SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La afluencia masiva de productos que ingresarán progresivamente al mercado local exentos de aranceles, en virtud de la apertura comercial, apunta a poner en aprietos a importantes segmentos del agro y la industria nacional.
En opinión del economista José Luis de Ramón, para afrontar los retos que plantea el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA, en inglés), República Dominicana tiene que abocarse a definir políticas puntuales, sectoriales, para mejorar la competitividad de los sectores vulnerables.
“El tema de la competitividad va a pasar de ser un problema importante a uno urgente, y es ahí donde no tenemos que llegar; que no nos agarren en una posición donde el país enfrente una oleada de importaciones que no la podamos manejar, y tengamos que tener ajustes grandes en la economía, que no es lo conveniente”, dijo De Ramón, socio-director de la firma consultora Deloitte-RD.
Indicó que ese escenario planeta el reto de implementar “políticas sectoriales específicas para aquellos sectores que van a tener que competir (…)” con las importaciones estadounidenses y centroamericanas.
“Todos los sectores básicos: agricultura, industria para el mercado local van a sufrir mucho y probablemente seríamos más competitivos si nos preparamos a tiempo”, expuso De Ramón al periódico Acento, en el marco del II Foro Objetivo País que celebraron este jueves la Cámara Americana de Comercio y la consultora Deloitte.
Tasa de cambio y competitividad
Asimismo, “como política macro, deberíamos ponernos en un punto donde la devaluación estuviera por encima de la inflación”, explicó De Ramón.
Señaló que “la política de la tasa de cambio ha hecho que la empresa dominicana haya perdido capacidad de competir, y por eso tenemos déficit comercial con todos los países de la región, lo que se va a ir agudizando”.
Otro factor negativo es que el Estado continúe endeudándose para cubrir el déficit de las finanzas públicas. “Estamos financiando nuestro déficit fiscal y cuasi fiscal gracias al endeudamiento público; o sea, el Gobierno se está endeudando para que podamos consumir en el sector privado, eso no es razonable, y por eso es que ha sostenido una tasa de cambio muy estable, en un ambiente en que estamos reduciendo los aranceles”, afirmó.
Recordó que a finales de la década del 90 el aporte al PIB (Producto Interno Bruto) del sector industrial rondaba el 34%, y en la actualidad es de un 25%. “Eso implica que nuestro crecimiento está siendo en base al consumo de bienes importados”, puntualizó el economista.