SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Un equipo del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) emprendió la iniciativa de investigar y diagnosticar, a partir de un proceso integral de observación “in situ”, las causas, secuelas, realidades y alternativas viables de solución al maremágnum urbano de la Duarte con París.
Para ello, los técnicos y docentes de la universidad resolvieron bajar a la “zona cero” del caos capitalino, y asentarse allí durante días, conviviendo e interactuando en su mismo hábitat con los buhoneros; en aquel punto abigarrado de la ciudad, donde el comercio informal, la inseguridad, los tapones, el ruido desbocado y la insalubridad se han apropiado del espacio público casi de manera natural.
“Hablamos con las personas, vimos cómo la gente compra, cómo no hay espacio para hacer sus necesidades; y cómo allí hay felicidad, hay toda una antropología, una sociología, una ritualización (…) porque ya hay allí una pequeña ciudad, una subcultura”, relata Héctor Rodríguez Cruz, profesor investigador del Intec, quien lideró el estudio “psicosocial” con la también experta e investigadora de la academia, Yesilernis Peña.
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En su “propuesta de investigación”, los especialistas del Intec nombran “topofilia” a la metodología aplicable, que según el estudio puede dar resultados sostenibles en el complejo entorno de la concurrida intersección. “La topofilia es una estrategia pedagógica de transformación, de participación comunitaria”, explica Rodríguez.
Narra que el autor del término fue el geógrafo chino-estadounidense Yi-Fu Tuan, experto en el diseño de ciudades. “Él dice que las personas que viven en un espacio le toman cariño, se enamoran, y que si utilizamos ese afecto y creamos una relación amigable con el entorno, son ellas mismas las que van a hacer el lugar más habitable, más organizado”, expuso el sociólogo en palabras simples, didácticas, persuasivas, en su diálogo con Acento.
¿En qué consistió la investigación del Intec? ¿Qué objetivos procura?
Estamos en una fase de pre-propuesta. Hemos hecho un análisis psicosocial profundo de la situación, incluso pasando días allí para familiarizarnos no con el problema -no queremos llamarle problema-, sino con la situación, porque esto es una ciudad que ha crecido sin planificación. Ahí hay gente que ha dejado toda la vida, treinta, veinte años, y entonces es una ciudad que para organizarla tiene que haber una planificación comunitaria y participativa. Después de ese análisis, estamos escribiendo una propuesta de investigación que está elaborada en un 95%, para que se estudie lo que pasa en esta pequeña ciudad, y de ahí se elaboren los planes de mejoramiento, de reordenamiento. Esa es la idea del Intec: aportar a la ciudad, a la sociedad sus investigadores, para analizar una problemática desde una óptica plural, humanitaria, académica.
¿En qué perímetro se hizo el estudio? ¿Qué ambiente percibieron?
El perímetro tiende cada día a expandirse y tiene su parte subterránea y su parte exterior. Nosotros la observación la realizamos en todo el perímetro, tanto en la parte central, en el foco, que es precisamente la clásica y tradicional esquina Duarte con París. Pero esto llega casi hasta la cabecera del puente (Duarte), y se extiende casi hasta la mitad de la Duarte; hablamos con personas, vimos cómo la gente compra, cómo no hay espacio para hacer sus necesidades, y cómo allí hay felicidad, toda una antropología, una sociología, toda una ritualización.
Con el tiempo se han multiplicado allí los buhoneros haitianos ¿Se sienten desplazados los dominicanos?
No. Hay una convivencia armónica y respetuosa, no se sienten desplazados. Esa, digamos, es una población comercial o una comunidad mixta. Eso le da a la situación, al lugar como tal, un carácter ya casi internacional, lo que implica que hay que tratarlo con la mayor amplitud de criterio, con el mayor toque científico para no introducir hechos traumáticos que puedan tener una trascendencia negativa para el país y para la ciudad. Allí no solamente hay vendedores haitianos, los hay de otras nacionalidades, eso es un fenómeno cultural, un fenómeno social, no es un cáncer; es más bien un punto virtuoso de la ciudad, en donde hay convivencia, negocios, donde hay un emprendedurismo artesanal, usted ve gente allí creativa. Y qué tal si esa creatividad se reencausa, y la Universidad tiene la ventaja de que puede darle permanencia a este proyecto, no importa que cambie el gobierno municipal: la universidad estará ahí levantando datos, diseñando estrategias, con la participación de las personas.
Y en términos de género ¿cuál es el escenario? ¿Hay más mujeres que hombres?
