SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El economista Miguel Collado Di Franco, del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) escribió un ensayo en el que plantea que los salarios no se decretan, sino que dependen de la productividad de la economía y de las empresas.
En un ensayo publicado en la página de Internet de CREES, Collado Di Franco dice que la mejor manera de incrementar los salarios es creando un ambiente propicio para que aumenten las inversiones en el país.
Entiende que República Dominicana necesita una serie de reformas que mejoren el clima de negocios, que incrementen la inversión y que permitan reducir la informalidad, a los fines de que se establezcan más procesos productivos con mayor cantidad y mejor calidad del capital invertido, y que puedan emplear más personas.
“Es necesario que en República Dominicana se realicen mejoras importantes en: a) el sistema tributario y fiscal, b) seguridad jurídica, c) sector energético (tanto en el mercado de electricidad como el de combustibles), d) leyes laborales, e) seguridad social, f) sector transporte, g) sector educación, y h) sector salud”, dice el ensayo del economista.
Cree que con reformas estructurales bien diseñadas en estos sectores, mejoraría el clima para invertir en República Dominicana, bajarían los costos de la economía, se podrían realizar inversiones pensando en un horizonte temporal más largo, se reducirían los incentivos para realizar operaciones en la informalidad y podrían mejorar los niveles de preparación académica de los trabajadores, entre otros beneficios.
Sostiene que los aumentos de salario por medio de la implementación de medidas legales crean distorsiones en el mercado laboral que perjudican a los mismos trabajadores que pretenden ayudar. Para incrementar el ingreso de los trabajadores es necesario que se creen las condiciones para que pueda incrementarse la productividad marginal del trabajo. De esta forma, aumentarán los ingresos promedio de los ciudadanos dominicanos y sus niveles de bienestar en el tiempo.
A continuación el ensayo de Miguel Collado Di Franco
Los salarios dependen de la productividad, no se decretan
Autor: Miguel Collado Di Franco
En días recientes, la prensa escrita ha reseñado las declaraciones de miembros de movimientos sindicales y de la Confederación Nacional de Salarios (Copardom) en torno a una convocatoria del Comité Nacional de Salarios (CNS) para discutir un aumento de salarios mínimos. De acuerdo a las atribuciones que le confiere el artículo 456 del Código de Trabajo, el CNS revisará las tarifas de salarios mínimos por lo menos una vez cada dos años.
Independientemente de que estas atribuciones vengan dadas de manera legal, es imprescindible entender la lógica de la formación de los salarios en una economía libre. Esto es más importante aún cuando el nivel de desempleo es alto como en el país (14.3% según cifras del Banco Central de la República Dominicana), y si el salario promedio de los trabajadores se mantiene bajo ante la ausencia de políticas públicas que propicien el incremento de los mismos por medio de la inversión y la producción.
La determinación de los salarios
Para comprender cómo se determinan los salarios, es importante entender que los emprendedores combinan diferentes factores de producción con el fin de producir bienes y servicios con la expectativa de que los consumidores los valorarán y, por tanto, comprarán. El emprendedor, usando procesos productivos, transforma elementos que se encuentran disponibles en su entorno empleando factores que puede comprar o contratar. La principal clase de factores que suelen comprar los emprendedores son bienes de capital, como maquinarias, herramientas, edificios o vehículos. Mientras, dentro de los factores que suelen contratar se encuentra el trabajo.
Así como hay mercados para bienes y servicios, los hay para los factores de producción. La oferta y la demanda determinan los precios de los bienes de capital y del trabajo. La diferencia con este último es que no se compra, sino que los trabajadores ofertan el trabajo y los emprendedores lo contratan por un determinado tiempo, y lo compensan por medio de un salario durante el período que dure el acuerdo voluntario al que ambas partes llegaron.
El salario que puede demandar el trabajador y que estará dispuesto a ofrecer el emprendedor estará determinando de una forma diferente a como se determina el precio de un bien o servicio. Mientras los precios de los productos que un consumidor demanda están determinados por la utilidad o satisfacción que le produce consumir el bien o servicio, el emprendedor pagará por el trabajo de acuerdo al valor de la producción que espera que le aporte el trabajador. Es claro que lo que espera obtener el emprendedor del acuerdo que establece con el trabajador es que el trabajo que este provee le ayude a incrementar y/o mejorar la producción de los bienes y servicios que valora el consumidor. Por tanto, el salario se fijará a partir de la productividad marginal del trabajo, que no es más que el aporte monetario que percibe el emprendedor de emplear una unidad más de trabajo.
La productividad marginal aumentará por diferentes elementos, siendo el principal el capital disponible en la empresa para ser combinado con el factor trabajo. A mayor cantidad y calidad de capital, la producción de los trabajadores aumenta como consecuencia de un incremento en la productividad marginal. Obviamente, otro factor que influye en la productividad y, en consecuencia, el salario, son las destrezas que tenga el trabajador, ya sea desarrolladas previo a su contratación o dentro de la misma empresa. Como estas destrezas tienden a ser diferentes entre trabajadores, por la particularidad individual que tenemos los seres humanos, los salarios tienden a ser distintos entre empleados que incluso realizan tareas similares dentro de las empresas. Dos personas, realizando las mismas actividades, pueden contribuir de manera diferente a la producción de los mismos bienes o servicios y, por tanto, percibir dos salarios diferentes.
