WASHINGTON, Estados Unidos (EFE).- La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, considerada la principal figura en la izquierda del Partido Demócrata, criticó este miércoles que "la recuperación económica en Estados Unidos funciona para el 10 % de los ciudadanos", los de mayor renta.
Al enumerar la reciente mejoría de los datos macroeconómicos, Warren puso en entredicho que la recuperación esté beneficiando a las clases medias y las clases trabajadoras.
"Si trabajas en Wal-Mart y tu sueldo es tan bajo que todavía necesitas cupones de comida para llevar comida a tu mesa, de qué sirve que los accionistas cuenten con más dinero o un repunte en el Producto Interior Bruto (PIB)", aseguró la senadora en una conferencia sobre la necesidad de subir el salario mínimo que pronunció en la Gallaudet University.
La Administración estadounidense del presidente Barack Obama ha defendido la progresiva mejoría económica apuntando a la reducción del índice de desempleo al 5,8 %, el nivel más bajo desde el estallido de la crisis financiera de 2008; y la sostenida expansión de la actividad económica.
"Pese a estos números brillantes, la clase media en Estados Unidos sufre graves problemas", agregó.
Warren, de 65 años y que fue profesora en Harvard, es una de las personalidades emergentes en el ala más liberal del Partido Demócrata, donde algunos sectores barajan la idea de que pueda presentarse como alternativa a Hillary Clinton en la carrera por la candidatura presidencial demócrata para 2016.
Por ahora, sin embargo, ha rechazado que vaya a entrar en la carrera electoral por la Casa Blanca.
Asimismo, la senadora por Massachusetts lamentó "los cambios estructurales sufridos en las últimas tres décadas en el país que han provocado que las clases trabajadoras no hayan sido partícipes del crecimiento acumulado". Como responsables, Warren apuntó a "gran parte del partido republicano, y para ser honestos, a demasiados demócratas, que subrayaron los males del gran gobierno y defendieron la desregulación".
En la conferencia, organizada por la principal asociación sindical de Estados Unidos, la AFL-CIO, también participó el secretario de Trabajo, Thomas Perez, quien defendió la necesidad de un alza del salario mínimo como una "exigencia moral".