La investigación implica un censo, también identificar el nivel cultural, las religiones. Hicimos allí, digamos, una presencia etnográfica de observación para poderle dar realismo a la propuesta de investigación. Abundan más mujeres que hombres, y esto es virtuoso, que la mujer trabaje. Presenta también una característica de integración de la mujer al trabajo, de equidad de género, y también nos presenta una situación de madre ausente del hogar. Por eso nosotros soñamos con que la solución pueda tener una guardería cerca, y también una escuela de artesanía, una escuela de actuación, y ahora con el auge del cine dominicano ese será un plató; no habrá película dominicana que no quiera incluir la nueva Duarte con París.
Hay quienes llaman a esa zona “la cara fea” de la ciudad ¿Qué piensa usted?
Es la cara de entrada de la ciudad y tiene que ser una prioridad de la Alcaldía y del Gobierno, porque hay que quitarle la cara de pobreza, la cara de tristeza, la cara de problema, quitarle los visos de riesgo que tiene. Ya se convirtió en un punto luminoso de la ciudad, donde hay personas que conviven en armonía, que producen, que están resolviendo el problema económico de sus familias, que de ahí están educando a sus hijos, porque algunos los envían a las escuelas, pero también quieren tener sus hijos en colegios. Todos esos aspectos organizados tienen también un trasfondo de justicia social, de creación de oportunidades, de democracia práctica. Ese espacio y quienes lo habitan también son dominicanos, y los extranjeros que están ahí tienen también la oportunidad de asimilar nuestra civilización y nuestra solidaridad. Hay muchas instituciones, mucha gente que tiene interés en contribuir al mejoramiento de ese espacio, pero no sabe cómo; entonces queremos formar alianzas con personas, especialistas, con instituciones, con los mismos empresarios de ahí, para realizar un reordenamiento y un embellecimiento, porque nos negamos a llamarle “el problema”, sino “la oportunidad” de la Duarte con París.
¿Por qué han fracasado cuatro alcaldes del Distrito Nacional en reordenar el área?
Porque han comenzado al revés, por el final, y porque quizás visualizaron el problema como fácil, y lo visualizaron a corto plazo; eso no se resuelve con una, es decir, se desgarran ahí muchos sueños, muchos sentimientos. Entonces, a ellos les faltó esto: una investigación para el abordaje psicosocial porque ahí hay complejidades antropológicas, sociológicas que no se pueden destruir. Yo recuerdo, estando en Bogotá, que se construyó un pueblo que se llamaba Guatavita, y se fundió toda una población porque era importante tener una presa hidroeléctrica. Se hizo un pueblo muy moderno para llevar a esas gentes, y a la semana toda la gente se fue de ahí, se fue a vivir cerca del lugar donde tenía su historia, su hábitat, su ecología, su entorno amado. Entonces, creemos que les ha faltado una investigación como la que Intec está proponiendo.
Anteriormente se han llevado a cabo desalojos, pero la gente sigue allí…
Nosotros descartamos que se saque a la gente de ahí, porque ya se han dado unos componentes psicológicos y sociológicos, que sacar a la gente de allí implica quitarle parte de su vida. Además es una pequeña ciudad, una subcultura. Se han creado una dinámica comercial y puestos de trabajo que interrumpir ese proceso equivaldría a producir un hecho socialmente traumático, económicamente traumático; entonces hay que buscarle una solución inteligente, y esto tiene que venir de una reflexión que permanezca, porque generalmente lo que se hace es que los gobiernos municipales de cuatro años intentan al final, a la mitad buscarle una solución, que luego se interrumpe sin consultar a las personas, sin consultar sus intereses, sus niveles culturales, de estudio, sus aspiraciones en la vida, para convertir aquello en un lugar habitable. Yo creo que el Ayuntamiento ha hecho intentos, pero han sido intentos incompletos; es precisamente cuando la universidad nuestra ha tomado la iniciativa, el fenómeno hay que reflexionarlo. Y en segundo lugar, hay que hacer participar a las personas en la limpieza, el ordenamiento, en la transformación, en el respeto a la ecología, a las normas de salubridad, es decir, la gente que está allí está esperando esa invitación a participar y a ser parte de la solución.
¿En qué ha fallado la Alcaldía?
Creemos que el ADN ha hecho acciones significativas. Ha logrado, por ejemplo, identificar líderes, hacer asociaciones de estudiantes de la zona, tiene también un cuerpo de vigilancia para la seguridad ciudadana. Lo que creemos es que nuestro proyecto viene a enriquecer y a complementar la labor positiva que ellos han realizado. Han tenido logros, lo que pasa es que, a nuestro juicio, ha faltado más insistencia, más permanencia y más complejidad de los programas, que estudien los fenómenos sociológicos, de grupo, la ritualizacion, el entorno como tal, porque esta es la metodología que proponemos, que se llama método topofílico o topofilia.
