santiago, en septiembre de 2013 emitieron los ingresos fiscales, y el 37.6% no suele declarar generalmente declarar sus ventas a las autoridades fiscales. Además, sólo el 7% de las empresas dijeron que eran proveedores del gobierno (aunque el gobierno ha establecido una cuota del 30% para sus compras a las PYME), y el 69.6% dijo que no tenían acceso a financiación adecuada para sus negocios.

El estudio también encontró que la mayoría de las PYME son microempresas (empresas de cinco o menos personas), que son aún más propensas a la informalidad, pagan los salarios más bajos y niegan los beneficios de salud o de pensiones a sus empleados. Además, el estudio reveló que estas empresas eran más inclinadas a cometer fraude eléctrico, contribuyendo aún más a la cultura del no pago de los servicios de energía, uno de los principales problemas que aquejan al sistema eléctrico ineficiente y caro del país.

Vienen cambios en el código laboral

El presidente Medina se ha comprometido a adoptar políticas para abordar el desempleo y la baja productividad de los trabajadores, y para reducir la informalidad. También ha propuesto reformas al Código de Trabajo, que se incluyeron en un proyecto de ley elaborado a finales de marzo tras una serie de reuniones con representantes empresariales y sindicales. Las principales revisiones del código incluyen el esquema de despido, el cual representantes de las empresas están tratando de frenar, y la distribución de trabajo-hora para los empleados. Las propuestas también buscan condiciones más flexibles y límites de tiempo, tanto para los empleadores como los empleados, para hacer más eficientes los litigios relacionados con el trabajo.

Sin embargo, algunos elementos de la propuesta han recibido la oposición de un bloque representativo de los sindicatos, lo que podría dar lugar a retrasos en su aprobación. Sin embargo, dada la posición dominante del gobernante Partido de la Liberación Dominicana en el Congreso, es probable que gran parte del proyecto de la ley laboral sea aprobada.

Este será un primer paso hacia la reducción de la informalidad, pero se necesitarán reformas más profundas en el mercado laboral y en el sistema educativo. Habrá mejoras modestas en el capital humano en la medida que el gobierno de Medina incremente el gasto en educación y siga financiando los programas de transferencia de efectivo (Solidaridad y Progresando), que estimulan la asistencia de los pobres ala escuela. Sin embargo, en el mediano plazo, es probable que el mercado laboral siga estando definido por los bajos niveles de cualificación, una relación productividad / coste mala, alto desempleo y un sector informal grande.

El aumento de la competencia amenaza a la industria nacional

Los productores y exportadores dominicanos se están preparando para los nuevos retos competitivos en 2015, derivados de la elevación prevista de los aranceles de importación entre los miembros del Tratado de Libre Comercio República Dominicana-América Central (DR-CAFTA) el 1 de enero. Bajo los términos del acuerdo, para esa fecha el 97% de los productos industriales y de consumo estarán libres de impuestos.

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El DR-CAFTA fue firmado por los EE.UU., Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana en 2004, y entró en vigor para la República Dominicana en 2007. El acuerdo preveía una eliminación gradual de los aranceles, con el grueso de los bienes de consumo e industriales libres de impuestos inmediatamente después de la entrada en vigor, y la eliminación de los aranceles restantes durante los 15 años siguientes. El 1 de enero de 2015, 1,018 líneas arancelarias adicionales (962 productos), la mayoría de ellos para los productos manufacturados, quedarán libres de impuestos; incluyen cerámicas, cemento, productos químicos, productos metálicos y tabaco, entre otros.

Desde su entrada en vigor, el acuerdo ha reforzado los lazos comerciales y de inversión entre los países miembros. En 2013, el resto de los países del DR-CAFTA, incluyendo los EE.UU., representaron el 69% del total de las exportaciones dominicanas (EE.UU. representaron el 51%), según datos del Ministerio de Industria y Comercio. También ha llevado a una mayor la transparencia y la eficiencia en todos los procedimientos aduaneros, medidas sanitarias, fitosanitarias y de adquisiciones. Además, ha reforzado las entradas de inversión extranjera directa (IED).

