Buenos Aires, Argentina (EFE).- La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, afirmó hoy que la "corrupción" y la falta de "transparencia" es un problema fundamental de la pérdida de confianza en la democracia y las instituciones en América Latina, además de lastrar el crecimiento económico.
Durante un encuentro de expresidentes iberoamericanos, empresarios y académicos celebrado en Buenos Aires, Grynspan apuntó que "será difícil" conseguir "sociedades más prósperas" si no se restauran los vínculos entre "gobernantes y gobernados".
En concreto, se refirió a los datos del último Latinobarómetro, que reveló que América Latina es la región "más desconfiada del mundo" (ocho de cada diez habitantes confiesan que no confían en el otro).
Aunque no es el "único", "la corrupción y falta de transparencia" es un "problema central" en este asunto, consideró, durante su intervención en un panel titulado "La ética de las instituciones".
A esto se une que la sociedad actual es "mucho menos tolerante" con estos problemas y con la "desigualdad" y se ha vuelto mucho más activa, gracias en gran parte a los cambios tecnológicos.
"Es una sociedad con más voz pero también es una sociedad con más instrumentos. Un celular en manos de un ciudadano en este momento es un instrumento que posibilita documenta y probar actos de corrupción de los que antes no teníamos conocimiento. Esto ha hecho que la corrupción sea un acto mucho más visible", remarcó.
"En estos momentos de cambio, de mutaciones civilizatorias, reaparece la corrupción como un tema antiguo con las mismas características que tenía cuando aristóteles pensó el problema"
Además se mostró convencida de que la corrupción lastra el "crecimiento" económico a largo plazo, si bien puntualizó que a veces en el corto plazo los efectos no se notan, incluso al contrario.
Por ello hay que empezar a pensar que "el corto y el largo plazo empiezan al mismo tiempo" para que no ocurra que "uno se come la piña" pero es a "otro al que le duele la panza".
En un contexto de transformación de las sociedades, las instituciones no están cambiando a la misma velocidad para dar "respuestas", señaló, y el problema no es solo la corrupción financiera sino también el ejercicio sesgado del poder.
Hay, según Grynspan, una "percepción de los ciudadanos de que las decisiones del sistema político están sesgadas hacia grupos minoritarios de la sociedad.
"Los resultados de ese ejercicio son injustos y por tanto promueven desigualdades inaceptables", prosiguió.
En la lucha contra este problema, valoró los esfuerzos de cooperación latinoamericana que se han dado recientemente, como el intercambio de experiencias realizado en el marco de la Convención Interamericana contra la Corrupción.
En el panel, moderado por el exministro de Justicia español Alberto Ruiz-Gallardón, Grynspan estuvo acompañada por el politólogo argentino Natalio Botana, quien alertó de que la corrupción puede dar lugar a una reacción "jacobina".
"En estos momentos de cambio, de mutaciones civilizatorias, reaparece la corrupción como un tema antiguo con las mismas características que tenía cuando aristóteles pensó el problema", expuso.
"Se ha transformado en un actor político (…). Afecta directamente a la crisis de las élites, la crisis de la mediación de las democracias representativas", indicó el politólogo.
Anteriormente, en la introducción del tema, Ruiz-Gallardón había repasado como los problemas de representación y desafección ciudadana están en el origen de fenómenos como el de Donald Trump en Estados Unidos o el de Marine Le Pen en Francia.
"El motor en estos momentos del movimiento antiliberal-populista es negativo, no es proactivo, es en contra de las élites", subrayó.
En este encuentro, organizado por la fundación Círculo de Montevideo y el grupo empresario argentino Werthein, participan, entre otros, los expresidentes Julio María Sanguinetti (Uruguay), Felipe González (España), Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y Ricardo Lagos (Chile).
Durante las dos jornadas de trabajo se debatieron temas como la revolución tecnológica, el auge del populismo en Europa y Estados Unidos, la situación enVenezuela, y las oportunidades que ofrece el escenario internacional actual para América Latina, especialmente si México, Argentina y Brasil logran una voz conjunta que represente a la región aprovechando su participación en el G20.
La conclusión estuvo encabezada por la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, quien insistió en la importancia de que la región piense soluciones colectivas para poder ofrecerse como "alternativa" al mundo. EFE