¿Qué plantea la Topofilia?
Esto viene de un investigador de la Universidad de Wisconsin (EE. UU.), Yi-Fu Tuan, que es un experto en diseño de ciudades. Él dice que las personas que viven en un espacio le toman cariño, se enamoran, le toman afecto, y que si utilizamos ese afecto y creamos una relación amigable con el entorno, son ellas mismas las que van a hacer los cambios para hacer el lugar más habitable y más organizado. Ese es el modelo que estamos siguiendo. Creemos que para hacer cambios se necesita un modelo teórico y ya llevado a la práctica, que dé pautas para diseñar soluciones que no sean traumáticas y que sean consensuadas, porque la ciudad es eso, la ciudad es de todos. Y si es cierto que ellos ocuparon un lugar, que les toca porque ellos también son ciudad, que lo están ocupando desordenadamente, con limitaciones, quizás porque no tienen educación, porque no se les han dado las pautas; entonces la topofilia es una estrategia pedagógica de transformación y de participación comunitaria.
Con relación a la plaza que construye la Alcaldía ¿Qué expectativas o reacciones advirtieron?
Nosotros les preguntamos a algunas personas, y sí observamos la felicidad que siente la gente de estar ahí, la dinámica comercial; hay gente que vive cerca porque allí no solamente se vende ropa y zapatos, se vende de todo, entonces, es un mercado, es un centro económico. Según los casos que nosotros hemos analizado, es imposible sacar a las personas de ahí. Lo que se impone entonces, con su participación, es humanizar este espacio., y nuestras hipótesis parten de ahí, de que ese lugar hay que humanizarlo, ya hay hasta canciones sobre la Duarte con París. Hay que enriquecer, hay que organizar la vida económica, educar a los comerciantes de manera que formalicen sus negocios con pequeñas y medianas empresas, para que puedan ser objeto de crédito en la microbanca. En conclusión, le puedo decir que en casos como éste ha sido imposible sacar a la gente de allí, porque ya eso se convirtió en una ciudad, es como erradicar un barrio. Lo que hay que hacer es reordenar, educar, para que ese lugar sea seguro, habitable, sea un atractivo incluso turístico y que no se convierta en un conflicto, sino en un punto interesante para la ciudad, y estaremos creando un punto virtuoso de la ciudad que va a generar muchas divisas, y sobre todo un esfuerzo por dignificar la vida de cientos de personas que están conviviendo ahí, que pasan por ahí, que compran ahí. Ahí hay afectos, sentimientos, hay cosas reverentes, gente que vive y ha vivido de lo que produce ahí, entonces tomar una medida coercitiva… y afortunadamente el señor Alcalde ha dicho que la actitud del Ayuntamiento es precisamente buscar una salida consensuada.
El Paseo Comercial Duarte ¿ha funcionado, desde su óptica? ¿Podría ser un modelo?
Ha funcionado, pero creemos que debe enriquecerse. Cuando uno va a ciudades latinoamericanas y europeas, se da cuenta que hay una tendencia a enriquecer los ambientes, con cultura, música, murales, conciertos populares. Es decir, las ciudades también deben ser alegres; Luis Días dijo en el 72 que la RD es un merengue triste. Yo creo que esos espacios hay que convertirlos en merengues alegres, darles vida. El problema del parqueo debe ser sustituido por un problema de seguridad próxima, que la gente deje en un lugar próximo sus vehículos, vigilados; y segundo, que haya un transporte estratégico, funcional, cómodo, que deje a las personas cerca de estos lugares ya habilitados, porque una vez que se reordenan y se organizan, hay que darles mantenimiento, monitoreo. Y creemos que se puede enriquecer esa experiencia con monitoreo y escuchando a los usuarios: cuáles son las comunidades, las incomunidades, las sugerencias. Esto es permanente y es democracia municipal, el escuchar a la gente. La topofilia es eso: construir ciudades con sus habitantes.
¿Presentarán la investigación a la Alcaldía? ¿Cómo piensan financiarla?
Andamos buscando los recursos. Queremos tocar puertas, tocaremos las puertas de la Alcaldía, las del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Programa de las Naciones Unidos (PNUD), de la Unión Europea, de empresas nacionales y extranjeras, de la USAID, porque este es un proyecto humano, en primer lugar. Es también un proyecto económico, un proyecto urbanístico, y al ayudar a mejorar esa pequeña ciudad, a satisfacer sus necesidades y darle sentido a su vida -porque no deja de ser una vida accidentada y riesgosa-, estamos contribuyendo al mejoramiento de una parte importante de la República Dominicana.
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