Elaborado por Nassim José Alemany/Socio de Economía de Deloitte
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La administración del presidente Trump dio a conocer esta semana los principales puntos de su plan de recortes de impuestos, con el que busca, según su gabinete, fomentar el crecimiento económico y crear millones de nuevos empleos.
La propuesta incluye la simplificación de las categorías de ingreso para personas físicas, un aumento del monto deducible y mayores exenciones de impuesto para familias con niños y dependientes.
A nivel corporativo, la medida de mayor impacto que está proponiendo la administración es una reducción de la tasa del impuesto sobre la renta de 35% a un 15%. También están planteando un impuesto único y reducido para la entrada del dinero que compañías norteamericanas han generado en otros países, y la eliminación de recortes de impuestos en áreas específicas.
Como se puede observar en el gráfico, Estados Unidos tiene actualmente una de las mayores tasas de impuesto sobre la renta a nivel internacional, y ésta es la principal motivación del presidente Trump para proponer la reducción y ubicarse más cerca, e incluso por debajo, de algunos países desarrollados.
A pesar de que en principio el recorte de impuestos parece atractivo, el problema fundamental de esta propuesta es que no se sabe cuánto costará en pérdidas de ingresos fiscales, ni se tienen detalles específicos de las medidas a ser implementadas.
La Comisión para un Presupuesto Federal Responsable, una organización no partidaria y sin fines de lucro que analiza temas sobre política fiscal, estima que esta propuesta podría costar entre $3 y $7 trillones de dólares en los próximos diez años, y elevaría la deuda de Estados Unidos a un 111% del PIB para el 2027, dado el déficit fiscal anual que se generaría por la reducción de los ingresos.
Organismos independientes sugieren que para que este recorte de impuestos sea viable, tal y como fue planteado, Estados Unidos tendría que crecer un 4.5% cada año, por los próximos diez años. Eso, para una economía desarrollada y sin un crecimiento poblacional que lo soporte, sería muy difícil de lograr.
Es probable que cuando se corran todos los números, el proyecto que envíen al Congreso sea mucho menos ambicioso que el inicialmente propuesto.