SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Cuenta una antigua historia asiática que los reyes de Tailandia solían regalarle un elefante blanco a aquellos súbditos que caían en desgracia en la corte, como una clara muestra de desagrado. El súbdito quedaba entonces condenado a alimentar “como un príncipe” al gigantesco animal, y exhibirlo ante quienes iban a venerarlo, obligaciones que acababan arruinando al desdichado por sus altos costos.

A esa exótica leyenda se atribuye (Wikipedia.org) el origen de la expresión “elefante blanco”, que suele utilizarse en la cultura occidental para referirse a “posesiones que tienen un costo de manutención mayor que los beneficios que aportan; o a aquellas que aportan beneficios a otros”, mas no a sus genuinos destinatarios.

La Real Academia Española define al elefante blanco como un “ser costoso, costoso de mantener, que no produce utilidad alguna”. Cualidades éstas que ilustran con pasmosa exactitud el estado del “amplísimo y moderno” Edificio de Parqueos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a más de tres años de su construcción por parte de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) -durante la gestión del ingeniero Félix Bautista-, por alrededor de mil millones de pesos (RD$1,000 millones). En este caso, el elefante no sería “blanco”, sino “morado”.

La obra ha sido muy criticada debido a la cuantiosa inversión que conllevó, al proceso de adjudicación que auspició la OISOE –denunciado por diversas voces, incluso la de un ex rector, como irregular y “poco transparente”-, entre otros aspectos. Sin embargo, fue vendida a la opinión pública, estudiantes y profesores como una solución idónea, inaplazable ante la caótica congestión del perímetro uasdiano y la inseguridad.

Una inversión en desuso, alejada de las necesidades

Son las 11:00 de la mañana de un jueves “normal” de clases en el campus central de la UASD, adonde acude la mayor parte de los más de 180 mil alumnos de la “Primada de América”. Una cinta amarilla, atada en ambos extremos a dos conos anaranjados, bloquea el acceso vehicular al segundo y los subsiguientes cinco niveles de la suntuosa pero casi desierta instalación, que fuera inaugurada “con bombos y platillos” por el entonces rector Mateo Aquino Febrillet y el ex presidente Leonel Fernández, en mayo del 2011 (Aunque su apertura formal se postergó por ocho meses, hasta enero del 2012, debido que se detectaron múltiples fallas y “vicios” de construcción).

PARQUE DE LA UASD

Únicamente el primer piso –con capacidad para 92 ó 94 vehículos, calcula un empleado del lugar- opera durante la mayor parte del día, pero aún queda espacio para cuando menos 20 ó 25 autos. No así en el resto del campus, cuyas vías, intersecciones y áreas contiguas a las facultades y bibliotecas han sido literalmente tomadas por cientos de autos. Estos espacios -incluidas la histórica Plaza Héroes de Abril y alguna que otra acera- son, en los hechos, los auténticos “parqueos” de la UASD.

Si tomamos en cuenta que la instalación tiene espacio disponible para 1,248 vehículos, podemos concluir que apenas el 7% de su capacidad está siendo aprovechada. ¿La razón? “Es que esto está muy lejos de casi todas las facultades, de todas las demás áreas; esto se debe a la mala ubicación”, admite otro empleado, que destaca la “simbólica” tarifa de diez pesos (RD$10) que se cobra por utilizar la instalación “durante todo el día”.

Esta realidad hace que Carlis Báez, estudiante de Ingeniería, opte por dejar su auto a la intemperie, detrás de la Facultad de Humanidades, cerca del Polideportivo, expuesto a la inseguridad y a los vaivenes del tiempo (Lluvias, intenso sol). “Es cuestión de comodidad, de tiempo, tengo una clase acá en Humanidades y realmente el techado me queda muy lejos de la Facultad; de hecho nunca lo he utilizado, ninguno de mis compañeros de clase tampoco”.

Falta de transparencia, el pecado original

El controvertido Edificio de Parqueos formó parte del “paquete” de costosas obras levantadas por la OISOE con el préstamo de US$130 millones a través de la firma Sun Land, que diversos sectores denunciaron como irregular y lesivo para el Estado, en el 2007, y que incluso dio origen al libro  El lado oscuro de la Sun Land, del economista y matemático Jaime Aristy Escuder

Un dato, divulgado en su momento por el arquitecto Raúl de Moya al periódico Diario Libre, establece que cada uno de los 1,248 parqueos del recinto salió en aproximadamente 800 mil pesos (RD$800 mil) y cada metro cuadrado en RD$36 mil (unos mil dólares en entonces), costos que serían similares a los de lujosas torres residenciales de sectores como Piantini o Naco.

