Cuando Mirco Wiegert y Lorenz Hampl eran estudiantes, decidieron crear su propia fábrica de refresco de cola, pero había un un gran inconveniente: no tenían ni la menor idea de cómo elaborar una bebida gaseosa.
Con la confianza que da la juventud, se pusieron a investigar cómo hacer para que su sueño se convirtiera en realidad.
"Buscamos en Google las recetas de refrescos cola y sus ingredientes", cuenta Mirco Wiegert, cofundador y jefe de la empresa, que en aquel momento tenía 28 años.
Desafortunadamente, internet no fue particularmente útil para responder a esa pregunta, razón por la que los dos amigos -que se conocían desde su infancia en Hamburgo, en el norte de Alemania- tuvieron que pensar en un plan B.
Comenzaron a llamar a las cervecerías de todo el país para ver si alguien podía ayudarles a desarrollar una receta de cola y luego embotellar la bebida para ellos.
Pero con todos los fabricantes ocupados haciendo las famosas pilsners y otras cervezas de Alemania, Mirco cuenta que llegaron a "cientos" de callejones sin salida.
Muchos de los que llamaron quedaron perplejos ante la idea, sin entender por qué dos jóvenes les preguntaban si podían hacer un refresco. Sin embargo, finalmente uno dijo que sí.
"Al final encontramos una pequeña fábrica de cerveza en el oeste de Alemania", dice Mirco. "El maestro cervecero nos dijo: 'Vengan chicos, visítenme y algo haremos’".
Era 2003 y unos meses más tarde, Mirco y Lorenz tenían sus primeras 170 cajas de Fritz-Kola con unas 4.080 botellas listas para ser vendidas.
Para empezar, decidieron apuntar a bares independientes en lugar de acercarse a los supermercados y otros minoristas.
Así que conduciendo una furgoneta cada uno, fueron de bar en bar en Hamburgo para tratar de vender el producto directamente.
Hoy en día, su marca es un nombre conocido en Alemania. Tanto así que el año pasado se convirtió en el segundo mayor vendedor de refresco de cola en botella de vidrio de 330 ml en las tiendas alemanas, solo detrás de Coca-Cola.
Las cifras del grupo de investigación de mercado Nielsen mostraron que Fritz-Kola vendió 71 millones de botellas de vidrio de ese tamaño en 2019, en comparación con las 74 millones de Coca-Cola y solo 337.000 de Pepsi.
Si bien Coca-Cola y Pepsi vendieron muchas más unidades en otros formatos, como botellas de plástico de varios tamaños y latas, es todo un logro para una empresa que se lanzó hace solo 17 años como un proyecto estudiantil.
Al inicio del proyecto, en 2003, Mirco y Lorenz decidieron adaptar sus retratos para utilizarlos como logo.
Mirco asegura que era la opción más barata y que no pusieron sus caras ahí por vanidad.
Con solo US$8.300 en ahorros combinados para poner el negocio en funcionamiento, cuenta que hubiera sido mucho más caro comprar los derechos de una imagen o encargar un diseño gráfico a medida.
"Pagamos cerca de US$100 para que nuestras caras se vieran bien", dice Mirco, ahora de 44 años.
"Le pedimos a nuestro vecino que usara Photoshop para generarlo, pagamos unos US$80 por el registro de la marca, y creamos nuestra tipografía Fritz-Kola".
Los amigos también eligieron una etiqueta en blanco y negro porque imprimir en color era más caro.
Para dar con el nombre de la marca, Mirco dice que le pidieron al público que escogiera.
Escribieron 40 posibilidades en una lista y le preguntaron a la gente a la salida de un centro comercial. Fritz, un nombre típico alemán, ganó la encuesta.
Y a la hora de crear el producto, se propusieron elaborar una gaseosa que tuviera un sabor diferente al de la Coca-Cola y la Pepsi, por lo que usaron menos azúcar y agregaron jugo de limón. Pero no solo eso. También decidieron añadirle mucha más cafeína.
"Cuando tomas nuestra bebida de cola, el sabor debería ser un poco menos dulce, pero con más empuje, como un subidón de cafeína", dice Mirco.
"Así que decidimos poner tres veces más cafeína (que en los refrescos de cola líderes del mercado)".
Fritz-Kola contiene 25 mg de cafeína por cada 100 ml de refresco, según el sitio web de noticias estadounidense Ozy, que compara esa cantidad con los 10 mg que tiene la Coca-Cola y los 32 mg que utiliza Red Bull.
Mirco admite que, al principio, muchos bares simplemente no estaban interesados en ofrecer su producto.
"Mucha gente no podía imaginarse beber o probar otra cola que la convencional en ese momento", dice.
Para persuadir a los bares de que aceptaran la propuesta, les dijeron a los gerentes que si no estaban contentos con las ventas, podían devolver las botellas no vendidas y obtener un reembolso completo.
"Trabajamos casi 24 horas al día, siete días a la semana, y nos divertimos mucho", dice Mirco.
"Tuvimos suerte porque a la gente le gustó nuestra marca de refrescos. Tenían curiosidad, vieron a estos dos estudiantes con una gaseosa extraña y dijeron: 'Probémoslo'. Y les gustó".
"Pero nos tomó otros tres años contratar a los primeros empleados, para que se pareciera más a una empresa. Hasta entonces ni siquiera teníamos una oficina", cuenta.
Para entonces, las ventas habían comenzado a crecer gracias a los comentarios de la gente y el uso de anuncios irreverentes, una estrategia que continúa hoy.
En 2017, sus anuncios publicitarios criticaron a los presidentes Donald Trump, Vladimir Putin y Recep Erdogan, mostrando pinturas de los tres líderes junto a las palabras Mensch, wach auf! ("¡Hombre, despierta!").
Actualmente el producto se vende en bares y tiendas de toda Europa. Después de Alemania, los principales mercados son los Países Bajos, Polonia, Bélgica y Austria.
La analista de refrescos Linda Lichtmess, de la firma de investigación de mercado Euromonitor, dice que Fritz-Cola es popular porque los clientes la ven como auténtica.
"Su autenticidad deriva de su imagen, la de una empresa que fue fundada por estudiantes que querían ofrecer un producto con mejor sabor y mayor contenido de cafeína que el de la cola normal", dice.
Hoy Fritz-Kola subcontrata la producción a cinco plantas embotelladoras. Y además de su refresco regular, vende una versión sin azúcar y una variedad de bebidas de frutas.
Si bien la compañía no da a conocer sus datos financieros, la revista Forbes publicó en 2018 que las ventas de la empresa llegaron a unos US$8,7 millones en 2015.
Desde 2016, Mirco está a cargo del negocio con sede en Hamburgo, ya que Lorenz decidió partir ese año para desarrollar otros planes.
En este nuevo escenario, Mirco posee dos tercios de las acciones, y el otro tercio está en manos de varios inversores.
Recordando el inicio de la empresa, cuenta que al principio nadie creía en ellos.
"Dijeron: '¡Eres estúpido! Estás compitiendo con las marcas más importantes del mundo'. Pero para nosotros solo significaba más diversión, incluso más desafío", explica.
"Hoy soy responsable de 280 personas. Tengo bastantes aventuras en mi empresa, así que no tengo que hacer nada más, me encanta lo que hago".
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