SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La familia no se elige. Nos viene dada. Sin embargo, tanto en los buenos momentos de la vida, como en los no tan buenos, es sin duda lo más importante que tenemos.
En el caso de las empresas gobernadas por familiares, la familia y las distintas personalidades de sus miembros se convierten también en la brújula que marca el devenir de la compañía.
Es un hecho que la administración de esos intereses, a veces divergentes entre los propios integrantes de la unidad familiar, se torna compleja, especialmente, cuando hablamos de la sucesión y el traspaso del patrimonio desde la generación fundadora hacia la segunda generación de los herederos.
Según datos a nivel global de la firma internacional de auditores y asesores financieros KPMG, las empresas familiares representan entre el 70% y el 90% de los negocios. Sin embargo, a pesar de su destacado peso en la economía, es común que la mayoría de ellas afronte, sin éxito, el reto de la sucesión y la continuidad en el tiempo.
En el mundo, solo un tercio de las organizaciones familiares llega a la segunda generación y apenas el 13% logra sobrevivir hasta la tercera generación. Más allá, que la empresa continúe en manos de los bisnietos, es una quimera, porque únicamente el 1% de estas compañías lo consigue.
Necesidad de un gobierno corporativo
“Esto se debe a que este tipo de negocios administra el día a día, pero no planifica en el largo plazo, no cuenta con objetivos estratégicos que aseguren un crecimiento sostenible. El 55% de las empresas familiares no tiene un plan de sucesión y continuidad del negocio”, afirma Francisco González, socio de Advisory de KPMG Dominicana.
Los representantes de esta firma de asesoría plantean la necesidad de que las sociedades familiares en la República Dominicana avancen en materia de gobierno corporativo, creando los órganos de decisión y los procedimientos necesarios, que sirvan para armonizar los intereses familiares.
González cita que una mayor institucionalidad genera un plus de confianza en el futuro de la compañía y, por tanto, garantiza su pervivencia en el tiempo. Los negocios familiares deben contar con un gobierno corporativo y un protocolo familiar, el cual “define las pautas de cómo la familia se va a comportar y facilita que la empresa se vea como un verdadero negocio”.
El fideicomiso, clave en la supervivencia de empresas familiares
Estos pasos son imprescindibles para que la sociedad familiar asegure a futuro su patrimonio, mediante la figura jurídica del fideicomiso de control accionario.
Precisamente, esta solución financiera se presentó en la Torre Popular recientemente a un auditorio compuesto por integrantes y directivos de reconocidas empresas familiares del país. Ejecutivos de Fiduciaria Popular, filial del Grupo Popular para la administración de fideicomisos, y de KPMG Dominicana defendieron la idea de que “el fideicomiso permite afrontar el cambio de manera oportuna y ordenada”.
En este sentido, según explicó a los presentes Andrés Rivas, gerente general de Fiduciaria Popular y presidente de la Asociación de Sociedades Fiduciarias Dominicanas (ASOFIDOM), el fideicomiso de control accionario es “como un seguro de vida para las compañías, sus fundadores y sus herederos”, porque el establecimiento de un fideicomiso sobre el patrimonio de la empresa familiar permite que el ente fiduciario vele por los derechos corporativos y patrimoniales de las acciones de la empresa y su respectiva transmisión a los beneficiarios, de manera tal que esos derechos patrimoniales no puedan ser enajenados en el tiempo y que la compañía mantenga su naturaleza y su forma.
Garantía en la continuidad del negocio
Todo esto se acuerda en el contrato de fideicomiso, un instrumento que es fiscalmente neutro y que permite al fideicomitente, la primera generación de la empresa, conservar el derecho de uso y goce de su patrimonio en vida, disponiendo de antemano las reglas para los casos de su muerte, incapacidad o desaparición.
“Esta herramienta apoya a las empresas familiares en la continuidad de su negocio, al mantener el control sobre la empresa y la administración del modelo de gobierno”, manifestó el gerente general de Fiduciaria Popular.
Entre las ventajas que cita Andrés Rivas se encuentra el hecho de que el fideicomiso de control accionario ayuda a que “el concepto de gerencia original del negocio, su identidad y los valores del fundador continúen en el tiempo, pero aprovechando siempre la visión de una nueva generación”.
De igual modo, el contrato de fideicomiso establece el control del voto de forma ágil y segura, de acuerdo a los derechos de voto previstos en dicho contrato. Los activos se protegen ante terceros, lo cual permite que, ante una situación de posible venta anticipada del negocio, la unidad de la mayoría siempre se mantenga.
“En las empresas familiares vale más el todo que las partes”, citó Delio Zúñiga, socio director de KPMG Dominicana, al argumentar que este tipo de fidecomisos es “una herramienta sumamente valiosa para fortalecer y apalancar el gobierno corporativo en las empresas familiares”, ayudando a afrontar su evolución con el paso de los años.
Requisitos para el fideicomiso de control accionario
Cuando la desaparición del fideicomitente llega, los trámites sucesorios se simplifican, porque todo está acordado y escrito. “Las disposiciones del fideicomiso son irrevocables, garantizando la voluntad de los fideicomitentes y la pervivencia del proyecto empresarial”, dice Andrés Rivas.
En Fiduciaria Popular explican que, para que los actuales propietarios de una empresa familiar se planteen contar con los beneficios de este fideicomiso, es necesario antes que la compañía implemente su modelo de gobierno corporativo, los procedimientos que señalan cómo, dónde y cuándo se toman las decisiones a lo interno de la organización; la familia propietaria debe firmar también un reglamento de su Protocolo Familiar, una especie de mapa de ruta que marca el camino a seguir por los miembros integrantes del clan familiar. Por último, a la hora de incorporar el patrimonio empresarial y familiar al fideicomiso, es importante tener en cuenta que este deber representar al menos el 51% de las acciones para asegurar el control del voto.
Con estos pasos, el gerente general de Fiduciaria Popular se compromete a estructurar la mejor solución financiera que responda a la necesidad de cada cliente. “En Fiduciaria Popular contamos para ello con el equipo perfecto para pilotar las empresas familiares hacia la consolidación de sus sociedades, más allá de la primera generación”.