Persisten los obstáculos a la competitividad

Sin embargo, los productores dominicanos se mantienen en una situación de desventaja con respecto a algunos de sus socios comerciales. Los ingresos dominicanos por exportaciones han estado aumentando, como resultado del crecimiento de las exportaciones de minerales ‒que han sustituido al azúcar, el café y el tabaco como principal producto de exportación del país‒ y también debido a un reciente aumento de la demanda externa de productos manufacturados procedentes de las zonas de libre comercio del país (ZF o zonas francas).

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Sin embargo, la mayoría de los exportadores dominicanos enfrentan obstáculos a su competitividad. Entre estos, un suministro caro e insuficiente de la electricidad (con costos de electricidad estimados en el doble de los de otros países del DR-CAFTA), inadecuado transporte terrestre y carreteras, y la escasa educación y formación técnica.

Por otra parte, las pequeñas y medianas empresas (PYME), que son los principales generadores de empleo del país, operan en gran medida fuera del mercado formal y no tienen acceso a la financiación regular. Los obstáculos en la oficina local de aduanas son muy comunes, y la mano de obra y otras disposiciones no están actualizadas.

Todos estos factores elevan los costos relativos de los productores dominicanos, y harán que sea más difícil para ellos competir con los productores centroamericanos de menor costo en el mercado interno dominicano, así como en los mercados de exportación del DR-CAFTA una vez que desaparezcan los aranceles en el bloque comercial. Los fabricantes dominicanos están, por lo tanto, en riesgo de perder empleos en la manufactura y la cuota de mercado, a menos que puedan adaptarse mediante el aumento de su propia productividad y ventajas competitivas.

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Con este fin, a principios de mayo, los representantes de los sectores industriales y de zonas francas del país apelaron al Gobierno y la legislatura para implementar reformas con el fin de incrementar la competitividad, incluyendo la introducción de incentivos fiscales y mejores oportunidades de financiación. El gobierno del presidente Danilo Medina tiene propuesta, o ya está poniendo en práctica, las reformas al sistema educativo y regulaciones laborales, con el objetivo de mejorar a largo plazo la competitividad de la economía dominicana. También está prestando un mayor apoyo financiero y de otro tipo a las PYME.

Asimismo, el Ministerio de Industria y Comercio anunció recientemente una Estrategia de DR-CAFTA 2015, que aboga por los programas de formación, talleres y otras medidas de apoyo a los exportadores. No obstante, el gobierno aún no ha propuesto un plan integral para ayudar al sector.

Ilustrando el dilema, la República Dominicana clasificó en el lugar 105 en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial para el 2013-14. A la mayoría de los demás países DRCAFTA les fue mejor: Costa Rica, en el lugar 54; en el 86 Guatemala, El Salvador y Nicaragua 97 y 99. Sólo Honduras, en el número 111, calificó en un puesto pero que la República Dominicana entre los países del DR-CAFTA.

Impacto en cuentas comerciales y fiscales

Los recortes arancelarios de importación probablemente aumentarán las importaciones en los años por venir, y compensar el impacto de esto sobre las cuentas externas del país requerirá la implementación de reformas para impulsar la competitividad de los productores y exportadores dominicanos. A pesar de esto, la balanza comercial y de cuenta corriente del país es probable que siga mejorando en el corto plazo, debido principalmente a los aumentos esperados en las exportaciones de oro (la grande y nueva mina de Pueblo Viejo entró en producción comercial en 2013, y se espera que la producción continúe creciendo).

Mientras tanto, el Gobierno se enfrenta a su propio desafío en 2015, cuando la eliminación de los aranceles para las importaciones procedentes de los países miembros del DR-CAFTA se lleven una tajada de la renta aduanera. Las autoridades pudieran perder ingresos fiscales adicionales cuando se eliminan puestos de trabajo y las empresas sufran o desaparezcan debido a la nueva competencia de las importaciones. Esto podría resultar en la necesidad de reformas fiscales, en la forma de impuestos más altos en otras áreas para compensar flujos más bajos.