Procedimientos burocráticos y complejos para el trámite de las licencias de importación, ausencia de reglas definidas y transparentes, poco interés de las empresas distribuidoras locales. Todo ello en medio de un perceptible “ambiente de desconfianza”.
Estos son, en opinión de empresarios del vecino país, algunos de los obstáculos que entorpecen e incluso han bloqueado el acceso de algunos productos haitianos al mercado dominicano.
Así lo manifiestan ejecutivos de importantes compañías radicadas en Haití a un equipo de consultores de la agencia Caribbean Export, en el marco del estudio “Identificación de los obstáculos técnicos y barreras no arancelarias al comercio entre la República de Haití y la República Dominicana”, financiado con fondos de la Unión Europea.
Se cita el caso de Molinos de Haití, empresa que se queja de sus reiteradas e infructuosas gestiones para obtener el permiso de importación de harina de maíz, al punto de considerar “al igual que otros exportadores haitianos”, que existe “una burocracia para bloquear deliberadamente la penetración de este producto” en el mercado dominicano.
Esta empresa asegura que no pudo conseguir esta autorización, a pesar de la contrata contratación de servicios profesionales dominicanos para facilitar la introducción de su producto en el mercado local “y de ser éste un producto considerado competitivo.
No obstante, la investigación aclara que no logró obtener “evidencias concretas de las cargas impositivas diferenciadas, ni de razones específicas de denegación de las licencias de importación, más allá de la complejidad advertida por los exportadores haitianos y la OMC (Organización Mundial del Comercio) en ocasión del examen de políticas comerciales” de la República Dominicana.
Complejo de Guacanagarix
Además figura el caso de la empresa Tropic, que elabora los cubitos o “sopitas” de pollo Don Pojo, usados como condimento. Esta compañía asegura haber participado en ferias comerciales durante seis años, visitado empresas locales “que han expresado interés en el producto”, llevado a cabo estudios de mercado y constatado su aceptación y competitividad en el mercado de la RD.
Como parte de su estrategia de penetración de mercado, Tropic hizo el intento de abrir su propia empresa distribuidora en la República Dominicana, surgiendo “todo tipo de barreras y obstáculos para la importación del producto”, desde el registro de marcas hasta los certificados fitosanitarios, “cuya obtención tiene un período infinito”, a decir de la empresa.
Los gerentes de Tropic dijeron sentirse “sorprendidos” al toparse con requerimientos “no amparados en disposiciones legales, como la obligación de proporcionar una copia certificada de las buenas prácticas de producción por parte del laboratorio, es decir, una especie de auditoría” del laboratorio. Aparte de que le fue solicitada la fórmula del producto.
El estudio consigna que a pesar de estos alegatos los distribuidores dominicanos prefieren traer productos originarios de países con los cuales el país tiene acuerdos de libre comercio, como lo son el DR-CAFTA y el EPA (Con Estados Unidos y Centroamérica, y con Europa, respectivamente), que permiten la entrada de productos desde estos mercados con aranceles más bajos y condiciones que facilitan su entrada” al mercado dominicano.
Señala que una de las hipótesis analizadas para explicar esta actitud “puede ser Complejo de Guacanagarix”, término aplicado en el país a las decisiones que se toman en el ámbito gubernamental, social o político, y que dan preferencia a extranjeros sobre sus propios ciudadanos.
Otras exportaciones afectadas son las de artesanías hechas a mano y de textiles. Según dijeron a los consultores autoridades del gobierno haitiano, en este renglón el gran problema es la ausencia de “reglas claras” y de documentación “que establezca cuál es el procedimiento a seguir”.
Empresarios haitianos de este sector agregaron que no existe disponibilidad de esta información, ni siquiera en las agencias y puestos de control fronterizos.
Asimismo, de acuerdo con los entrevistados, documentos adicionales son solicitados aleatoriamente en puestos de control de la policía y por parte de efectivos militares, lo que produce un aumento de costos de transacción en términos de tiempo y dinero, así como “el abandono de cualquier intento de continuar con los proyectos exportadores”.
"Desconfianza y bloqueo"
Otro obstáculo "de importancia” que alegan es la falta de transparencia en la administración de los procedimientos de importación de estos productos por las autoridades dominicanas, "quizás generada en la presión de los distribuidores de productos alimenticios de consumo tradicional" en el país.
Además se pone de relieve la “falta de interés” de los distribuidores dominicanos en la compra de productos haitianos, lo que responde esencialmente a motivaciones comerciales.
En adición a estos aspectos, en el sector privado de Haití se tiene la percepción de que “se ha instalado en todos los niveles una filosofía sistémica para evitar la entrada” de productos haitianos a su mercado más cercano.
Con base en las entrevistas, el grupo de consultores indentificó la existencia de “un ambiente de desconfianza que obstaculiza los esfuerzos” de los empresarios haitianos.
“La sospecha del sector privado haitiano es la existencia de un ambiente generalizado de bloqueo de la entrada de productos haitianos” a la República Dominicana, concluye la investigación divulgada por el Ministerio de Industria y Comercio, a través de su Dirección de Comercio Exterior y Administración de Tratados Comerciales Internacionales (Dicoex).