Es muy importante tener presente que los emprendedores no determinan el precio de sus bienes y servicios, ya que estos se establecen por la oferta y la demanda en el mercado. En otras palabras, el costo no determina el precio a que se venderán los productos producidos por los trabajadores. En consecuencia, el emprendedor tiene que tomar muy en cuenta el aporte particular de cada trabajador al valor de la producción que espera vender para poder cubrir todos los costos (el salario incluido) y, de esa manera, poder mantener la rentabilidad de la empresa. Esa es la dinámica que viven a diario millones de emprendedores en todo el mundo para poder satisfacer a los consumidores y poder hacer crecer sus empresas, lo que implica mayor demanda de trabajadores y/o mayores salarios.
Los efectos de los aumentos de salarios mínimos sobre los trabajadores
La idiosincrasia de las personas influye en que el mercado de trabajo sea visto de una forma diferente a los mercados de bienes y servicios; también, a los mercados de otros factores de producción. Las demandas de salarios más altos que realizan los representantes de los empleados en las negociaciones salariales están motivadas por la idea bien intencionada de aumentar sus ingresos y, en consecuencia, su bienestar. Como muchas cosas en economía, lo que no se ve de esta acción es que si estas demandas no vienen acompañadas del aumento de la productividad del factor trabajo tiende a perjudicar más que a beneficiar a los trabajadores.
Un salario mínimo es un impedimento que se establece sobre aquellos trabajadores que están dispuestos a ofertar su trabajo por un monto inferior al salario mínimo establecido. Pero también impone un costo sobre los emprendedores en la medida que tienen que pagar más a un empleado por producir la misma cantidad de bienes y servicios; lo que, en consecuencia, encarece contratar trabajadores. Por consiguiente, incrementos en el salario distintos a los que se establecerían de manera libre, tienden a propiciar que se empleen menos personas en el mercado de trabajo y a que se mantenga alta la tasa de desempleo. De nuevo, esto sucedería si el incremento en el salario mínimo no está acompañado por un aumento en la productividad marginal de los trabajadores de igual proporción al aumento salarial.
De igual forma, al incrementarse los costos de producción de manera generalizada, estos tenderán a ser pasados a los consumidores por medio de los precios de los bienes finales. Sin embargo, no todos los emprendedores pueden influir en el precio del bien o servicio que ofertan por lo que el aumento en los costos tendrá un efecto negativo en la rentabilidad de sus empresas y en la habilidad de los mismos para poder mantenerse operando y contratando personal.
El efecto en el aumento de los costos se vuelve permanente y se combina con otros elementos para propiciar la informalidad en la economía. Tanto a trabajadores como a empleadores les son creados incentivos para tratar de establecer relaciones contractuales al margen de la ley. Por esta y otras razones (altas tasas de impuestos, costos de seguridad social, entre otras), la informalidad en el mercado de trabajo dominicano se mantiene alta, situándose en 56.17% de acuerdo a cifras del Banco Central de la República Dominicana.
La prevalencia de la informalidad tiene efectos sobre el crecimiento de las empresas, sobre sus niveles de inversión promedio y, por tanto, sobre la productividad de sus empleados. Una de las características del mercado informal de trabajo dominicano es que los trabajadores tienden a laborar jornadas más largas y perciben salarios más bajos que aquellos que laboran en empresas formales. En ese sentido, un estudio contratado por el Ministerio de Trabajo de República Dominicana encontró que la prevalencia de jornadas de trabajo superiores a las 44 horas semanales es mayor en aquellas empresas que se encuentran en la informalidad. De igual forma, el mismo estudio concluye que “aquellas [empresas] que están constituidas legalmente registran montos en los salarios promedio más elevados que las empresas informales”.[1]
Políticas públicas para el incremento de la productividad
Como expresamos anteriormente, las mejores intenciones son las que priman entre quienes desean que se incrementen los salarios de los trabajadores dominicanos y que estos puedan gozar de mejores niveles de bienestar. Lo relevante, sin embargo, es pensar en medidas que contribuyan al incremento en la productividad marginal del factor trabajo en República Dominicana y, por tanto, los salarios que reciben los trabajadores, sin introducir distorsiones en la estructura de costos y en el mercado laboral.
La mejor manera de incrementar los salarios es creando un ambiente propicio para que aumenten las inversiones en el país. República Dominicana necesita una serie de reformas que mejoren el clima de negocios, que incrementen la inversión y que permitan reducir la informalidad, a los fines de que se establezcan más procesos productivos con mayor cantidad y mejor calidad del capital invertido, y que puedan emplear más personas.
Es necesario que en República Dominicana se realicen mejoras importantes en: a) el sistema tributario y fiscal, b) seguridad jurídica, c) sector energético (tanto en el mercado de electricidad como el de combustibles), d) leyes laborales, e) seguridad social, f) sector transporte, g) sector educación, y h) sector salud. Con reformas estructurales bien diseñadas en estos sectores, mejoraría el clima para invertir en República Dominicana, bajarían los costos de la economía, se podrían realizar inversiones pensando en un horizonte temporal más largo, se reducirían los incentivos para realizar operaciones en la informalidad y podrían mejorar los niveles de preparación académica de los trabajadores, entre otros beneficios.
En conclusión, los aumentos de salario por medio de la implementación de medidas legales crean distorsiones en el mercado laboral que perjudican a los mismos trabajadores que pretenden ayudar. Para incrementar el ingreso de los trabajadores es necesario que se creen las condiciones para que pueda incrementarse la productividad marginal del trabajo. De esta forma, aumentarán los ingresos promedio de los ciudadanos dominicanos y sus niveles de bienestar en el tiempo.