Guatemala no está sola en el posible cambio de época. Honduras está pasando por su propio terremoto político y económico. Si al movimiento ciudadano en Guatemala lo acompañan investigaciones y juicios contra presidentes, diputados, jueces y los primeros dos grandes empresarios, al movimiento de Honduras lo acaba de sacudir la captura de uno de los 6 empresarios más millonarios de Centroamérica, capturado en EE.UU. por lavar dinero de narcos.
Tomado de Nomada.gt (Guatemala). Autora: JENNIFER ÁVILA
“Estados Unidos ya topó, ya no confían en nada en Honduras. Los americanos ya están aquí en turbas. La DEA, en Guatemala, en Honduras y El Salvador operando junto a la fiscalía, Fuerzas Armadas, etcétera”. Nadie pestañeaba mientras escuchaba al asesor político Alfredo Landaverde decir esto en televisión nacional. El periodista que lo entrevistaba en noviembre de 2011 se asombró no porque fuera algo nuevo, sino porque nadie se había atrevido a decirlo así, sin tapujos.
“No me digan que no saben de los 14 empresarios del norte de Honduras que están lavando activos con el narcotráfico y tienen sociedad con los narcos. ¿Me va a decir la policía, la fiscalía, el jefe de las Fuerzas Armadas que no lo sabe? Que existe el grupo de los 14 empresarios que trabajan con todos los gobiernos y que utilizan los partidos políticos como instrumento”, añadía Landaverde.
Pero esa osadía de señalar al rey desnudo puede haberle costado la vida. Landaverde fue asesinado 20 días más tarde.
Cuatro años después, esas frases de Landaverde no pueden tener más vigencia. El 2015 empezó a desnudar a los sistemas de corrupción e impunidad en Centroamérica, en Guatemala y Honduras especialmente. Dos países enlazados por la historia, la política, el crimen y la economía.
En Guatemala, además de presidente, vicepresidente, medio gabinete, jueces y diputados, la CICIG y el MP están investigando al empresario y financista de presidentes, Gustavo Alejos (prófugo) y Suecia y Estados Unidos están investigando al magnate telefónico, Mario López, por supuestos sobornos.
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En Honduras, en octubre fue liquidado uno de los bancos importantes del centro económico hondureño, en San Pedro Sula. Fue liquidado porque sus dueños fueron acusados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por el delito de lavado de activos y soborno a agentes del Estado. El embajador de Estados Unidos en Honduras, James Nealon, coordinó la reunión con la Comisión Nacional de Bancas y Seguros (CNBS) en la que se decidió el tiro de gracia contra Banco Continental.
Tres de los miembros de la familia hondureña Rosenthal
En Honduras y El Salvador, a diferencia de Guatemala, las élites no tienen orígenes españoles y alemanes, sino judíos y árabes, producto de las migraciones durante los últimos dos siglos, cuando ambos pueblos compartían un territorio, se mezclaban entre sí y venían a América Latina en búsqueda de prosperidad.
Los Rosenthal hondureños construyeron un emporio financiero, agroindustrial, ganadero, de construcción, bienes raíces, turismo y medios.
Hoy, Yankel Rosenthal guarda prisión a espera de un juicio en Nueva York y su primo, Yani Rosenthal se entregó a la Embajada de Estados Unidos en Guatemala para ser trasladado voluntariamente a ese país del norte y enfrentar el proceso judicial. En EEUU cuentan con un grupo de abogados muy famosos, judíos también. El abogado Alan Morton Dershowitz ha defendido a clientes de perfiles altísimos, como el jugador O.J. Simpson.
La familia era poderosísima en Honduras. Según Bloomberg News, el banquero hondureño Jaime Rosenthal tiene una fortuna familiar estimada en US$690 millones de dólares (15 mil millones de lempiras), que incluye, además de sus empresas y banco, 11,000 cabezas de ganado y diez mil cocodrilos, todo bajo el conglomerado de Inversiones Continental, S.A.
