París, Francia, 27 sep (EFE).- El Gobierno francés bajará 7.000 millones de euros en impuestos en 2018, sobre todo a las rentas más altas y más bajas, al tiempo que reducirá el gasto público para controlar el déficit y la deuda, según los Presupuestos aprobados hoy en Consejo de Ministros.
La oposición no ha esperado para arremeter contra unas cuentas que juzga poco solidarias y especialmente benévolas con los ricos.
Los Presupuestos presentados hoy están tabulados sobre una expectativa de crecimiento del 1,7 % del PIB en 2017 y el mismo porcentaje el año que viene.
En este horizonte de recuperación económica lenta pero progresiva (la media del crecimiento en la eurozona este año será del 2,0 %), se prevé que el déficit público caiga al 2,6 % en 2018 -por debajo del tope marcado en el pacto de estabilidad-, frente al 2,9 % de este año.
La batería fiscal que el Ejecutivo lanzará para dinamizar la actividad tiene como una de sus medidas estrella una fuerte reducción en el impuesto sobre la fortuna (ISF), que pasarán a pagar sólo quienes tengan un patrimonio inmobiliario superior a los 1,3 millones de euros.
A partir de ahora quedarán exentos de ese tributo aquellos hogares que alcancen ese umbral gracias a su patrimonio financiero y a otros activos, algo que ha sido aprovechado por la oposición de izquierdas para cargar contra el Gobierno.
El proyecto de ley "beneficiará a todos los franceses sin excepción (…) y no sólo a los más ricos", se defendió en rueda de prensa el ministro de Economía, Bruno Le Maire, que al igual que el titular de Hacienda, Gérard Darmanin, procede de las filas del partido de la derecha, Los Republicanos.
El Ejecutivo, que cataloga los Presupuestos como los del "poder adquisitivo", hizo hincapié en que medidas como la progresiva eliminación del impuesto sobre la vivienda para el 80 % de los hogares o la bajada de las cotizaciones sociales para asalariados y autónomos aliviarán una carga fiscal "excesiva e injusta".
Asimismo, destacó que la bajada de impuestos tendrá efectos especialmente relevantes sobre los trabajadores con menores ingresos, lo que, en el caso de una pareja con el salario mínimo interprofesional, se traducirá en unos 540 euros más anuales.
También las empresas se beneficiarán, con una reducción progresiva del tipo del impuesto de sociedades del actual 33 % a un 25 % en cinco años.
En Francia ha despertado cierta suspicacia que el Gobierno haya hablado siempre de una bajada de impuestos de 10.000 millones de euros, cuando en realidad ésta será de unos 7.000 millones a lo largo de todo el año, y sólo se alcanzará la cifra anunciada previamente a final de 2018.
En paralelo a la relajación impositiva, las autoridades galas pretenden embridar el gasto público (que crecerá un 0,5 % en 2018 contra el 0,8 % de 2017), algo que conseguirán a través de fuertes recortes en prácticamente todos los ministerios.
"No tenemos más que un objetivo: invertir la curva del gasto público. Pensar que se puede gastar más de un año para otro (…) es un error contra el que hace falta luchar", señaló el portavoz del Gobierno, Christophe Castaner.
Pese a esos esfuerzos, el Ejecutivo calcula que la deuda pública crecerá desde el 96,8 % del PIB hasta el 97,1 % en 2018, antes de comenzar a bajar en 2019 al 96,1 %, y alcanzar el 91,4 % en cinco años, al final del mandato del presidente, Emmanuel Macron.
Como siempre, hay ministerios ganadores y perdedores en las cuentas: entre los primeros sobresalen Defensa, con 1.800 millones más de presupuesto, Educación (1.300 millones más), Justicia (300 millones más) o Ecología (500 millones más).
Por el contrario, se verán especialmente afectados los subsidios estatales al empleo (1.500 millones menos) y a la vivienda (1.700 millones menos), así como los transportes.
En total, el Gobierno espera conseguir un ahorro de unos 15.000 millones de euros para cuadrar así lo que en Francia ha sido interpretado como un complicado círculo. EFE