SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Durante el próximo año 2014 la población dominicana tendrá que pagar más de 400 mil millones de pesos en impuestos. En ese mismo período, la gestión de Danilo Medina requerirá préstamos por US$4,262.6 millones (6.9% del PIB) para amortizar la deuda interna y externa con US$2,512.4 millones y financiar el déficit presupuestario estimado en RD$77,709 millones (US$1,750. 2 millones). Además, deberá pagar intereses por RD$71,465.6 millones. Ver PDF Ver PDF

Desde hace varios años, los gobiernos gastan más de lo que reciben, y muchos viven por encima de sus posibilidades, lo cual ha sido posible por un torbellino financiero de endeudamiento externo e interno que amenaza con convertir a República Dominicana en la versión caribeña de la tragedia económica y financiera griega.

Como parte de ese derrotero, en el proyecto de Presupuesto de 2014 se enciende una luz roja que debería significar una alerta frente a una línea que el país no debería cruzar: endeudarse no para construir obras de infraestructura que generan nuevas riquezas, ni para amortizar deudas que liberen de parte de esas obligaciones externas, sino para pagar los intereses de la deuda acumulada por ese estilo de vida derrochador e insostenible. Se trata de la pendiente resbaladiza hacia el desastre: nueva deuda para pagar intereses que generan más deuda e intereses que pagar.

Lo primero es que, durante 2014, la gestión de Danilo Medina necesitara nuevos préstamos por US$4,262.6 millones (6.9% del PIB), que además de utilizar para amortizar la deuda interna y externa por un monto equivalente a US$2,512.4 millones, también lo necesitará para financiar el déficit presupuestario estimado en RD$77,709 millones, equivalente a US$1,750. 2 millones que representan el 2.8% del PIB.

"Si se considera la deuda del Banco Central, el nivel actual de la deuda podría estar como en US$28.5 mil millones de dólares; eso sería equivalente al 47% del PIB, lo cual es una cifra muy elevada y crea un problema de sostenibilidad"

Pero durante 2014, el Gobierno deberá pagar intereses por RD$71,465.6 millones, lo que equivale al 92% del financiamiento neto de ese año. Esto significa que casi la totalidad del nuevo incremento en el saldo de deuda pública será destinado a pagar esos intereses, por lo cual esos recursos no serán destinados a la construcción de infraestructura, ni a fomentar la producción, ni a los gastos en salud y educación, ni a crear fuentes de empleos.

En este contexto, lo que pasa con las cuentas gubernamentales recuerda la mala práctica que es común en las finanzas personales de muchos dominicanos. Por ejemplo: cuando una familia humilde visita una compraventa para empeñar un artículo del hogar, con frecuencia se encuentra en la situación de que una vez vencido el plazo (suponga que es de un mes) no puede pagar la deuda contraída.

Entonces, para evitar perder el artículo (imagine un televisor), paga los intereses generados por esa deuda durante el mes del préstamo. Y resulta que, debido a sus bajos ingresos, esa situación se le presenta también en los meses siguientes, por lo que repetidamente pagara los intereses generados, sin poder cubrir el capital.

Pero llega un momento en que sucede una de dos cosas: pierde el televisor por una deuda originalmente mucho menor al valor del equipo empeñado, o lo recupera después de haber pagado a la casa de empeño un flujo de dinero que, al sumarlo, representa un valor muy superior al precio del artículo y al monto del dinero que inicialmente recibió en préstamo.

A diferencia de lo que sucede con las personas, una nación no pierde el televisor empeñado en la compraventa, pero se ve en la situación de tomar cada vez más préstamos para pagar sus intereses, hasta que llega el momento en que ya nadie le presta, pues cae en una situación de insostenibilidad fiscal, lo que significa un estado de cesación de pagos que convierte al país en un paria para los mercados internacionales de capitales.

La ciudadanía pagará más de 400 mil millones en impuestos

Durante 2014, los dominicanos pagarán en impuestos RD$401,889.2 millones, mientras que el servicio de la deuda pública (igual a amortización más intereses de la deuda) ascenderá a RD$167,511.5 millones. Esto significa que por cada peso pagado en impuestos, 42 centavos deberán ser destinados a cubrir esas obligaciones internacionales.

Este sacrificio equivale al 99.5% del esfuerzo que en pagos de impuestos realizará la sociedad durante 2014 para financiar partidas tan importantes como el gasto en educación y salud. Ambas suman RD$168,317.3 millones.

