SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La creciente e ineludible liberalización del comercio impone a la República Dominicana el gran reto de transformarse en una economía esencialmente exportadora, para lo que se necesita un mayor apoyo del Estado, planteó este jueves el empresario Julio Brache Arzeno.
Al disertar como orador invitado en el almuerzo anual de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), el presidente del Grupo Rica apuntó que ante la continua apertura de los mercados las industrias del país han tenido que reinventarse e introducir cambios en sus empresas, para sobrevivir a la “avalancha” de productos importados.
Indicó que en ese contexto, el sector industrial se ha visto en la obligación de reorientarse con el paso de los años hacia las exportaciones, al tiempo que la devaluación del peso ha llevado a las empresas a optar por un incremento de los precios. Dijo que el resultado de ello ha sido una “espiral inflacionaria” que las autoridades han tratado de controlar en base a “grandes sacrificios”.
“Por eso la pregunta que muchos se hacen es ¿hasta cuándo pueden resistir las empresas e ir aumentando sus precios para subir costos crecientes sin quedar fuera del mercado?”. Señaló, en este sentido, que muchos empresarios han descubierto que exportar ayuda a enfrentar la devaluación y protegerse de la inflación.
“Creemos que la lección es clara: hay que producir dólares”, manifestó Brache Arzeno ante un concurrido escenario en el que confluyeron el liderazgo empresarial del país, el presidente Danilo Medina y la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández.
El crucial apoyo del Estado
A esto se suman, agregó, las barreras arancelarias y no arancelarias que mantienen los grandes países compradores, que a través de sus controles sanitarios o de las cuotas de importación limitan el acceso de los productos dominicanos.
Consideró que debido a esto el sector privado “no puede enfrentar solo” este desafío, por lo que el Estado debe acudir en su apoyo, a fin de “reconvertir a la economía y la industria nacional, y hacer que de importadores netos nos convirtamos en una nación” de exportadores.
“Conviene al Estado que la República Dominicana amplíe sus exportaciones. Esta debería ser la gran meta nacional: que la economía nacional sea una economía fundamentalmente exportadora”, expresó el alto ejecutivo de Rica.
Además de la apertura comercial, Brache Arzeno tocó en su discurso otros tres retos que tiene la industria dominicana en el camino hacia el desarrollo sostenible: el reto generacional y tecnológico; el de la gobernanza corporativa, y el marco institucional.
En torno al marco institucional, expresó que para que una política industrial sea eficaz debe tener un marco institucional “fuerte y estable, que brinde seguridad jurídica a las inversiones y facilite el crecimiento” del sector. “Ese marco institucional es una responsabilidad fundamental de los gobiernos y debe ser apoyado con propuestas y planteamientos del sector privado”, enfatizó.
Explicó que si bien el Estado no es el principal jugador en los negocios, es “quien define con claridad las condiciones y reglas de juego al interior del país y quien negocia, en nombre del país y de sus sectores productivos, las reglas que tienen que ver con la competencia” internacional.
“Sin el apoyo de los gobiernos la reindustrialización a la que aspiramos es imposible. Son los gobiernos los que pueden disminuir las trabas burocráticas que entorpecen muchos procesos de la industria. Es desde los gobiernos que se pueden tomar medidas para abaratar el financiamiento y fortalecer los incentivos a la investigación y al desarrollo. Es desde los gobiernos desde donde se pueden tomar iniciativas como reducir los impuestos a los combustibles tradicionales o incentivar aún más el uso de energía y combustibles alternativos”, puntualizó el industrial.
Reto generacional
Julio Brache Arzeno hizo un recuento histórico de cómo la industria nacional ha evolucionado en las últimas décadas, aunque tal vez no con la suficiente rapidez y los protocolos con que se manejan las naciones desarrolladas.
Dijo que algo que obstaculiza ese cambio es la escasa legislación normativa del país, “derivada del hecho de que la mayoría de las industrias dominicanas son empresas familiares, lo cual ha contribuido a que no se haya desarrollado un mercado de valores que permita la libre entrada y salida de los inversionistas” a los capitales de las empresas.
Subrayó, en sentido, que las empresas industriales dominicanas están abocadas, al igual que ha ocurrido ya con los bancos y demás instituciones financieras, a involucrarse en un proceso de reorganización de sus estructuras de dirección, para ir moviéndose hacia un esquema de gobierno corporativo.
“La experiencia muestra que los gobiernos corporativos tienden a hacer más transparentes las operaciones y hacen más atractivas a nuevos inversionistas a las empresas, necesitadas de capital, concluyó el patriarca del emblemático Grupo Rica.