Un acuerdo sobre el ambicioso tratado comercial y de inversiones que negocian EE.UU. y la Unión Europea es posible este año, pese a las múltiples incertidumbres políticas, en opinión del director responsable de asuntos comerciales en el Departamento de Estado de EE.UU., Robert Manogue.
En una entrevista concedida a Efe con motivo de su visita a España, el alto funcionario estadounidense se mostró hoy confiado en que las dos partes terminarán encontrando soluciones, antes de que finalice el año, para resolver las diferencias que todavía les separan.
"Es una oportunidad única, una sola vez en esta generación", subrayó este responsable.
Manogue dirige la Oficina de Asuntos Comerciales Bilaterales en el Departamento de Estado de EE.UU. y a lo largo de su carrera ha participado en las negociaciones de los principales acuerdos de libre comercio firmados por Washington.
Respecto al tratado de libre comercio e inversiones con la UE (TTIP, en sus siglas inglesas) insiste en que representa "una oportunidad única" de eliminar "las barreras que en su mayor parte resultan insuperables para un amplio número de pymes, y que les impiden convertirse en exportadores hacia esos dos grandes mercados".
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) de los dos lados constituyen el principal objetivo del acuerdo, repite Manogue.
"Lo que estamos haciendo realmente es ampliar y profundizar lo que de hecho es ya una muy buena relación: comerciamos 2.000 millones de dólares al día en agricultura y manufacturas, y 1.000 millones al día en servicios", recuerda el funcionario.
"Pero todavía podría ser mejor, si incluimos a las pymes y les hacemos más fácil la tarea de exportar".
Manogue asegura que "los consumidores en EE.UU. quieren los productos españoles". "La reputación de España en EE.UU. es extraordinariamente alta; es considerado un país de innovación, de ideas brillantes; hay un enorme mercado en EE.UU. para los productos españoles", afirma.
Responde con un "no" categórico a la pregunta de si las incertidumbres políticas -ligadas a la proximidad de las elecciones en EE.UU., Francia o Alemania, y al riesgo de una salida del Reino Unido de la UE- han vuelto imposible la meta de un acuerdo antes de que finalice la presidencia de Barack Obama.
Motivaciones para el tratado
EE.UU. negocia este tratado por tres razones, explica.
La primera es crear empleos "en EE.UU. y en Europa", especialmente en las pequeñas y medianas empresas: "tratamos de facilitar a los medianos y pequeños productores la tarea de exportar".
"Pero también lo hacemos", añade, "por razones geoeconómicas y geoestratégicas", y explica que "los EE.UU. y la UE tienen que liderar globalmente en asuntos económicos".
"Necesitamos establecer estándares globales; hay otros países en el mundo -Brasil, India o China. Si nosotros no los establecemos para nuestras empresas, otros lo harán", advierte.
Igual de tajante se muestra a la hora de negar las informaciones según las cuales Washington está presionando a los europeos para que rebajen sus estándares de protección alimentaria, sanitaria o medioambiental.
"No vamos a rebajar ningún estándar ni aquí ni en los EE.UU.; no es nuestra intención y no va a suceder", asegura.
Admite, por otro lado, que siguen las diferencias respecto al grado de acceso a los mercados públicos respectivos, pero vaticina que se llegará a una solución "más que satisfactoria".
"La UE ya tiene un gran acceso al mercado de contratos públicos en EE.UU., por valor de 350.000 millones de dólares al año, equivalente a lo que la UE está ofreciendo", puntualiza.
Lo que los negociadores están buscando al respecto es una manera de conectar los dos procesos de acceso a las licitaciones públicas.
Por último, Manogue ve una razón adicional en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, en sus siglas inglesas), firmado hace un año por EE.UU. y otros once países de Asia y Oceanía, para que los europeos apuesten por el libre comercio transatlántico.
"Lo que los europeos deben entender es que, cuando EE.UU. comience a aplicar el TPP, a lo largo de este año, los productores españoles y europeos van a estar en desventaja", dice.
Y explica: Japón, Vietnam, Malasia, Australia o Singapur van a tener acceso libre de aranceles al mercado de EE.UU., mientras que los europeos tendrán que hacer frente a tarifas cuyo promedio es del 3%, pero que pueden llegar a un 16%".
"Van a estar en desventaja respecto a socios del TPP como México o Perú", advierte Manogue.