En conjunto, salud, educación y el servicio de la deuda absorberán el 84% de lo que el Gobierno recibirá por impuestos. Si se suman los subsidios a la electricidad, ascendentes a RD$43,080 millones, lo que equivale al 10.7% de los ingresos tributarios, solo queda un 5.3% del pastel tributario para financiar todo lo demás. Y como lo que sobra del cobro de impuestos no da para casi nada, entonces el Gobierno endeuda el país cada vez más.

Esa estrechez fiscal  deja muy poco espacio para satisfacer otras necesidades también vitales, como la inversión en infraestructura, elevar los salarios a los empleados públicos de bajas categorías (pues los altos funcionarios se han adjudicado fuertes incrementos en sus salarios), y mejorar el presupuesto de instituciones importantes, como el Poder Judicial, al cual se refirió recientemente su jefe supremo, el presidente de la Suprema Corte, Mariano Germán Mejía, al calificar de “indigno” el hecho de que los tribunales del país impartan justicia en furgones.

Las dificultades presupuestarias han provocado que desde todos los rincones del país se realicen protestas en reclamo de aumento salarial, de construcción de obras y de mejoras en el servicio eléctrico. Las últimas en los pueblos del Cibao se volvieron violentas, con un saldo de al menos cuatro muertos y varios heridos, incluidos agentes de la Policía Nacional. Estos reclamos también surgen desde los mismos pasillos del Congreso Nacional, donde los legisladores del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y de la oposición ejercen intensas presiones al Poder Ejecutivo para que en el presupuesto de 2014 se incluyan construcciones de obras en las comunidades que representan.

Por ejemplo, a José Rafael Vargas, senador de la provincia Espaillat, la prensa le atribuye haber dicho: “Que no me hablen de prioridades y de que hay una obra de diez mil millones de pesos que nadie pidió. Por este proyecto de Presupuesto no levantaré la mano, si las obras de Moca no son incluidas”.

Irónicamente, Vargas encabezó el 26 de octubre un encuentro de dirigentes del PLD en Moca, donde se lanzó la precandidatura presidencial de Leonel Fernández para las elecciones de 2016. Precisamente, fue en las dos últimas gestiones de Fernández (2004-2008 y 2008-2012) cuando se aplicó una política agresiva de endeudamiento que incrementó la deuda pública en 192%, y al abandonar el Palacio Nacional dejó a su sucesor, el presidente Medina –que llegó con la promesa de “hacer lo que nunca se ha hecho” –, el mayor déficit fiscal en la historia del país, ascendente a más RD$153 mil millones de pesos, según cifras del Banco Central, más conservadoras que otras, como las del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Por otro lado, los niveles de endeudamiento público preocupan a la cúpula empresarial del país representada por Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP). La entidad expresó, mediante un comunicado, su preocupación por el “aumento considerable del endeudamiento público, la alta proporción del servicio de la deuda respecto de los ingresos tributarios”, y por “el aumento del déficit proyectado a 2.8% cuando la programación plurianual establecía 1.5% para 2014”.

Otros de sus preocupaciones se gestan por “el aumento de gasto corriente, especialmente al aumento de 13.6% en la remuneración a empleados”, y por “la reducción de la inversión pública en un 4.8%”.

Mientras tanto, el economista Isidoro Santana destaca que “los subsidios y el servicio de la deuda pública se están tragando los impuestos que pagan los contribuyentes”.

El reputado analista afirma: “El problema que más atormenta ahora a los responsables del manejo del presupuesto público es ver cómo la mayor parte de los recursos están comprometidos por malas decisiones tomadas en el pasado. El Estado se ha metido como en un túnel del cual no se alcanza a ver la salida. Evidentemente, hay que hacer un esfuerzo monumental para evitar que se repitan malas decisiones que agraven el problema futuro”.

La otra deuda

Isidoro SantanaEl economista Isidoro Santana afirma que de los RD$71,500 millones consignados para pago de intereses en el proyecto de presupuesto de 2014, solo RD$52,300 millones corresponden al pago de la propia deuda del Gobierno, y que el monto restante está destinado a saldar parte de los generados por los certificados en circulación del Banco Central.

Los certificados del Banco Central tienen su origen en el salvamento masivo de los bancos que quebraron con los fraudes de 2003. En julio de 2007 fue promulgada la Ley de Recapitalización del Banco Central, que establece consignar una partida creciente en el presupuesto público de cada año, hasta 2016, destinada al pago de los intereses de unos bonos que estaban previstos emitirse como forma de capitalizar a esa institución monetaria. Cuando esa ley fue aprobada, el Banco Central tenía certificados en circulación por un monto de RD$169,833.3 millones, que entonces equivalían a US$5,201.6 millones.

