SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Según sus proyecciones de costos y gastos operacionales, la cooperativa Riceland Foods contemplaba invertir en República Dominicana por lo menos US$41.2 millones al año (Unos RD$1,800 millones), en el marco de las actividades comerciales del Centro Logístico de Reexportación de Comestibles que pensaba desarrollar en el Puerto de Haina.
Además de los 500 empleos directos e indirectos que implicaba, la operación generaría una demanda anual de 11 millones de sacos de polipropileno para el empaque de productos, que la empresa estadounidense se proponía adquirir en la industria local, así como "apreciables volúmenes" de hilo, combustibles, entre otros insumos, y servicios de transporte o portuarios.
La logística para el envasado y traslado de la mercancía hasta los contenedores, que iba a operar en la zona aduanera de la terminal portuaria, constaba de dos máquinas envasadoras (ensacadoras) y cuatro maquinarias de bandas o cintas transportadoras móviles, equipos que conllevan una inversión de otros 600 mil dólares.
Por otro lado, el proyecto apuntaba a reducir los costos de los fletes marítimos, al ocupar alrededor de 1,250 contenedores de los que retornan vacíos cada mes al exterior, lo que, según sus promotores, potenciaría a la RD como un “centro mundial de distribución” altamente competitivo.
En términos de volúmenes de exportación, Riceland Foods y Caribe Exports -esta última una especie de ‘holding’ de la cooperativa, a cargo de la comercialización en la región- proyectaban mover aquí y reexportar a Centro, Suramérica y otros destinos unas 490 mil toneladas métricas (TM) de arroz. Una cantidad gigantesca ante la cuota actual de importación autorizada para ingresar al mercado local, que asciende a unas 13,600 TM del cereal.
No obstante, luego de casi dos años afrontando múltiples trabas burocráticas para obtener los permisos y certificaciones que le permitieran operar en territorio dominicano, la multinacional arrocera optó por instalarse en Panamá, donde obtuvo toda la documentación en cerca de 40 días.
¿Por qué República Dominicana?
Uno de los beneficios primarios que buscaba Riceland era aprovechar la estratégica ubicación geográfica de RD, como “hub” de distribución internacional, dado que sus instalaciones se localizan en la región centro-suroeste de Estados Unidos, a 400 millas de distancia del Puerto de Houston (Texas) y a 800 millas del Puerto de Jacksonville, en Florida.
“Algunos de nuestros competidores están localizados dentro de las ciudades portuarias de Louisiana y Texas, otros dentro de 50 millas del puerto. Debido al número de contenedores vacíos en la República Dominicana, estamos dispuestos a negociar favorables tarifas de fletes a varios destinos del Caribe y el Medio Oeste”.
En una presentación del proyecto, se agrega que “al no tener acceso directo a puerto marítimo alguno -y no contar con conectividad internacional-, Riceland se ha visto condicionada a recurrir a un transporte terrestre distante y costoso (Hasta New Orleans o Houston, los menos lejanos), con gravosas restricciones de carga y elevadas tarifas de peajes”.
Ventajas “relevantes” del país constituían para la empresa, asimismo, la “amplísima” conectividad internacional y un puerto como el de Haina (Haina International Terminals), que “reúne las condiciones las condiciones logísticas y de seguridad certificadas para operar de manera confiable un Centro Logístico de Reexportación de alcance global”.
Además, por ser el país signatario del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA, siglas en inglés), “las mercancías originarias de Estados Unidos que sean reembarcadas desde RD otros países mantendrán su condición de originarias de los Estados Unidos, al permanecer éstas en una Zona Primaria Aduanera, bajo el control de las autoridades aduaneras”, ponderó la empresa.
Algo que también habría influido para escoger a RD como la primera opción de referencia, de cara a esta inversión, radica en el hecho de que el presidente de Caribe Exports, Moisés Esdaille, es de nacionalidad dominicana y tiene un amplio conocimiento del mercado local.
Un año a la espera de un certificado
Otra expectativa de la empresa en virtud del DR-CAFTA, concernía a los “Certificados Fitosanitarios de Reexportación” a ser expedidos por el Ministerio de Agricultura, que “habrán de partir de la homologación de los Certificados Fitosanitarios que haya emitido el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, siglas en inglés), según lo que establece el Capítulo Seis, sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias”, del tratado.
En una misiva al ministro de Agricultura, Ángel Estévez, fechada el 13 de mayo del 2014, Esdaille, presidente de Caribe Exports, solicitaba al funcionario instrucciones sobre “cómo proceder para la obtención” de esos certificados.
En el documento, del que tiene copia el periódico Acento, se le pedía a Estévez una reunión en la que además asistirían Danny Kennedy y Terry L. Harris, presidente y vicepresidente de Riceland Foods, con la finalidad de exponerle en detalle sus planes de inversión en el país.
Según las informaciones obtenidas por este diario, la empresa no recibió respuesta alguna de la certificación, ni sus ejecutivos pudieron ver al ministro, a pesar de las gestiones encaminadas incluso por funcionarios de la embajada estadounidense, como el agregado agrícola, Morgan Perkins.
Tampoco arrojaron resultados otras gestiones al más alto nivel, entre estas dos solicitudes de cita con el presidente Danilo Medina para presentarle el proyecto: una primera con fecha del 3 de marzo del 2014, firmada por el ejecutivo de Caribe Exports. Y otra cursada tres meses después, el 6 de junio, por el presidente y CEO de Riceland, Karl D. Kennedy.
Otras entidades cuyas puertas también tocó infructuosamente la compañía fueron el Ministerio de Industria y Comercio, la Dirección General de Aduanas y el propio Centro de Exportación e Inversión del país (CEI-RD), entidad que conoció el proyecto, pero que tampoco habría movido ficha en aras de su implementación.
Directivos de la Federación de Productos de Arroz (Fenarroz) y la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) afirman que uno de los mayores escollos que tuvo la iniciativa fue la oposición de la Comisión Nacional Arrocera, organismo que preside el ministro Estévez y conforman los productores, molineros y demás componentes del sector, donde predominó el temor a que la empresa pudiera comercializar en el mercado local grandes volúmenes del ceral.
Datos colgados en su página web reportan que en el período 2012/2013 la cooperativa -que tiene como accionistas a 5,500 productores asociados, en los estados de Arkansas y Missouri- obtuvo un volumen de ventas e ingresos por 1,4 billones de dólares, el 64% gracias a la comercialización de arroz.
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