Washington, 25 ene (EFE/Alfonso Fernández).- Estados Unidos asegura haber dejado atrás la "sombra de la crisis" y, según las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), vuelve a tirar de la economía mundial dada la debilidad mostrada por los países emergentes.

A la cabeza de las naciones avanzadas, Estados Unidos es la única de las grandes economías que ve incrementados sus pronósticos hasta una expansión del 3,6 % para este año y un 3,3 % en el próximo, cinco y tres décimas más que en octubre, respectivamente.

El país norteamericano se desmarca así de la persistente fragilidad en Europa y Japón.

Animado por los buenos datos macroeconómicos, el propio presidente estadounidense, Barack Obama, declaró en el discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso esta semana que "la sombra de la crisis en Estados Unidos ya ha pasado" y es hora de "pasar página".

"Desde 2010, Estados Unidos ha puesto más gente de nuevo a trabajar que Europa, Japón y todas las economías avanzadas combinadas", aseguró triunfal Obama ante los legisladores, al resaltar que la tasa de desempleo cerró 2014 en el 5,6 %, la más baja desde junio de 2008.

De hecho, cuando el resto de países desarrollados, como es el caso de la zona euro y Japón, se han visto obligados a apretar el acelerador de la expansión monetaria a través de multimillonarios programas de inyección de liquidez a través de la compra de bonos, la Reserva Federal (Fed) ya ha levantado el pie y plantea empezar a pisar el freno.

A mediados de este año, el banco central estadounidense prevé subir sus tipos de interés de referencia, actualmente entre el 0 % y el 0,25 % desde el estallido de la crisis financiera en 2008, constatando así el fin del dinero barato y espoleando el despegue del dólar.

Por ello, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, advirtió esta semana en la presentación de los nuevos pronósticos del organismo en Pekín que las medidas de la Fed tendrán consecuencias en los mercados emergentes, ya que deberán "elevar, por su parte, los tipos de interés" con el consiguiente encarecimiento de los "costos de financiación".

Para estos países en desarrollo, el Fondo ya apuntó un notable recorte de sus previsiones: hasta el 4,3 % en 2015, seis décimas menos que en octubre.

Ejemplo claro es el llamado grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que engloba a las potencias emergentes, y cuya situación aparece ahora mucho menos favorable que hace apenas un par de años, cuando impulsaban con orgullo el crecimiento global.

Según el FMI, en 2015 Rusia registrará un crecimiento negativo del 3 % y Brasil tendrá una expansión anémica del 0,3 %; Sudáfrica crecerá por debajo de la media global, en un 2,1 %; y China ralentizará su expansión al 6,8 %, la tasa más baja en dos décadas. De ellas, solo India mantiene sin cambios sus proyecciones y cerrará el año con una expansión del 6,3 %.

No obstante, esta revitalización de la economía estadounidense, tras la crisis bautizada como "Gran Recesión", ha dejado cicatrices en forma de una creciente desigualdad y grietas en la credibilidad, al haber mostrado cómo también la todopoderosa primera economía mundial puede tambalearse.

En palabras de Jonathan Kirshner, profesor de Economía Política Internacional de la Universidad de Cornell, en una entrevista esta semana con el diario The Washington Post, "la economía estadounidense sigue siendo enorme, robusta, poderosa y esencial", pero "domina ahora la economía internacional algo menos que en el pasado".

"Aunque Estados Unidos mantendrá su posición privilegiada, lo hará sin embargo más y más como una economía 'normal', esto es, sujeta a las presiones externas generadas por la economía internacional y menos capaz de forzar con facilidad ajustes económicos en el extranjero", explica Kirshner en su reciente libro "American power after the financial crisis" ("El poder estadounidense tras la crisis financiera"). EFE