Una de las razones que dan las autoridades del Banco Central es que el crecimiento de la economía iría absorbiendo esos certificados hasta salir de circulación. Sin embargo, a septiembre de 2013, el monto de lo certificados en circulación sumaba RD$295,734.2 millones, lo que en dólares equivale a US$6,969.2 millones, que representan un incremento de 34%.

Y en términos del porcentaje del PIB, contrariamente a las predicciones de las autoridades del Banco Central, este se ha mantenido promediando por encima del 11%, y de hecho, durante 2013 ha comenzado a crecer.

La Ley de Capitalización establece que, en caso de que en el Banco Central se genere un déficit en sus operaciones, la entidad lo cubrirá en primer lugar con cargo su Fondo de Reserva General indicado en este artículo, y que si este alcanzara, “el Estado absorberá la diferencia”.

El Banco Central ha tenido déficits operacionales desde que la memoria permite recordar, por lo que se cargan a cuenta del presupuesto público. Por eso, los contribuyentes deberán financiarle al Banco Central, dentro del presupuesto público del próximo año, RD$19,153.3 millones para que pague los intereses de sus certificados.

El economista Miguel Ceara Hatton afirma que la tendencia que registra la deuda pública conduce al país hacia una situación financiera muy complicada, “que se pagará con la calidad de vida de la gente”.

Por algo protesta la gente: Nuevos impuestos en 2014

El largo brazo del recaudador de impuestos se sentirá con nuevos bríos durante 2014, pues la reforma tributaria de 2013 tiene un segundo capítulo, con la aplicación de nuevos impuestos. Son estos:

1- Aumento de 8% a 11% de la tasa del ITBIS.

2- Incremento de los montos del Impuesto Selectivo al Consumo a las bebidas alcohólicas, por litro de alcohol absoluto.

3- Aplicación del impuesto que grava la externalidad negativa causada por la emisión de gases de carbón.

4- Aplicación del impuesto de RD$12,000 anual cobrado a los establecimientos de venta al por menor de mercancías, que tengan un total de compras superior a RD$50,000 al mes.

“Estamos en una situación de insostenibilidad fiscal o próximo a ella”

Miguel Ceara Hatton, economista y experto en Desarrollo Humano, observa con preocupación la situación de las finanzas públicas y el endeudamiento.

En término del nuevo endeudamiento público, ¿cómo valora el proyecto del presupuesto de 2014?

Miguel Ceara HattonEl presupuesto de 2014 prevé un endeudamiento bruto de RD$189 mil millones, de los cuales el 58% sería para amortizar deuda vieja y el 42% restante sería endeudamiento neto. Dado los montos programados para 2014, habría un aumento neto de la deuda pública sin incluir al Banco Central de alrededor de US$1,750 millones. Pero me pregunto, ¿será ese el aumento neto de la deuda en 2014? La verdad es que si partimos de lo ocurrido en 2013, la situación es un poco más complicada, ya que en 2013 el proyecto de presupuesto programó un endeudamiento total neto de US$1,673 millones pero al mes de agosto de 2013 el Ministerio de Hacienda tenía un registro de US$2,535 millones adicionales, es decir, casi mil millones más de lo programado.

Supongamos que el Gobierno mantenga la cuarta parte del ritmo de endeudamiento mensual de los primeros 8 meses para los 4 meses restantes del año; entonces, la deuda total de cierre de 2013 podría estar en los US$22 mil, sin incluir la deuda del Banco Central.

Si se hubiera seguido lo programado en 2013 y en 2014, la deuda acumulada al final de 2014 habría sido US$22.6 mil millones, pero de repetir las tendencias de 2013 en 2014, la deuda pública el año que viene, sin incluir al Banco Central, terminaría cercana a US$25 mil millones o el 40% del PIB. Esa deuda puede generar unos intereses de 8%, lo que significa US$2,000 millones, cercano a los RD$88 mil millones al tipo de cambio promedio programado.

En otras palabras, la política de endeudamiento, de continuar con la trayectoria actual, nos está conduciendo a una situación financiera muy complicada, que se pagará con la calidad de vida de la gente y con el agravante de que esa deuda en su mayor parte ha tenido un destino dudoso, como fue el caso de la Sund Land y los recursos gastados en la campaña política de 2012.

