SAN JUAN, 18 oct (EFE).- La industria del café en Puerto Rico cumplió 275 años desde su nacimiento durante la etapa colonial española, con el reto por delante de duplicar su producción, que ronda las 5.000 toneladas anuales.
El portavoz del área cafetalera de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico, William Mattei, señaló hoy a Efe que el sector quiere duplicar su tamaño y convertir a Puerto Rico en una referencia mundial con un producto que llegó a la isla en 1736.
Según Mattei, el sistema montañoso que atraviesa el centro de Puerto Rico reúne las condiciones idóneas para el cultivo del café en unas haciendas que aún mantienen la estética de finales del siglo XIX, cuando la isla era el cuarto productor del continente.
"Hay que duplicar la producción sólo para satisfacer la demanda interna", reconoció Mattei, para quien la apuesta de futuro pasa por, una vez recuperado el nivel de hace décadas, dirigirse a mercados internacionales interesados en la máxima calidad.
Lamentó que la producción haya caído en la última década, lo que achaca a la falta de apoyo del Gobierno y, en concreto, al pobre asesoramiento técnico en el área de fertilizantes y a la carencia de subvenciones.
Pedro Fernández, uno de los promotores de "Puerto Rico Coffee Expo", explicó a Efe que esa feria, impulsada en 2010, se concibió como una respuesta a la falta de incentivos a un sector íntimamente ligado al paisaje puertorriqueño.
En 1736, los gobernantes españoles se dieron cuenta de las ventajas climáticas de la isla, lo que les llevó a introducir el arbusto desde la vecina isla La Española, hoy dividida entre las repúblicas Dominicana y Haití
En su opinión, el futuro del café puertorriqueño está en la elaboración de productos especiales y en la búsqueda de nichos muy concretos en los mercados, siempre ligados a la calidad.
"Puerto Rico dispone de las condiciones ideales, pero sólo se produce el 40 % de lo que se consume en la isla", dijo el emprendedor, para quien muchos cafetaleros han abandonado el negocio en los últimos años ante la pobre perspectiva económica de un sector que a su juicio podría tener un desarrollo muy superior.
En 1736, los gobernantes españoles se dieron cuenta de las ventajas climáticas de la isla, lo que les llevó a introducir el arbusto desde la vecina isla La Española, hoy dividida entre las repúblicas Dominicana y Haití.
En su día, el cultivo del café provocó, incluso, un movimiento migratorio interno hacia el interior montañoso, donde hoy todavía se pueden apreciar vestigios de un estilo de vida generado con la siembra de ese producto.
La producción de café ha sufrido altibajos desde entonces y hoy, con unas 5.200 toneladas, está muy lejos de las más de 25.000 toneladas de cifra récord que se obtuvieron en la cosecha de 1896.
Evelyn Santiago, responsable de la Oficina de Fiscalización e Investigación del Café de Puerto Rico, achaca la caída de la producción, entre otras razones, a la broca, un escarabajo africano que se alimenta de café, y a la gran pluviosidad registrada en las últimas cosechas.
En cualquier caso, el café es todavía una de las industrias más importantes del país, con cerca de 5.000 empleos directos y unos 20.000 indirectos, que mantienen el legado cultural e histórico de la isla caribeña.
El valor de la producción agrícola de café en 2008 alcanzó los 49 millones de dólares, según la Oficina de Estadísticas Agrícolas del Departamento de Agricultura.
La empresa que monopoliza en el país caribeño la venta de café es Puerto Rico Coffee Roasters, con más del 80 % de la cuota de mercado local, gracias, entre otras, a la marca Yaucono, la más popular entre los puertorriqueños.
La exportación en Puerto Rico, actividad con cifras muy modestas, está a cargo de compañías como Hacienda San Pedro y Café Tres Picachos, dos de las once sociedades que en 2010 vendían el producto en el extranjero. EFE