Asimismo, un artículo publicado recientemente en Acento.com.do, del ex presidente del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), Martín Concepción, destaca que la estructura costó al Estado y los contribuyentes cuatro veces más (Alrededor de RD$1,000 millones) que el Edificio de Parqueos del Banco Central, inaugurado en el 2006 a un costo de RD$243 millones.

Según este informe, cada metro cuadrado de esta última obra salió por 320 dólares, suma que se disparó a 935 dólares en el caso de la UASD. Mientras el parqueo del BC consta de 48 mil mts2, 12 niveles y 8 ascensores –incluido uno de los denominados “montacargas”, el de la academia estatal dispone de 27 mil mts2, 8 niveles y 4 ascensores.

Tanto en el gasto como en la calidad de ambas instalaciones, los contrastes son tan palpables como la escasa utilidad que tiene hoy el edificio, que adormece detrás del Aula Magna al igual que los elefantes: con su enorme estructura, pesada y subutilizada, y una larga trompa de cuestionamientos a cuestas.

El ingeniero Hamlet Hermann, ex director de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), afirma que el “pecado original consistió en que no se partió de un estudio minucioso, porque ahora mismo el aprovechamiento del parqueo es nulo, sino que partieron de ver cómo justificaban la inversión”.

Hamlet Hermann

Hermann, bajo cuyo liderazgo la AMET concibió y participó activamente en todo el proceso de diseño y licitación del Edificio de Parqueos del Banco Central, que ejecutaron técnicos de esta entidad, considera “injustificable” desde el punto de vista técnico que la estructura de la UASD costara cuatro veces más, siendo ésta última más pequeña y de una calidad “mucho menor”. “Ahí obviamente hubo corrupción”, asegura.

Sus afirmaciones encuentran eco en voces como la del ex rector de la academia, Franklin García Fermín, y de Julio César de la Rosa, presidente de la Alianza Dominicana contra la Corrupción (Adocco), quienes denunciaron la “excesiva corrupción” que prevaleció, en su opinión, en torno a la obra.

De la Rosa aún espera una respuesta de la Cámara de Cuentas ante la auditoría solicitada por Adocco al Edificio de Parqueos de marras, en el 2011. Señala que según ingenieros y expertos consultados, “en ese entonces, el sector privado una estructura similar no hubiera costado más de 700 millones de pesos (RD$700 millones), incluyendo el terreno, que en este caso es de la UASD y no hubo que comprarlo”.

Coincide con Hermann en que se trata de “una obra evidentemente subutilizada, emprendida con el claro objetivo de favorecer intereses económicos” asociados al entonces titular de la OISOE y hoy senador por San Juan de la Maguana, Félix Bautista.

“Para el parqueo del BC hicimos ocho licitaciones”

El ingeniero y escritor afirma que “no hay punto de comparación” posible entre el parqueo del Banco Central y el cuestionado edificio de la UASD, que califica como “una aberración técnica” llevada a cabo sin ningún estudio previo, con la finalidad de “gastar el dinero para entonces ganarse un dinero”.

Hermann señala que para garantizar la transparencia en todo el proceso de construcción del estacionamiento del BC se hicieron alrededor de ocho concursos, que ganaron distintas compañías. “Primero establecimos una primera licitación para hacer las excavaciones; luego otra licitación para el diseño arquitectónico; otra para el diseño estructural; también se hizo una licitación para las instalaciones eléctricas; y una licitación para las instalaciones sanitarias”. Además, “los técnicos del BC hicieron un presupuesto, supervisado por la AMET, todo en secreto” para disponer de una idea más o menos precisa de cuánto costaba una obra así en el mercado.

Estima que en la UASD, en términos técnicos, lo apropiado hubiera sido “buscar soluciones parciales, haber hecho cuatro parqueos, por ejemplo, en vez de un monstruo como ése”, alejado de casi todas las facultades y bibliotecas de la academia. “No son comparables –apunta- porque una obra se hizo en función de la eficiencia, de resolver un problema, y la otra en búsqueda del enriquecimiento súbito”.

“Profesionalmente no tienen punto de comparación, porque usted no puede gastar cuatro veces lo que se gastó en un parqueo que es evidentemente de mejor calidad”, indica Hermann.

Según informaciones divulgadas por la propia OISOE, la construcción del Edificio de Parqueos de la UASD fue adjudicada a la firma Inoval Constructora y Desarrollo Vial C x A, al tiempo que las labores de supervisión, control de calidad y fiscalización corrieron a cargo de la empresa Tecnoamérica.

De acuerdo con la entidad, la inversión estatal habría sido de RD$918,738,856.16 en toda la estructura que es de color blanco, por cierto, y que como aquellos elefantes tailandeses devino en una pesada y cuestionable carga, apenas utilizada por profesores, estudiantes y empleados de la UASD.