¿Cómo valora la situación del nivel actual del endeudamiento interno y externo de República Dominicana?

La composición de la deuda tiene sus desafíos que hay que evaluar con todos los números sobre la mesa. La deuda que el Gobierno toma en pesos es más fácil de pagar, se paga en parte con crecimiento e inflación, pero es el doble de cara que la deuda externa. Mientras que la deuda externa es más barata, pero cuesta más pagarla porque es en dólares, y el país está más constreñido por la situación internacional.

¿Cómo valora la situación y evolución reciente de la balanza de pagos de República Dominicana?

La situación de balanza de pagos está mostrando un agotamiento de la forma en cómo se genera la divisa en la economía dominicana. Eso no es nuevo, viene desde los inicios de la década de 2000. La tasa de crecimiento de los ingresos de divisa medida en pesos y dólares reales, está cayendo. La participación de las exportaciones de bienes y servicios no factoriales en el PIB real se ha derrumbado; a principios de la década estaba en 45% del PIB, mientras que en 2012 era el 32% y esa caída ha sido más pronunciada que las importaciones manteniendo un déficit en porcentaje del PIB del orden del 10%, más o menos el doble de la década pasada. Esa tendencia se desdibujó por la crisis financiera de 2003 y 2004, que mejoró temporalmente el saldo comercial. Sin embargo, los factores internos de esa situación tienden a agravarse con el tiempo en un contexto de crisis internacional que adiciona una fuerza de contracción.

Además, empieza a evidenciarse un déficit estructural de balanza de pagos, es decir que las entradas de capitales de largo plazo no cubren el déficit de cuenta corriente, lo cual se agudiza en la medida en que no hay un proyecto de inversión extranjera, como la Barrick Gold. En otras palabras, las políticas de competitividad tienen que revisarse y los problemas de competitividad sistémica (electricidad, costos de transportes, institucionalidad, etc.) tienen que replantearse.

El gobernador del Banco Central anunció recientemente que la economía dominicana creció 5.5% entre julio y septiembre de 2013. ¿Cómo usted lo interpreta?

Todavía el Banco Central no ha publicado el informe, creo que fue en el discurso del gobernador donde adelantó esa información. Me sorprende. Pienso que nos movemos en un ambiente recesivo, pero en todo caso prefiero esperar el informe del Banco Central para poder opinar con más propiedad.

Han pasado más de siete años desde que se promulgó la Ley de Recapitalización del Banco Central. ¿Qué avances percibe y cómo evalúa su aplicación?

Hay que recapitalizar al Banco Central; puede variar el ritmo con que se haga pero hay que transferirle esos recursos. Lo lamentable es que son recursos que se le quitan al desarrollo del país.

Persistentemente el Banco Central ha argumentado que estos valores no se deben considerar como deuda pública, y que serán desmontados o absorbidos por el crecimiento de la economía. De hecho, el Ministerio de Hacienda tampoco lo considera como deuda pública, excepto la transferencia que realiza por los bonos de recapitalización. ¿Qué opinas?

Claro que es una deuda pública, aunque se reabsorba parte con el crecimiento del PIB, y los intereses hay que ponerlos en presupuesto nacional.

¿En cuánto estima el verdadero monto de la deuda pública?

Si se considera la deuda del Banco Central, el nivel actual de la deuda podría estar como en US$28.5 mil millones de dólares; eso sería equivalente al 47% del PIB, lo cual es una cifra muy elevada y crea un problema de sostenibilidad.

El país se comprometió con una Estrategia Nacional de Desarrollo. ¿Cómo cree que afecta su ejecución el nivel de endeudamiento público del país?

El impacto va a depender, primero, de que los funcionarios públicos asuman la END y hagan su programación en función de ella. Segundo, que el presupuesto se haga en función de la END, lo cual implica disponer de funciones de costos por objetivos, cosa que no existe; y tercero, que se haga un presupuesto en función de objetivos y no en función de los valores históricos. Entiendo que eso no ha ocurrido, con excepción del 4% para la educación. Deberá ocurrir en el futuro si efectivamente se quiere cumplir con la END. Pero todavía no veo claro los vínculos entre la END y el presupuesto.

De continuar esa tendencia, ¿existen riesgos de que el país caiga en situación de insostenibilidad fiscal por la deuda?

Sí, claro, creo que ya estamos en ese escenario. He visto varios cálculos, con diversas metodologías, y casi todos ellos señalan o que estamos en una situación de insostenibilidad o próximo a ella.