SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Uno de los factores que incide en los altos niveles de pérdida de las empresas distribuidoras y en el fracaso de los programas contra el fraude eléctrico es la existencia de un mercado informal paralelo, pero que obtiene pingues beneficios mediante la alteración de contadores, denunció el economista Edwin Croes.

Croes, ex asesor financiero de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) del 2000 al 2004, sostiene que se trata de un negocio “bien organizado y lucrativo” que dispone del personal, los equipos, las herramientas y todos los conocimientos necesarios para sus operaciones ilícitas.

“Existen especies de ‘distribuidoras paralelas’ que cobran por el servicio de alterar los contadores, con lo cual facilitan que los consumidores toleren los apagones y las facturas eléctricas”, afirma el experto en un artículo que publica la Revista Económica Dominicana, de la Academia de Ciencias del país, bajo el título “Economía política del funcionariado eléctrico estatal: incentivos, intereses, mentiras y contra-reforma”.

Asegura que estas estructuras “conectan ilegalmente a grandes empresas, plazas comerciales, resorts turísticos, hospitales, casinos, amplias zonas residenciales de altos ingresos y hasta cabildean permisos a Usuarios No Regulados (UNRs), a quienes les ofrecen toda la gama de servicios” que requieren estos consumidores.

Edwin Croes, economista y ex asesor de la CDEEE.

“Borran la lectura de los contadores computarizados de las empresas, construyen nuevas acometidas trayendo la energía de otros cables montando un doble sistema eléctrico en empresas, residencias, edificios y fincas”, detalla el investigador del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Redes a lo interno de las Edes

Señala que estas “distribuidoras paralelas” disponen incluso de “redes de contacto e información al interior de las empresas distribuidoras, cuyos “cabecillas” se desempeñan en ocasiones como “altos funcionarios” de estas compañías de propiedad estatal.

“Esto les permite programar sus actividades con calendarios precisos de cuándo serán leídos los contadores para borrarlos días antes, y también programan teniendo en cuenta las rutinas de las brigadas de supervisión y de las brigadas de la PGASE (Procuraduría General Adjunta para el Sistema Eléctrico)”, agrega Croes.

Indica que el método de cobro empleado por estas estructuras fraudulentas consiste en “cargar una fracción del precio de la tarifa por cada kilovatio/hora borrado (entre el 30 y 40%), que “se factura de boca y se paga allí mismo”, al contado.

“Si el cliente no quiere pagar o se pone moroso, pues hasta le hacen maldades, tales como arreglar el medidor para que la lectura sea mayor al consumo” y éste “reciba tremenda sorpresa”, dice Edwin Croes.

Según el economista, en República Dominicana la energía perdida pero “cobrable” tiene un valor promedio anual de entre US$667 millones, a precios mayoristas, y US$819 millones a precios minoristas”.

Estos son montos que afectan profundamente las finanzas de las Edes, “pero al mismo tiempo proveen la oportunidad para el fraude eléctrico”, puntualiza.

De acuerdo con los organismos oficiales, en el 2014 las pérdidas técnicas y financieras de las empresas distribuidoras representaron alrededor de US$1,300 millones, dejando estas compañías de cobrar en promedio un 33% de toda la energía que suplen.