El precio del crudo condicionará el XXV Foro Internacional de Energía (IEF), que empezará este martes en Argel, para analizar el futuro del sector, con la asistencia de representantes de las principales compañías energéticas mundiales y expertos procedentes de 72 países.
Bajo el lema "Energía mundial en transición: un espacio para el diálogo", el foro que en un principio iba a ser una reunión informal para que consumidores y productores analizaran las tendencias y exploraran estrategias de mercado, podría convertirse en una sesión extraordinaria.
Será el precio barato del petróleo el que monopolice los corrillos en las salas y en los pasillos del nuevo centro de convenciones de Argel ante la celebración el miércoles de la reunión informal de la OPEP, que podría ser mucho más relevante de lo que se pensaba cuando se convocó en agosto.
El ministro argelino de Energía, Nuredín Butarfa, así lo dejó entrever el domingo en la rueda de prensa de presentación del foro, creado en 1991, al sugerir que el encuentro consultivo podría devenir en una sesión extraordinaria, lo que implicaría una capacidad decisoria.
Convencido de que la situación actual del mercado de crudo perjudica tanto a los "países productores como a los consumidores", Butarfa sostuvo que el grupo está ya de acuerdo en la necesidad de recuperar lo antes posible la estabilidad en el mercado, y que solo difieren aún en los mecanismos para lograr este objetivo.
"Debemos hallar una fórmula que beneficie a todos y esto será responsabilidad de cada país", subrayó el anfitrión antes de alimentar las expectativas sobre un resultado positivo de la reunión que ya han tenido un reflejo balsámico en los mercados.
"Somos flexibles sobre la cuestión de congelar la producción, el papel (de Argelia) es reunir a las partes, y es la OPEP la que está condenada a tomar una decisión" definitiva que permita estabilizar al alza los precios, subrayó.
En esa línea, el vicepresidente del Consejo Nacional argelino Económico y Social (CNES), Mustafa Mekidesh, explicó a Efe que la solución debe pasar por una congelación táctica de la producción que permita después reconducir el mercado.
"Un precio de barril inferior a 50 dólares no conviene a ninguno de los países de la OPEP, especialmente a los países del Golfo que empiezan a ahogarse por la crisis del punto de vista deficitario", estimó el economista.
"Un consenso en este sentido es deseable y muy probable. Desde mi punto de vista, estamos ante un periodo propicio para encontrar un compromiso en el seno de los países de la OPEP que permita como primer paso congelar la producción y después definir el mercado", argumentó.
Mekidesh comparte la idea de que esta estrategia también conviene en este momento a los países consumidores -que en su opinión temen posibles tendencias alcistas- y a los productores externos, como Moscú, una de los mayores productores mundiales de crudo.
"Rusia ya ha expresado su posición favorable a congelar la producción si los países de la OPEP lo deciden. Y Estados Unidos está preocupado por la caída de los precios porque eso puede afectar a parte de su industria petrolera no convencional", explicó.
A todo ello se suma el problema de que con un petróleo barato inevitablemente se reduce la inversión, como ha apuntado la Agencia Internacional de Energía (AIE) al advertir que la desinversión en la industria mundial de hidrocarburos se ha reducido en un 22 por ciento, recordó.
Ante esta coyuntura, "nada impide, en efecto, que pueda transformarse de forma soberana esta reunión (informal) en una conferencia ministerial extraordinaria de la OPEP", vaticinó.