A falta de CICIH, acciones de EE.UU.
Los ciudadanos hondureños y la comunidad internacional han pedido al gobierno de Juan Orlando Hernández la aprobación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH) para seguir el ejemplo de Guatemala y desarticular las mafias enquistadas en el Estado. Se ha negado. Y en Honduras se recibe como una advertencia para los políticos y los empresarios.
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Para los políticos porque junto con quien fue el capo de los Cachiros –los narcos que lavaban dinero en el banco de los Rosenthal– también temblaba el presidente hondureño, conocido por el acrónimo JOH.
JOH recibió apoyo financiero para su campaña no sólo de dinero producto de la corrupción en el Seguro Social (como Manuel Baldizón en Guatemala) sino también del capo de los Cachiros, Javier Rivera Maradiaga.
El empresario Jaime Rosenthal, en una entrevista a Insight Crime, también aceptó haber hecho negocios con los Rivera Maradiaga desde 1970, como empresarios de ganadería que comenzaron siendo. Negó conocer que su negocio más rentable era la droga.
Los pulsos entre las élites
Los Rosenthal tenían tanto poder que jamás vieron venir su caída. Quizás no vieron las señales de los planes de Estados Unidos para el Norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador. Después de la crisis de niños migrantes que llegaban a sus fronteras –y la vergüenza mundial que representan videos en los que los detienen y no los dejan entrar–, Estados Unidos parece dispuesto a invertir pero después de limpiar los Estados, la política y la economía en estos tres países.
En Guatemala encontró un aliado en la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) y financia el 40% de su presupuesto. Es el instrumento, coinciden los donantes europeos, más efectivo para combatir las mafias de corrupción e impunidad enquistadas en el Estado. En Honduras, parecen dispuestos a romper lazos históricos con grandes empresarios.
Esto porque el Plan Alianza para la Prosperidad fue lanzado en Honduras en un complejo turístico en el que los Rosenthal tienen acciones, el Indura Beach and Golf Resort. Junto a Scott Nathan, llegado desde Washington del Departamento de Estado.
Con la caída del imperio Rosenthal gana la lucha contra la impunidad, pero pierden muchos. Más de 11 mil empleos directos y 25 mil indirectos generaban las empresas del Grupo Continental ahora disuelto. La población que ahorraba en el banco ha perdido sus ahorros porque el sistema inmediatamente comenzó a cobrar las deudas del banco de las cuentas bancarias y de los mismos sueldos y liquidaciones del personal. Los pobres terminan pagando los delitos.
Lo que todavía no ocurre –como sucedió en Guatemala entre mayo y septiembre de 2015– es que las investigaciones vean los puentes entre el narcotráfico y los empresarios con los políticos, y en particular con el presidente Juan Orlando Hernández.
JOH había levantado una ola de indignación en junio al “enterarse” que US$300 millones de un desfalco en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) habían ido a parar a fondos para su campaña electoral en 2013.
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Además, JOH había nombrado a Yankel Rosenthal como jefe de una oficina de inversiones, y Rosenthal había dicho que apoyaba financieramente a Juan Orlando Hernández, a pesar de que su familia daba dinero a otros candidatos.
No obstante, el presidente hondureño sigue respirando. Una de las consecuencias de la caída del imperio Rosenthal es el cierre de Diario Tiempo. Un periódico que desde 1970 circulaba en el país y era muy abierto con la oposición al conservadurismo. Al cerrar este medio se fortalece el monopolio de los competidores de Rosenthal, de ascendencia árabe, y muy cercanos al presidente Hernández.
Mientras tanto, en Honduras se mueven las estructuras sin que el clamor del pueblo se escuche, las élites empresariales siguen respondiendo al patrón, el sistema financiero aún no se limpia con sacrificar a un cordero y las calles siguen reportando decenas de muertos a diario.