SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La presidenta de la Asociación de Industrias del país (AIRD) abogó este martes por una alianza entre los sectores público y privado, a fin de definir e implementar políticas que frenen la creciente “desindustrialización” de la producción local.
Ligia Bonetti advirtió que la República Dominicana adolece de una política industrial que contribuya eficazmente con el desarrollo sostenible, la generación de empleos formales y el incremento de las exportaciones.
Sostuvo que para alcanzar estos objetivos se precisa de una alianza entre autoridades y empresarios a partir de una “negociación y construcción de consensos”, y de “un Estado que no compita con el sector privado”, o que lo haga “en igualdad de condiciones, con una política cambiaria pasiva y liberalización de los mercados”.
Bonetti lamentó que pocos meses del 2015, cuando inicia el desmonte arancelario en virtud del DR-CAFTA (Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica), “muchos vean como amenaza lo que pudo constituirse en oportunidades para nuestro aparato productivo”
Afirmó que las iniciativas público-privadas acordadas hasta ahora en el país “no se han definido con una agenda de largo plazo”, que trascienda los períodos de gobierno y afronte realmente la debilidad institucional.
Como el cangrejo, hacia atrás
Como un ejemplo del retroceso industrial que, a su juicio, atraviesa el país, Bonetti citó que el aporte de la manufactura al PIB (Producto Interno Bruto) nacional bajó de 21.8% a tan solo el 12.3%, a raíz del nuevo método de cuentas nacionales empelado por el Banco Central.
“La desindustrialización también se ha manifestado con fuerza en nuestra balanza comercial, que desde el 2007 presenta un déficit anual superior a los US$1,500 millones, y en déficit corriente, que mantiene niveles altamente preocupantes”, indicó Bonetti al disertar como oradora invitada en el Almuerzo Mensual de la Cámara Americana de Comercio (Amchamrd).
Otros “pasos hacia atrás” del país han sido la “dramática caída del empleo formal” en los últimos años, particularmente en el sector manufacturero, así como la “insignificante” cartera de créditos del sector industrial, que constituye apenas el 5.8% del crédito privado en el sistema financiero, apuntó.
Bonetti lamentó que pocos meses del 2015, cuando inicia el desmonte arancelario en virtud del DR-CAFTA (Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica), “muchos vean como amenaza lo que pudo constituirse en oportunidades para nuestro aparato productivo”.
Indicó, no obstante, que las empresas locales pueden capitalizar la apertura comercial. “Pero para ello necesitamos programas de desarrollo de las exportaciones”, que provean un tratamiento fiscal “igualitario” a todas las exportaciones de bienes, sin importar el régimen en que estos se produzcan.
La dirigente industrial puntualizó que “no se justifica una carga fiscal a las exportaciones nacionales, mayor que la de las zonas francas” de otros mercados regionales.
Más incentivos y menos trabas
Bonetti mencionó a los altos costos de producción y la “excesiva permisología” entre las trabas que restan competitividad. Resaltó que algunos países competidores otorgan a su industria “garantías de precios energéticos de hasta US$0.02 el KW por 20 años”.
Propuso, entre otras medidas, que el Estado aproveche su poder de compra para constituirse en el principal consumidor de las industrias manufactureras locales.
Bonetti destacó que la política industrial “selectiva” de países como la República Dominicana dista mucho de las que han aplicado naciones de Asia y Europa.
En estas naciones “exitosas” la política industrial partió de una estrategia de desarrollo a largo plazo, dando prioridad a la industria manufacturera, orientada al sector exportador y la diversificación.
Mientras que en RD “se privilegia el turismo, sectores primarios como el petróleo, pesca, minería” y algunas actividades agrícolas, al tiempo que “la política industrial no tiene coordinación con la estrategia de desarrollo” nacional.