Uno de los peligros mayores que enfrenta la economía global hoy día es la posibilidad de que pudiera coincidir un Momento Minsky con gobiernos populistas, en muchas de las economías más importantes. El último Momento Minsky que hemos experimentado, en la historia reciente, fue en Septiembre 10 del 2008 cuando el Down Jones cayó más de mil puntos en cuestión de horas. McCulley, unos de los administradores de fondos más reconocidos de Estados Unidos, acuño este término para explicar el colapso del precio de los activos cuando la fuente de crédito que los está financiando deja de existir. Esta situación obliga los tenedores a vender dichos activos para poder pagar los crédito no renovados. Mientras más activos venden, mas caen los precios y mayores son las perdidas.
A raíz de la crisis financiera del 2008, los Bancos Centrales de las cinco economías más grandes del planeta han quintuplicado sus balances. En el 2010 el laureado premio Nobel, Paul Krugman, publicó un estudio donde asocia la posibilidad de un Momento Minsky con el evento en que los Bancos Centrales decidan desapalancar sus balances. Como consecuencia de la crisis financiera del 2008, la geopolítica se ha modificado de tal forma, que las dos fuerzas que contienden el poder de las economías más importantes no son los tradicionales izquierda y derecha, sino más bien, los que defienden las economías abiertas contra los demagogos populistas.
Tal como lo pronostico Stephan Shakespeare en el 2005, las sociedades se están dividiendo entre las que construyen puentes y las que destruyen puentes. Esto no es difícil de explicar viendo las estadísticas; entre el 2005 y el 2016, el 75% de los ciudadanos que habitan países miembros de la OECD vieron su salario real disminuir. Esto se compara muy desfavorablemente con el periodo entre el 1993 al 2004, cuando solo un 2% vio su salario real disminuir.
Si bien es cierto que la globalización ha hecho que el pastel sea más grande para todos, no menos verdadero es que la distribución ha sido muy desigual. En el caso europeo, los Alemanes se han llevado el 90% de la riqueza nueva que se ha creado dentro de la Unión Europa continental. Mientras que en Estados Unidos y el Reino Unido, el 1% de la población se han quedado con el 90% de la riqueza nueva que se ha creado. Esta situación explica el por qué tantos países han o están a punto de seleccionar un gobierno populista. Dentro de los países que ya han seleccionado se encuentran; Grecia, Inglaterra, Filipinas, Austria, Polonia, Hungría, Rusia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua. Dentro de los países en los que tienen candidato populista, entre los que tienen más oportunidad de gobernar están; Estados Unidos, Suecia, Italia, Francia, España y Alemania, para citar los más importantes.
Los partidos populistas más allá de que se denominen como de izquierda o derecha, que en su mayoría, presentan una plataforma súper nacionalista, contra la inmigración, en contra de los tratados de libre comercio como NAFTA, Unión Europea o Trans Pasific Parnership. A propósito de la subida al gobierno o de la posibilidad de subida a gobierno el Centro de Inteligencia del Ejército Estadounidense público un estudio llamado, “Las Implicaciones Estratégicas de la Subida de Gobiernos Populistas en Europa y Sur America”, publicado en el 2005. En el cual se resaltan los potenciales inconvenientes que podría tener los Estados Unidos en defender el orden mundial que se creó después de la Segunda Guerra Mundial y la caída del muro de Berlin. Lo que este estudio nunca previo, es que once años después fuese un candidato presidencial estadounidense el que estuviera dando discursos populistas en contra del orden mundial construido por su propio país. Amenazando por igual a sus principales socios estratégicos ya sea; con construir un muro en la frontera, no honrar el Artículo 5 de los Estatutos OTAN, romper con la OECD, romper con NAFTA, etc.
Todo el que sabe una pizca de historia podrá recordar lo que pasó a principio del siglo veinte cuando fue la última vez que un Momento Minsky coincidió con gobiernos populistas en Europa; la Primera y Segunda Guerra Mundial. ¿Será que los líderes políticos y empresariales se quedaran de brazos cruzados y permitirán que algo así pueda volver a ocurrir?