SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En los próximos 35 años la población de la isla alcanzaría los 40 millones de personas, que demandarán servicios, empleos y otros desafíos que la sociedad no está entregando por completo ahora, como demandan las personas con habilidad y capacidad para el trabajo. La afirmación la hizo el empresario Juan Vicini Lluberes en un artículo publicado en Listín Diario.

“Cuando proyectamos este panorama no debemos caer en las asunciones derrotistas a las que personas extrañas a la realidad de esta isla se han visto degradar, ni mucho menos a la violencia a la que las minorías antisociales y xenofóbicas quisieran vernos reducidos” dice el empresario.

Expresa que el panorama social, político y económico, como única receta frente al reto, dada inequívoca realidad de juventud y la distribución demográfica de la isla es:

El apoyo y atención a la salubridad y sostenibilidad básica del núcleo familiar como base de una nación próspera.

Un empeño nacional de apoyo a la cooperación productiva, al empoderamiento de las comunidades “para que dirijan su propio destino” y que la virtud del trabajo se asiente como máximo bastión de dignidad y de progreso. Incluye el apoyo a la capacitación de sus jóvenes, a la tecnificación de su producción, y al desarrollo de sus comunidades y de sus miembros.

Sugiere también “la co-inversión en una frontera comercial claramente definida y pujante entre RD y Haití, que promueva un movimiento de ambas naciones hacia la frontera, a ese gran encuentro comercial en la misma línea fronteriza como mayor y más activa ventana al comercio global, a diferencia de como es hoy, donde más que nada se ha desmotivado el establecimiento de los nexos e infraestructuras comerciales perdurables”.

En consecuencia, sigue explicando, que tanto la migración haitiana, buscando oportunidad de trabajo en República Dominicana, como la exportación de productos dominicanos a Haití, se ven obligadas transitar más hacia las capitales, al no encontrar la profundidad deseada en el intercambio fronterizo.

El esfuerzo hay que darle apoyo en el ámbito financiero: “En vez de aprovechar al máximo la circulación de nuestras dos monedas independientes, con sus dos bancos centrales con una política cambiaria dedicada y coordinada, y con la previsión y herramientas para instrumentar beneficio en cada intercambio válido, sin desatar presiones inflacionarias ni requerir políticas abruptas fiscales o monetarias (una ventaja competitiva única a nivel mundial, un verdadero laboratorio para Adam Smith y su correlación entre tasa, división del trabajo, y la riqueza de las naciones).

Apoyo a los proyectos de comercio en la frontera

Vicini Lluberes expresa que es necesario apoyar proyectos en la frontera, debido a que los diferentes proyectos conjuntos que puedan dotar a la frontera de las infraestructuras que la transformen en el centro económico comercial y productivo más importante de la isla, no solo no resisten un año más en el congelador, sino que, además, no pueden ser asumidos de ninguna otra manera que no sea con, precisamente, la clase de solidaridad y madurez con la que se han vestido tanto el Gobierno dominicano como el haitiano.

Entiende que ambos gobiernos francamente han dado ejemplo de carácter y de conducta, a la comunidad de países desarrollados y a sus empresas humanitarias, que han exhibido una no tan impresionante falta de tacto, impaciencia, y torpeza en como se desbordó, demostrando cuán desesperada está tras su fracaso en atender los males que afectan a Haití.

Sugiere también el respeto, el fomento y la defensa de la propiedad privada, la libre empresa, la inversión y reinversión de lo propio. Y  la racional, cautelosa y limitada regulación fundamentada en la responsabilidad fiduciaria y las mejores prácticas en gobernanza corporativa de los servicios financieros y otros que incurren en, y derivan beneficios de, la gestión y administración del dinero ajeno.

Y por último, sigue el artículo, un eslabón que anunció el presidente Medina en Panamá, pero que se sintió ausente de la visión expresada por el CONEP en la cena de gala de celebración por sus 50 años hace una semana, y que, en vez de ser adverso a lo expresado en el punto anterior (4),  se presenta hoy como indispensable para garantizarlo, es el empeño y acción conjunta público-privada: el esfuerzo conjunto entre el motor productivo y su capital de inversión junto a la dedicación política decisiva y comprometida de sus gobernantes frente a retos que, sin tal cohesión, se vislumbran imposibles de superar.

