SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La alta carga impositiva, que encarece el precio final de los cigarrillos y licores, es uno de los factores que más estimula el comercio ilegal de estos productos, a la vez que priva de millonarios dividendos no solo a la industria, sino también al fisco.
De acuerdo con Iñaki Landáburu, director general de la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas de México, la estrategia de incrementar los impuestos al sector resulta contraproducente y no compensa eficazmente las pérdidas de ingresos fiscales, sino que, en cambio, estimula el contrabando de rubros ilícitos que cuestan mucho menos al consumidor.
Explicó que en México el comercio ilícito de cigarrillos y alcoholes registra un crecimiento anual del 6% y acapara más del 17% del mercado. “Es un contrabando que se da en grandes volúmenes y ha venido creciendo, generado por los incrementos de impuestos básicamente, impuestos que en algunos casos son de primera mano, y en otros en toda la cadena de comercialización”.
Indicó que para afrontar el problema, en el país azteca se creó hace cinco años una amplia alianza entre el sector privado y un conjunto de instituciones del Estado, que ha logrado revertir el contrabando de cigarrillos en un 1%, una proporción que resulta significativa en un mercado tan grande.
“Creamos una alianza en contra de los productos ilegales, en la que no solamente están los fabricantes de cigarros, sino también los de vinos, licores, ropa, de discos y música”, explicó el también directivo de la Asociación de Distribuidores de Vinos y Licores del país azteca, quien visitó las instalaciones de Acento.com.do en compañía de Erick Pérez del Toro, ejecutivo de la Philip Morris Dominicana.
Reiteró que la fórmula de aumentar recurrentemente los impuestos, “al final del día no ayuda en nada, pues le genera menos ingresos también al fisco, estimula el producto ilegal, y también se pierden puestos de trabajo”.
“Creamos una alianza en contra de los productos ilegales, en la que no solamente están los fabricantes de cigarros, sino también los de vinos, licores, ropa, de discos y música”
Citó el caso de las bebidas alcohólicas, que en México tienen un impuesto de 73% en la cadena de comercialización, más un 16% del IVA (Impuesto al Valor Agregado). “Eso hace que sea precioso comprar en Panamá los whiskies escoceses, meterlos subfacturados a México, al 30% de su precio real en el mercado”.
Actualmente el 50% del licor que se consume en esa nación “tiene algún nivel de ilegalidad, o es contrabando, o es producido al margen de las normas” correspondientes, poniendo en riesgo la salud del consumidor.
Landáburu exhortó a las autoridades de la salud a estar muy atentas en torno al consumo de estos productos. “En México se han descubierto cigarrillos contrabandeados que tienen heces fecales de caballos”, enfatizó.
“Tenemos que convencer a Aduanas, al fisco, de que la solución no es subir impuestos; si subimos y subimos, cada vez es más atractivo ser informal”, apuntó Landárubu, quien será este martes uno de los oradores invitados del panel “Contrabando: impacto y soluciones”, que auspician la Asociación Dominicana de la Industria del Cigarrillo (Asocigar) y las principales federaciones de comerciantes del país.
Más de RD$1,000 millones en pérdidas al fisco
De su lado, Erick Pérez del Toro, ejecutivo de Philip Morris Dominicana, destacó el auge exponencial de este comercio ilegal, que hasta el 2012 era casi inexistente –apenas se daba en un 0.4%-, pero al día de hoy constituye el 15% del mercado y “deja pérdidas al fisco por más de RD$1,000 millones” por la evasión del Impuesto Selectivo al Comsumo.
Indicó que la situación afecta sensiblemente a toda la industria local del cigarrillo, no solo a la Philip Morris, multinacional que tiene el 80% del mercado, cerca de 700 empleados formales y llega a más de 50 mil puntos de venta en todo el país, incluyendo al comercio mayorista.
Durante el 2013, el creciente comercio de cigarrillos contrabandeados desde Haití, China, Singapur, Panamá, Paraguay, la India y otras latitudes, unido a la carga impositiva de 57%, produjo una disminución del 18% en el volumen de ventas de este sector de la industria, “un impacto bastante impresionante, bastante fuerte en un año”, indicó.
“Todo lo que tiene que ver con el comercio ilegal de cigarrillos a nivel de la industria tiene un efecto bastante negativo, porque es una competencia totalmente desleal, son productos que no cuentan con estampilla fiscal, evidentemente no pagan sus impuestos”.
“Entendemos que falta un poco más, una serie de actores que entendemos deben integrarse más a esta lucha; no solo del sector púbico, sino también la integración del sector comercial, las federaciones de comerciantes"
Además, desde el 2010 el sector ha sido blanco de “varias reformas, varios incrementos fiscales que han afectado a toda la industria” procesadora del tabaco.
Del Toro detalló que la situación merma rentabilidad a una empresa como la Philip Morris, que produce en la República Dominicana, “con tabaco dominicano, con mano de obra dominicana”, y distribuye desde aquí sus productos a más de 15 mercados en el área del Caribe.
Recordó que para enfrentar el problema la Philip Morris suscribió un acuerdo con la Dirección General de Aduanas (DGA) que ha arrojado algunos resultados, pero es aun insuficiente ante la magnitud del contrabando.
Tanto Landáburu como el ejecutivo de Philip Morris insistieron en que solo a través de una persecución judicial más eficaz, y de una alianza que incluya a un amplio abanico de actores del comercio y del Gobierno, podrá el país hacerle frente a este problema.
“Entendemos que falta un poco más, una serie de actores que entendemos deben integrarse más a esta lucha; no solo del sector púbico, sino también la integración del sector comercial, las federaciones de comerciantes, como una manera de concienciar un poco para que traten de evitar este tipo de prácticas”, refirió el ejecutivo de Philip Morris, empresa que tributa al fisco más de RD$3,900 millones de pesos al año.
Entre el 2013 y la primera mitad del 2014, la Dirección General de Aduanas incautó un total de 7,814,644 unidades de cigarrillos, al tiempo que otras10,087,500 fueron decomisadas por el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront).