SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El presidente de la República, Hipólito Mejía, firmó el 20 de marzo del 2002 su aprobación a la instalación del sistema de seguridad con rayos X en los puertos del país, a la empresa “Internacional Container Security Sistem (ICSS), representada por el señor Salomón Sanz Espejo”, y ocho meses después, el 12 de noviembre del mismo año, firmó otra autorización, esta vez mediante decreto, dando la misma autorización pero a una empresa diferente, sin nombre, identificada solo por las siglas ICSSI, S.A.
La primera firma del presidente Mejía aparece en un documento que le remite el asesor Militar del Poder Ejecutivo, Mayor General Randolfo Rijo Santana, quien ofrece su visto bueno a la propuesta proveniente de la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo Especializado de Seguridad Portuaria para que permita a la empresa representada por Salomón Sanz Espejo instalar en los puertos del país el sistema de digitación de imágenes por rayos X.
La explicación que se ofrece al Presidente es que el sistema ofrecería al país “una posición ventajosa ante nuestros aliados comerciales convencionales, quienes de hecho y luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre del año pasado, han sugerido que mediante el uso de tecnologías avanzadas, sean adecuadas (sic) todas las medidas de seguridad que sean necesarias, para afrontar las amenazas terroristas y tráfico de indocumentados, estupefacientes y armas de fuego, entre otras ventajas”.
“Aprobado” escribió el presidente de la República de su puño y letra, le puso la fecha 20 de marzo, y le estampó su firma. Más adelante, el 12 de noviembre el primer mandatario firmó el decreto 898-02, autorizando la instalación de los rayos X a la empresa ICSSI, S.A., que preside Belinda Galván de Beauchamps y de la cual forma parte su hijo Jean Beauchamps.
Los decretos de Mejía
El 8 de abril del presente año el presidente Mejía emitió el decreto 336-03, autorizando el cobro de los impuestos ya enumerados en su decreto 898-02, por vía de la Autoridad Portuaria Dominicana, para beneficio de la empresa ICSSI, S.A. de cuyo total se entregaría un 5% al Estado Dominicano. Un tercer decreto fue emitido hace dos semanas, pero no se ha dado a conocer hasta ahora, reduciendo el cobro por la inspección de los furgones vacíos de 95 a 20 dólares, medida que fue rechazada por el sector empresarial.
La última decisión del presidente Mejía fue dada a conocer este jueves por la secretaria de Industria y Comercio, Sonia Guzmán, en el sentido de suspender el cobro por inspección hasta nuevo aviso. Esa decisión no anula los decretos y disposiciones presidenciales, que fueron calificados por la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) como inconstitucionales porque el mandatario toma medidas que son de la exclusiva responsabilidad del Congreso Nacional.
El sector empresarial divulgó informaciones que permiten inferir que la instalación del sistema de inspección, más que una medida de seguridad para los puertos, conlleva la puesta en marcha de un negocio de características insólitas.
Los cálculos de ingresos
La inversión estimada en equipos, deducida por el financiamiento negociado, era de 14 millones de dólares. El sector empresarial dio el dato de que cada año ingresan y salen del país un total de 541,932 furgones llenos y vacíos, de diferentes dimensiones. El promedio estipulado como pago en las disposiciones presidenciales es de aproximadamente 100 dólares por cada contenedor, lo que significaría ingresos anuales por la inspección de aproximadamente 54 millones de dólares, que traducidos a pesos sumarían 1,350 millones de pesos.
La concesión que se otorgó fue sin tiempo limitado, y el negocio daría como resultado en cinco años de operación ingresos globales por 6,750 millones de pesos. La inversión en equipos no tendría que repetirse, y los gastos de personal serían mínimos, por las características de los equipos, así como el pago del 5% al Estado, que de los 6,750 millones reportaría solo 337 millones de pesos.
Una fuente reveló a El Caribe que la otra vertiente del negocio era la captación de contenedores de países carentes del sistema, que tendrían que pasar por República Dominicana a “certificar” sus cargas hacia Estados Unidos, con el aval de las autoridades norteamericanas. Vía satélite los funcionarios aduanales y portuarios de EE.UU verían en pantallas las inspecciones y precintados de los contenedores, lo que ahorraría tiempo a importadores y exportadores desde y hacia Estados Unidos.
En esa condición estarían aproximadamente 5 millones de contenedores en puertos estadounidenses, de los cuales un estimado de un millón utilizaría el sistema instalado en la República Dominicana. Si el precio de inspección local se igualaba al precio internacional, por concepto de este último el negocio de los rayos X recibiría al año aproximadamente 100 millones de dólares, que sumados a los pagos locales, los llevaría a un total por año de 154 millones de dólares, que convertidos a pesos sumarían la apreciable cantidad de 3,850 millones de pesos.
Hijo de Salomón Sanz exhorta a los Beauchamps
Junior Sanz, hijo de Salomón Sanz, visitó ayer El Caribe para ofrecer algunos detalles de la participación de su padre en el negocio de los rayos X y defender su proceder, aparte de solicitar a la familia Beauchamps que explique el proceso en que está involucrada con claridad, a fin de evitar males peores.
Acompañado de su abogado Kelmer Messina Bruno, Sanz dijo que él y su familia saben todo lo que ha pasado con el proyecto, incluyendo las distorsiones que se han producido después de la muerte de su padre, pero está a la espera de que los Beauchamps se expresen con claridad.
“Al ver el nombre de mi padre en El Caribe pensé que era prudente que yo viniese aclarar algunas cosas respecto al proyecto de los rayos X, un negocio que originalmente dirigió mi padre, Salomón Sanz. Fue un negocio muy bien concebido, bien llevado, muy bien tratado en sus inicios. Puedo hablar hasta el momento en que mi padre, junto a los demás accionistas, llevó las negociaciones”, dijo.
¿Cómo pierden la conducción del negocio?
Luego de la muerte de mi papá quedamos desanimados sobre algunas cosas, nos alejamos de algunos negocios, incluyendo este. Ellos, los Beauchamps, tomaron la decisión del negocio, y en un momento determinado decidimos vender la parte accionaria de mi padre, y así lo hicimos.
¿Qué tiene que decir de lo que pasa ahora?
Yo conozco claramente lo que ha sucedido. Como es una cuestión de intereses y ya hay mucho dinero en esto, y personas de aquí y de fuera, sería mentirte si no te dijera que yo se todo lo que ha sucedido, cómo ha sucedido, en qué punto ha sucedido, con quién ha sucedido. Pero creo que es más responsabilidad de los que dirigen la compañía acercarse a El Caribe y venir a esclarecer la situación que se está presentando.
¿Ustedes estaban enterados que se había creado una compañía a espaldas de tu padre, estando vivo él?
No quisiera profundizar en eso. Simplemente nosotros optamos por vender, y aunque yo conozco lo que ha pasado no creo que sea de mi responsabilidad aclarar las dificultades que se están presentando. Nos interesa defender el papel y el trabajo de nuestro padre.
¿Hay posibilidad de una solución amigable entre las partes enfrentadas?
Te daré una primicia. Anoche conversé con la señora Maritza de la Espriella y con el ánimo de ver la situación, y una posible salida, ella me hizo la explicación y la entendí perfectamente. Su ánimo, como buena comerciante, está dispuesta a que haya una solución amigable.
En una publicación en el Listín Diario, de hoy, a ella la familia Beauchamps la acusa de querer estafar a la compañía.
Bueno, creo que eso agrava la crisis entre ellos. No se por qué ese tipo de pronunciamiento, por eso está en una Corte Federal en los Estados Unidos y eso no es un juego. En cuestión de dos o tres meses se sabrá la verdad.
Hay una autorización que el presidente firmó a la empresa ICSS o Salomón Sanz.
Sí, es verdad. Ese es el origen de todo. Pienso que es la parte en términos comerciales que yo no entiendo, y que ellos tienen que explicar, cómo es que el proyecto pasó a manos de otra compañía. Las cosas hay que decirlas claramente, quienes concibieron el negocio fueron los extranjeros. Quien le dio seguimiento fue mi padre con otras personas que todavía no es prudente mencionar, que sí a su debido tiempo deberán ser mencionadas.
Fausto Rosario Adames
Publicado por el diario El Caribe el 10 de mayo del 2003, páginas 1-2
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