Explica que son pocos los países en el mundo que han podido bien dirigir la ola abrumadora de una duplicación masiva de su población (baby-boom) en las magnitudes que aquí se esperan.  “En todos los  que sí lograron bien dirigirlas, sin excepción, la fraternidad público privada se ha encargado de atender con previsión y determinación la “mega sobreinversión” en las bases patrimoniales que en sus economías serían requeridas en más corto plazo de lo que se podían imaginar, para que los sectores productivos y los servicios sociales cuenten con la infraestructura base necesaria para un continuo e indetenible desarrollo, sin que estas tengan que acudir a medidas de destrucción de sus recursos naturales, ni a la irracionalidad política por no haber precavido una supra-expansión poblacional”.

Vicini Lluberes dice que estas acciones, cuando se entienden, no son montañas insuperables, ni hazañas inalcanzables. “Son el resultado de la comunión de personas decididas a impartir en un camino del cual se comprometen a no desviarse, así como de una actuación en virtud del camino mismo, con cada acción y cada decisión que emane de esas personas y de todos los que siguen su ejemplo, tanto en lo grande como en lo minúsculo, en cada pequeño detalle como en cada evento trascendental.  Más que una estrategia se requiere una actitud”.

Destaca la necesidad del Estado como responsable de la coordinación de las acciones, cuando afirma que “sin duda también se requiere de un equipo y de coordinación. De que, los que estén dispuestos y cuenten con las herramientas asuman el rol que les corresponde, y que los que prefieren no arriesgarse, que por lo menos abran campo, alienten, y apoyen cuando puedan y tengan la humildad y el respeto de no obstaculizar porque les convenga el status quo de descarrilamiento hacia el fracaso que nos espera si no tomamos nuestro destino en nuestras propias manos”.

El mayor reto vendrá de los mayores con sus fantasmas

Juan Vicini Lluberes dice que con valentía las personas dispuestas deberán confiar en sí mismas, y a través del ejemplo devolver esperanza reafirmando por doquier la confianza en que el trabajo y la responsabilidad como conducta serán las herramientas; la unidad y la determinación el camino; la familia y el honor la meta; la honradez y la humildad el descanso, y todo lo que pueda lograr la imaginación y el humor del colectivo dominicano será nuestra recompensa.

Entiende que el estado demográfico de la isla nos ha dirigido a encontrarnos hoy en el lindero de un horizonte de eventos que resultarán imposibles de evadir, “y nuestra trascendencia depende de la capacidad que tengamos dentro cada uno de los dominicanos que hoy somos mayores de 30 años de edad para entender y estar a la altura del momento. Que nos sacrifiquemos por dejarles a los que siguen el país  por el que uno pudiera morir. De ser ellos (los jóvenes) los que tengan que hacer el sacrificio, lo harán, y el sacrificio seremos nosotros, y así jamás se conocerán y no nos reconoceremos a nosotros mismos en ellos y todo el empeño del pasado todo lo que se dispuso para que seamos, lo habremos deshonrado”.

Finalmente cree que para emprender estas acciones que sugiere, el mayor reto vendrá de parte de aquellos mayores que aún no han podido asimilar ni llegar a términos armónicos con los fantasmas que albergan en sus propios espíritus.

Recuerda la guerra de abril de 1965, que se derivó del Golpe de Estado de 1963 contra el gobierno de Juan Bosch. “La trascendencia del pueblo dominicano y del pueblo haitiano depende de que seamos muchos los dispuestos, y que sea una maravilla disposición para que se deslumbren esos fantasmas y su huésped “Subconsciente Colectivo”, y que éste vea en este nuevo horizonte el anhelo que llamó a esta Patria a la Restauración y así pueda ungirse y vea que en cada generación hay una restauración y ésta es la de ellos no la anterior y su propósito habrá de ser no haber caído entonces para que contáramos con la sabiduría de la experiencia amarga, antídoto del error”.