SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) resalta que en 2017 la actividad económica de la República Dominicana se expandió en 4.6 %, luego de un crecimiento potencial superior al 7.1 % como promedio en el período 2014-16, y llama la atención sobre el endeudamiento y que los riesgos persisten pese a un panorama, en general, positivo.
Sostiene el FMI que, a pesar de los esfuerzos para reforzar la base de ingresos, se requerirán “acciones más significativas para fortalecer la posición fiscal” del Gobierno dominicano.
Explica que las condiciones financieras internacionales favorables y el fuerte crecimiento en los últimos años han mantenido a raya las vulnerabilidades fiscales, pero la deuda pública siguió aumentando y la creciente carga de intereses en relación con una base de ingresos reducida está haciendo que la deuda sea menos asequible.
“Las reformas bien acogidas con el fin de mejorar el perfil de la deuda y abordar las debilidades en la administración tributaria y aduanera están dando buenos resultados, como lo demuestra la reciente emisión de deuda en pesos en los mercados globales, reduciendo los diferenciales de los bonos y los aumentos en la base impositiva”, indica.
Explica el documento del FMI que aunque el panorama económico general sigue siendo positivo, persisten problema de riesgos como los vinculados a los mayores precios del petróleo, la demanda externa más débil que la proyectada y las condiciones financieras mundiales más ajustadas de lo previsto.
Explica que la moderación del crecimiento se concentró en los primeros tres trimestres de 2017 y fue impulsada por una corrección cíclica de la demanda interna (especialmente la inversión), condiciones financieras más estrictas, incertidumbre relacionada con las reformas legislativas y las interrupciones económicas causadas por el paso cercano de dos huracanes de categoría cinco en septiembre de 2017.
A continuación parte del resumen del informe del Directorio Ejecutivo del FMI , al concluir la consulta del Artículo IV de 2018 con la República Dominicana
El 11 de abril de 2018, la Junta Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la consulta del Artículo IV1 con la República Dominicana y consideró y respaldó la evaluación del personal sin una reunión.
Las reformas para mejorar la transparencia en los procesos de contratación pública, fortalecer las prácticas de gestión financiera pública y alinear las estadísticas públicas con las normas internacionales contribuirán aún más a aumentar la transparencia y previsibilidad de las políticas, y deberían complementarse con una cobertura más amplia y puntualidad de las estadísticas fiscales
En virtud del Artículo IV de los Artículos del Acuerdo del FMI, el FMI mantiene conversaciones bilaterales con los miembros, generalmente cada año. Un equipo de personal visita el país, recopila información económica y financiera y discute con los funcionarios los desarrollos y las políticas económicas del país. Al regresar a la sede, el personal prepara un informe, que constituye la base para el debate de la Junta Ejecutiva. La Junta Ejecutiva toma decisiones conforme a su procedimiento de vencimiento cuando la Junta acuerda que una propuesta puede ser considerada sin convocar discusiones formales.
Resumen
Tras tres años de sólida expansión, la economía se moderó hasta alcanzar su nivel potencial. Se estima que la actividad económica se ha expandido en 4.6 % en 2017, luego de un crecimiento potencial superior al 7.1 % como promedio durante 2014-16. La moderación del crecimiento se concentró en los primeros tres trimestres de 2017 y fue impulsada por una corrección cíclica de la demanda interna (especialmente la inversión), condiciones financieras más estrictas, incertidumbre relacionada con las reformas legislativas y las interrupciones económicas causadas por el paso cercano de dos huracanes de categoría cinco en septiembre de 2017.
Una política monetaria más acomodaticia y un repunte en la actividad luego de los huracanes contribuyeron a una fuerte recuperación en el último trimestre del año. Los mercados laborales continuaron mejorando con la recuperación del empleo y los salarios reales en los últimos dos años, y el desempleo cayó aún más al 5.1 %, cerca de mínimos históricos. La inflación general regresó a la banda objetivo de 4 ± 1 % del banco central, y la posición externa se fortaleció significativamente.
Evaluación de la Junta Ejecutiva
La respuesta política oportuna a la desaceleración económica a principios de 2017 ha puesto a la economía en una situación de equilibrio. La actividad económica y su crecimiento proyectado están volviendo al potencial, la inflación está dentro de la meta del banco central, el desempleo está cerca de mínimos históricos y el déficit de la cuenta corriente externa se ha reducido.
El panorama económico general sigue siendo positivo, pero los riesgos persisten, con los principales riesgos a la baja derivados de los mayores precios del petróleo, la demanda externa más débil que la proyectada y las condiciones financieras mundiales más ajustadas de lo previsto. En este contexto, el desafío clave será desarrollar la resiliencia a estos riesgos mediante la reconstrucción de los amortiguadores de políticas, el fortalecimiento de las reformas estructurales y la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Se espera que las tasas de préstamo más bajas y el crecimiento crediticio más sólido después de la flexibilización, combinados con salarios reales y empleo más altos, continúen apoyando la demanda interna. Se espera que el crecimiento aumente al 5.5 % en 2018 y luego se modere a su tasa potencial a medio plazo de alrededor del 5 %. Se espera que la inflación permanezca dentro de la banda objetivo de 4 +/- 1 % del banco central, mientras que el déficit de la cuenta corriente externa aumentará gradualmente a sus niveles históricos con precios más altos del petróleo y una demanda interna más fuerte.
Sin embargo, los riesgos en torno a las perspectivas persisten, con los principales riesgos a la baja que se derivan principalmente de factores externos, como los mayores precios mundiales del petróleo, las condiciones financieras mundiales más estrictas que las anticipadas y una demanda externa más débil que la proyectada.
