SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El mercado de la vivienda debe ser considerado en los planes de recuperación económica, porque mejora la calidad de vida de los hogares de bajo ingresos y ayuda a disminuir la propagación del COVID-19.
Así lo asegura Hábitat para la Humanidad Internacional en su informe “Cornerstone of Recovery” en el cual la organización refleja la contribución de la vivienda en el Producto Interno Bruto (PIB) mediante un estudio en 11 países.
Sostiene que los países subestiman la contribución de la vivienda al PIB y la reactivación económica por medio de ese sector proporcionaría mejoras en las condiciones de los hogares y en la salud de las comunidades durante la pandemia.
Según el informe, en los países se tiende a desestimar el componente general de servicios de vivienda, que incluye costos de alquiler, mantenimiento y servicios públicos, así como el valor equivalente asignado de alquiler de viviendas ocupadas por sus propietarios.
Como resultado, la vivienda contribuye más de lo esperado al PIB de las economías, con un promedio del 13,1 % del PIB en los países del informe, a la par de otros sectores como el de manufactura, que suele atraer mucha más atención en los planes de recuperación económica.
“Los datos del mercado de la vivienda en el PIB en los países de ingreso bajo a medio suelen estar incompletos o ser inexactos. Los esfuerzos por medir la contribución de este sector a la economía se han centrado principalmente en los países desarrollados”, asegura Ernesto Castro-García, vicepresidente de área para América Latina y Caribe, en Hábitat para la Humanidad Internacional.
En una nota de prensa donde se dio a conocer los detalles del informe, Castro García, dijo, además, que es probable que la vivienda informal y los servicios de vivienda estén desestimados o del todo no se incluyan en los balances nacionales. Aseguró que la vivienda informal podría contribuir entre un 1,5 % y 2,8 % adicional al PIB, si se contabiliza adecuadamente.
Según el informe, con solo contabilizar el 50 % del sector informal, se estaría aumentando la contribución de la vivienda al PIB del 13,1 % al 14,6 % en promedio.
Los datos fueron dados a conocer por motivo de la conmemoración del Día Mundial del Hábitat, asignado el primer lunes de cada octubre por la las Naciones Unidas.
El informe indica, además, según datos de la CEPAL, en América Latina y el Caribe, casi 100 millones de personas (21 % de la población urbana) vive en pobreza, en viviendas no adecuadas o asentamientos, con poco acceso a agua potable y saneamiento.
En tanto que, en República Dominicana, cifras del PNUD (2010) revelan que el déficit de vivienda supera los 2 millones.
Si bien las intervenciones en el sector de la vivienda pueden producir grandes efectos de estímulo económico y mejorarían las condiciones de salud de las familias, los gobiernos no las utilizan de manera prominente. Prueba de ello es que de los 196 países con respuestas económicas ante el COVID-19 analizadas por el Fondo Monetario Internacional, solo 22 naciones incluyeron explícitamente iniciativas de vivienda.
“El mercado de la vivienda debe formar parte de los planes de recuperación económica de los países. Ya es conocido que las inversiones en vivienda saludable y segura tienen mayores beneficios que los esperados: crean empleo, generan ingresos y, en particular en esta época de pandemia, ayudarían a evitar el hacinamiento que hace que las comunidades sean más vulnerables ante el virus. Nuestro país debe revisar e incluir en el plan de reactivación económica el mercado de la vivienda”, afirma Cesarina Fabián, directora nacional de Hábitat para la Humanidad República Dominicana.
El informe recomienda impulsar políticas de estímulo que, en cooperación con los sectores internacionales y privados, se centren en las familias con ingreso medio y bajo y, a la vez, incluyan a los mercados formales e informales, a las viviendas de alquiler y a las organizaciones comunitarias.
Además, enfatizan acciones de corto plazo para poner a disposición terrenos adecuados para vivienda; abrir el acceso al financiamiento para desarrolladores, familias y propietarios; proporcionar subsidios equitativos a las familias; y ofrecer incentivos a entidades crediticias y constructores.