BARAHONA, República Dominicana.- Al recorrer la carretera, se evidencia los efectos de la sequía en la producción de plátanos que se cultivan en la provincia Barahona, la principal zona productora de ese fruto en el país.

Una tras otra, las fincas que hace poco más de dos años fueron el orgullo de sus propietarios, hoy sufren las inclemencias de la escasez de agua, lo que ha llevado a una merma en la cantidad de cargas que se produce en la región, llegando apenas a un 10 por ciento de la capacidad total.

Luis Enrique Cuevas López, quien es ingeniero agrónomo, habla sobre los estragos causados por la sequía en la finca que asesora, la cual ha dice, ha reducido en más de un 90 por ciento la capacidad de producción, pasando de un unas 130 cargas a tan solo siete cada 20 días.

“En esta finca nosotros percibíamos cada 20 días alrededor de 200 mil pesos, pero hemos llegado a un momento en el que apenas estamos cortando entre tres y seis cargas de plátanos”, lo que es lo mismo, al precio actual, unos 15 mil pesos por la carga máxima.

La escasez de agua en la región no solo ha afectado a los productores de plátano, sino que el consorcio azucarero refleja pérdidas de más de 15 millones de dólares. Las pérdidas económicas por parte de los productores no han podido ser cuantificadas.

El costo por carga, que equivale a 200 plátanos, es en la actualidad de 2,500 y 2,800 pesos, por lo que el precio por unidad, es de RD$ 12.50 y RD$ 14.

Tan solo el año pasado, el precio por carga al cual compraban los intermediarios era de 1,600 pesos. Lo poco que no devastó la sequía, lo hizo el paso de la tormenta Erika a finales de agosto.

Este incremento, explica, al producto llegar a manos del consumidor, lo hace a un precio de 20, 25 y 30 pesos, ya que el intermediario, además de un alza especulativa propia del mercado, debe calcular el costo de la inversión, pago de transporte y empleados, para obtener ganancia.

“No es verdad que el intermediario va a llegar a la Capital y te la va a vender –  la carga – en 2500 pesos. Producto de que no hay oferta, se supone que el precio debe incrementarse”, señala, por lo que entiende que el valor actual por unidad no es exagerado.

Sin embargo, productores y empleados como Luis Enrique, ven alejarse, con cada planta que se seca, la posibilidad de recuperar lo invertido, que en el caso de la finca que asesora, de unas 300 tareas, alcanza los tres millones de pesos.

Plátanos baratos, ¿pero a qué costo?

Por otra parte se encuentra el grito de los consumidores de plátanos, que ha incluso han convertido el fruto en las redes sociales en un artículo de lujo.

Tras el creativo reclamo – hecho en broma y en serio – el gobierno dominicano adoptó la medida de permitir la importación el fruto desde distintos países de producción bananera, una opción que ayudaría a suplir la demanda existente.

Esto, en conjunto a la recomendación de diversas organizaciones como el Instituto de Protección al Consumidor (Pro Consumidor), de sustituir el consumo de plátano por otras viandas, como la papa, provocó un descenso en la demanda del alimento y por ende en su precio, comercializándose actualmente hasta siete pesos menos que la semana anterior.

Sin embargo, la depreciación en el mercado del rubro agrícola se extiende como una sombra que perjudica aún más a los productores, esto debido a que podrían verse obligados a vender la carga a un precio más económico, sin posibilidad de recuperar las pérdidas y la inversión actual para lanzar la producción que se encuentra en proceso y que estaría lista entre noviembre y diciembre.

Sumado a esto, los productores deben enfrentar, además de la sequía, la escasez de luz solar durante el período más frío del año, dado que las plantas requieren un máximo de trece horas de luz al día para el desempeño óptimo, una situación que mermaría el cultivo.

En período de verano, una planta produce una hoja por semana, mientras que en invierno, se produce una hoja cada 15 días. La planta, para dar un racimo de plátanos que sea comercial debe tener entre siete u ocho hojas.

Debido a esta situación, Luis Enrique Cuevas López, sostiene que el Gobierno pudo haber ayudado a los productores a amortiguar los compromisos adoptados con entidades financieras – a una altísima tasa de interés en muchos casos – y de esa forma evitar que muchos tengan que irse a la quiebra, en lugar de permitir la importación del rubro.

Una posición que comparten Rafael Silvino Matos, presidente de la Junta de Regantes del Yaque del Sur y  Eric Rivero, presidente de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (CONFENAGRO).

Estos además advirtieron sobre los peligros de la importación respecto a las enfermedades como la sigatoka, una de las enfermedades fúngicas que atacan al banano. Este hongo ataca a las hojas y sin medidas de control, puede causar pérdidas de más de 50 por ciento en el rendimiento de la planta.

En septiembre de este año, el presidente Danilo Medina anunció el otorgamiento de financiamientos a parceleros del proyecto agrario AC-052 productores de plátanos de Vicente Noble, municipio de la provincia Barahona, que tendrán la oportunidad de incrementar la producción. Una colaboración que no ha sido extendida hacia los demás agricultores.

Sequía sobre sequía

Entre Bahoruco, Barahona e Independencia, existen unas 300 mil tareas de tierras afectadas por la sequía, pertenecientes a casi cuatro mil productores de plátano.

Estos, según Rafael Silvino Matos, se vieron afectados este año además de la sequía natural que se siente desde hace más de dos años, por la reparación de una de las compuertas y la elevación de los muros de la presa de Sabana Yegua, lo que hizo que fuera drenado el líquido, recrudeciendo la crisis de agua en la zona.

Por otra parte, denuncia que además de la sequía natural, las plantaciones de la región se ven amenazadas por la intención de productores de tomate de Azua, quienes están ejerciendo presión a las autoridades para favorecer el cultivo, reduciendo el flujo de agua que llega a Barahona.

Del una vez caudaloso río, los agricultores suplen la necesidad de agua a través de sistemas de bombeo. Mas la faena a veces resulta infructífera, debido a las constantes interrupciones eléctricas en la zona, particularmente en horario productivo, dejando las regolas a merced del polvo y la maleza.

Durante el recorrido se pudo observar una sola bomba del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) en funcionamiento, en las proximidades del río Yaque del Sur. Esta suple a medias los requerimientos del preciado líquido de agricultores de Palo Alto.

“Mayor será la crisis”, afirma Silvino sobre el supuesto propósito de beneficiar a los productores de tomate, perjudicando a los de plátanos. “El poco que tenemos es de lo que pudimos almacenar de la sequía, de modo que si se plantea la siembra de tomate en Azua, va a ser mayor la crisis”.

Advierte que el sector apenas se encuentra en proceso de recuperación gracias a las últimas lluvias, las que han permitido que el río Yaque del Sur recupere un poco de su flujo, por lo que aceptarse el reclamo del sector tomatero sería la ruina de la región.

Explica que existe una relación proporcional para la distribución del líquido, equivalente a un 33 % para azua y 66 % corresponde a Barahona, Independencia y Bahoruco.

El problema no sólo afecta a los productores. En la zona, el desempleo se ha triplicado, debido a la falta de producción. Consecuentemente, los robos y asaltos también han ido en aumento.

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