A pesar de los bienvenidos esfuerzos para reforzar la base de ingresos, se requerirán acciones más significativas para fortalecer la posición fiscal. Las condiciones financieras internacionales favorables y el fuerte crecimiento en los últimos años han mantenido a raya las vulnerabilidades fiscales, pero la deuda pública siguió aumentando y la creciente carga de intereses en relación con una base de ingresos reducida está haciendo que la deuda sea menos asequible.
Las reformas bien acogidas con el fin de mejorar el perfil de la deuda y abordar las debilidades en la administración tributaria y aduanera están dando buenos resultados, como lo demuestra la reciente emisión de deuda en pesos en los mercados globales, reduciendo los diferenciales de los bonos y los aumentos en la base impositiva. Sin embargo, estos no son suficientes para compensar las presiones estructurales del gasto, especialmente ante el endurecimiento de las condiciones de financiamiento global y el aumento de los precios del petróleo. Se necesitará un ajuste fiscal significativo para reconstruir los colchones y revertir la dinámica de la deuda al alza, pero su diseño debería ser particularmente consciente de su impacto en el crecimiento, la pobreza y la desigualdad.
El ajuste debe centrarse en ampliar la base tributaria (incluso mediante la racionalización de los incentivos y exenciones fiscales), simplificar el sistema tributario y racionalizar los gastos ineficientes, al tiempo que se prioriza el espacio fiscal para aumentar la inversión pública y el gasto social para proteger a los más vulnerables.
El fortalecimiento del marco de la política fiscal debe apoyar los esfuerzos para mejorar la posición fiscal. Un marco fiscal de mediano plazo, que anclaría la toma de decisiones de la política fiscal en los objetivos de sostenibilidad de la deuda a largo plazo, reduciría la incertidumbre política y fortalecería su credibilidad ante los mercados. Los esfuerzos en curso para desarrollar dicho marco son bienvenidos.
Las reformas para mejorar la transparencia en los procesos de contratación pública, fortalecer las prácticas de gestión financiera pública y alinear las estadísticas públicas con las normas internacionales contribuirán aún más a aumentar la transparencia y previsibilidad de las políticas, y deberían complementarse con una cobertura más amplia y puntualidad de las estadísticas fiscales.
La postura neutral de la política monetaria con un sesgo restrictivo es consistente con las condiciones económicas actuales. La postura neutral debería ayudar a mantener la producción cercana al potencial y la inflación dentro de la meta del banco central, pero se puede requerir una política monetaria más estricta si la inflación aumenta más rápido de lo esperado. El marco de objetivos de inflación del banco central ha contribuido positivamente a la estabilidad de precios y se mejoraría aún más a través de una mayor flexibilidad de tipo de cambio, lo que aumentaría la resistencia a los choques externos al proporcionar un mecanismo de ajuste automático.
La posición externa es moderadamente más fuerte de lo que justifican los fundamentos de mediano plazo y los ajustes políticos deseables, pero se espera que se realinee a mediano plazo con la recuperación proyectada de la demanda interna privada, especialmente a medida que se realicen reformas estructurales para mejorar el entorno de inversión y los resultados sociales. Su fortaleza continua en el corto plazo ofrece una oportunidad importante para continuar construyendo reservas, que se han fortalecido considerablemente desde la crisis financiera de 2003-2004.
La perseverancia en los esfuerzos para fortalecer la supervisión del sector financiero permitirá al sistema financiero continuar apoyando un crecimiento sólido e inclusivo. Las reformas implementadas en los quince años transcurridos desde la crisis financiera han apoyado una recuperación en la salud del sistema financiero, que se compara favorablemente con los pares regionales.
El énfasis en el fortalecimiento de la supervisión de los riesgos macrofinancieros sistémicos contribuirá aún más a la estabilidad financiera, especialmente a medida que se desarrolla la información sobre el endeudamiento de las empresas y las empresas, y se finaliza el marco de políticas macroprudenciales para mejorar la flexibilidad de las políticas para responder a los riesgos sistémicos.
Los esfuerzos continuos para mejorar la regulación y supervisión prudenciales complementarán estas reformas, con el objetivo de alinear completamente el marco regulatorio y de supervisión con las mejores prácticas internacionales. Deben subsanarse las lagunas restantes en la periferia de supervisión, incluida la supervisión de las instituciones no bancarias más grandes. Finalmente, los esfuerzos para fortalecer el marco contra el lavado de dinero son bienvenidos, ya que su implementación efectiva es importante para promover la integridad en el sistema financiero.
Las reformas estructurales orientadas hacia el crecimiento y la sociedad serán importantes para mejorar el potencial de crecimiento de la economía y abordar los desafíos sociales pendientes.
Las reformas en marcha de las autoridades para fortalecer el entorno empresarial y mejorar los resultados en salud, educación e infraestructura, así como para avanzar en la agenda de reforma para el sector eléctrico, son bienvenidas y ayudarán a impulsar el potencial de crecimiento de la economía.
El desafío será complementar estos esfuerzos con acciones políticas concretas e inmediatas para reformar de manera sostenible el sector eléctrico y con reformas más ambiciosas para reducir los altos costos de transporte, simplificar el sistema tributario y fortalecer el entorno institucional. Las reformas para ampliar la cobertura de la seguridad social y garantizar un ingreso de jubilación adecuado serán importantes para fortalecer los resultados sociales.
Una posición fiscal más sólida también contribuiría a mejorar los resultados sociales al aliviar las presiones sobre los recursos financieros y las tasas de interés, y proporcionar un espacio para reorientar el gasto hacia redes de seguridad social e infraestructura.
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