París, 22 feb (EFE/Enrique Rubio).- El secretario general de Amnistía Internacional (AI), Salil Shetty, consideró este miércoles que el presidente de EEUU, Donald Trump, tiene contrapesos en su país para que "prevalezca el sentido común", pero el problema es cómo sus políticas "alientan y legitiman" a líderes de países autoritarios.
En una entrevista con Efe en París, Shetty denunció que aunque "los tribunales y los medios de comunicación en EEUU están alerta", las iniciativas de Trump dan aliento y legitimidad a las de (Abdelfatah) Al Sisi en Egipto, (Recep Tayyip) Erdogan en Turquía o (Vladimir) Putin en Rusia, "y esa gente machaca a sus ciudadanos".
Amnistía Internacional difundió hoy en París su informe anual, en el que alertó de que la "política de demonización" se está imponiendo en el mundo, lo que provoca un retroceso general en los derechos humanos y una ausencia de reacción ante las atrocidades.
Para el secretario general de AI, 2016 estuvo marcado por dos hechos novedosos: que el abuso de derechos humanos habitual en países autoritarios se ha contagiado a otros con gobiernos elegidos democráticamente, y que este fenómeno ha comenzado a impregnar a los países más poderosos del mundo.
Citó los ejemplos de países como Filipinas, Hungría, Estados Unidos o el Reino Unido con el "brexit" como prueba de que el fenómeno debería ser "una llamada de atención para todo el mundo", y más en un momento en que las opciones ultranacionalistas y xenófobas tienen opciones de victoria en las elecciones de Francia u Holanda.
"Estos demagogos están abusando del enfado ciudadano y manipulándolo. Exacerban los sentimientos nacionalistas y hacen de los inmigrantes y los extranjeros chivos expiatorios, presentándolos como si ellos fuesen el problema y expulsarlos fuese la solución. Es ridículo", criticó.
A su juicio, los ciudadanos tienen buenas razones para estar enfadados, ya que sus líderes no han rendido cuentas, la desigualdad ha crecido masivamente y las instituciones, ya sean el Consejo de Seguridad de la ONU o los Gobiernos, están fracasando.
Una de las grandes preocupaciones de Amnistía es precisamente el arrastre que producen los nuevos liderazgos xenófobos sobre partidos que "normalmente eran pro derechos humanos, pero que se mueven cada vez más a posiciones contrarias, porque quieren sonar como Marine Le Pen o Geert Wilders", líderes ultraderechistas de Francia y Holanda.
"No hay término medio en los derechos humanos: o los apoyas o no, porque esos son los valores fundacionales de la Unión Europea. Cuando empiezas a ceder con la esperanza de conseguir más votos, ni ganarás las elecciones ni ganarás a tu país. Si tratas de parecerte a Wilders, la gente le votará a él, nunca vas a reemplazarlo", dijo.
Shetty también avisó de que medidas de excepción como la continuada prolongación del estado de emergencia decretado en Francia tras los atentados del 13 de noviembre de 2015 son "desproporcionadas".
"Hay que proteger a la gente, la amenaza es real, pero hace falta un equilibrio entre garantías constitucionales y necesidad de protección. Este tipo de legislación, hinchada solo para demostrar que has tomado medidas, no está vinculada con la efectividad", dijo, antes de compararlo con la reacción de seguridad en EEUU tras el 11-S.
Precisamente, situó en los atentados de aquel día de 2001 el comienzo de un "deterioro constante" de los derechos humanos en todo el mundo, que en los últimos cinco años, desde el estallido de la Primavera Árabe" he empeorado aun más.
La situación se ve especialmente en la ausencia de liderazgos. Pese a que los primeros ministros de Canadá, Justin Trudeau, o Alemania, Angela Merkel, "se han levantado en favor de unos valores, son pocos y están muy lejos entre ellos".
Pese a todo, no pierde la esperanza al ver la reacción ciudadana en la Marcha de las Mujeres contra Trump en EEUU, o los movimientos populares en Venezuela o en Burkina Faso.
Para la organización que dirige, observa un desafío principal: "La gente que tiende a leer nuestros informes y a seguirnos son quienes ya están de acuerdo con nosotros, así que tenemos que cambiar la forma en que nos dirigimos a quienes no están de acuerdo, tenemos que contactarles mucho más". EFE