SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Ayer, miércoles 9 de marzo, el Presidente Leonel Fernández se reunió con el Consejo de Ministros para decidir los pasos a seguir para enfrentar los efectos de los altos precios del petróleo y de sus derivados, y el encarecimiento de los alimentos, situación que afecta a la economía dominicana en general, y sobre todo los presupuestos de los hogares. 

El gobernante dirigirá un discurso al país la semana entrante, para explicar en qué consiste el plan del Gobierno. Ya en su disscurso del 27 de febrero Fernández había adelantado que su administración estaba tomando medidas para aumentar la producción nacional y garantizar la seguridad alimenticia. En esa ocasión las palabras del presidente fueron recibidas con escepticismo por empresarios y técnicos independientes. Pero sobre todo por la gente común entrevistada por los medios de comunicación, que observó como el gobierno siguió aumentando los precios de los combustibles después de la alocución presidencial. 

Para analizar la situación y sus posibles salidas, Acento.com.do entrevistó a los economistas Apolinar Veloz, Isidoro Santana y Nelson Suárez.

Santana: el populismo es gran peligro

Para el economista Isidoro Santana un elemento que considera muy preocupante es que el Presupuesto Nacional de la República Dominicana para el presente año estuvo basado en unos cálculos del precio del petróleo de poco más de 83 dólares.

Indicó que actualmente el barril de petróleo sobrepasa los 100 dólares. (Esta semana pasa de 105 dólares), situación que conlleva a tomar decisiones que no estaban previstas. "Esto, agrega, arrastra también un aumento en el subsidio del sector eléctrico".

El especialista llama la atención sobre el hecho de que a todas estas amenazas, que tienen su origen en el exterior, se suma la preocupación ante la posibilidad de que el Gobierno aumente el gasto público en lugar de reducirlo -como debía hacer una administración previsora que quiera evitar males mayores- debido a la campaña electoral que precede a las elecciones presidenciales de 2012, "que ya está cobrando intensidad".

Resaltó que esa es una de las grandes amenazas que tiene el país a nivel interno, porque puede provocar una reducción en las recaudaciones de impuestos a los combustibles, debido las medidas populistas que el Gobierno acostumbra a tomar en las coyunturas electorales, por temor a perder apoyo en la población. De esa forma se agravaría el problema del déficit de recursos para cumplir con las obligaciones del Estado dominicano.

Veloz: un remedio equivocado

El economista Apolinar Veloz está convencido de que el Gobierno está tratando de encarar el impacto de la crisis internacional con el incremento de las tasas de interés para evitar el aumento de la inflación.

En efecto, durante los últimos meses la tendencia de esta variable ha sido alcista. Al finalizar el pasado mes de febrero el Banco Central anunció un aumento de 1 punto porcentual en la tasa de política monetaria, pasando de un 5% a un 6% anual.

Esto indica que hubo un aumento de 2 puntos desde principios de septiembre de 2010, cuando la tasa era de 4% anual, hasta la fecha.

A juicio de Apolinar Veloz, se trata de una medida inapropiada, y advierte que las consecuencias finales podrían ser más nocivas para la economía que si se tomara la decisión contraria o simplemente se dejara la tasa de interés tal como está en estos momentos.

El especialista parte de que un aumento en la tasa de interés es la medida tradicional para encarar la inflación cuando ésta tiene origen interno. Sin embargo, en este caso, como existe la presión de los precios a nivel internacional, se habla de una "inflación importada" que no debe combatirse con la misma "medicina".

Veloz señala que la medida podría desencadenar reacciones muy negativas, porque  si se aumenta la tasa de interés, la inversión cae. A su juicio, esto estimula a la reducción de la actividad económica y al aumento del desempleo.

Un segundo aspecto a analizar es que se generaría una gran liquidez internacional. "Es posible que el país reciba capitales, lo que no es malo pero podría tener un efecto negativo: aprecia el tipo de cambio, es decir, hace que el peso sea más fuerte y esto, en lugar de incrementar las exportaciones, que es lo recomendable, las reduce", precisa.

La apreciación del tipo de cambio, así como tiende a bajar las exportaciones, incentiva un aumento en las importaciones, lo que no le conviene al país porque lo hace mucho más vulnerable a los aumentos de precios a nivel internacional.

"Eso profundiza aun más el déficit de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos dominicana", argumenta.

El Banco Central, en la nota de política monetaria emitida el pasado 28 de febrero, señala: "La evolución favorable de la demanda interna ha implicado un notable aumento en las importaciones y, aunque las exportaciones nacionales también han crecido, lo han hecho en menor medida. Esto ha resultado en un incremento del déficit de cuenta corriente, el cual ha sido cubierto por un mayor flujo de inversión extranjera y otros recursos externos".

Austeridad antes que nada

Varios especialistas entrevistados por Acento.com.do coinciden en recomendar la reducción del gasto público como la primera medida para aliviar los efectos de los aumentos de precios en el mercado internacional sobre la economía dominicana, "caracterizada por sus elevadísimos niveles de importación".

El economista Nelson Suárez propone empezar por un programa de ahorro de combustible y el congelamiento de la nómina pública. Piensa que en los altos estamentos del Estado debe comenzar la reducción del consumo de combustible.

Cree que de esta manera las autoridades constituirían un ejemplo para la ciudadanía, que "vive como si el barril de petróleo estuviera a 60 dólares" (en estos días cuesta más de 105 dólares).

Por su lado, Apolinar Veloz también recomienda asumir de inmediato un plan de reducción de gastos públicos con miras a dos o tres años.

"Un elemento central en las decisiones de política económica tiene que ver con la reducción del gasto público, y esto tiene varias políticas previas. En primer lugar se tiene que dotar a las instituciones públicas de una serie de indicadores de ejecución para cada uno de los ministerios con los que se pueda medir la eficiencia del gasto… En todos los ministerios debe haber indicadores que nos permitan medir si el costo que hemos pagado ha sido consistente con el objetivo que perseguimos. Luego de eso es posible replantearse una reducción del gasto público", explica Veloz.

De esa forma, según Veloz, se podría generar un superávit primario equivalente al 1% del PIB (Producto Interno Bruto), es decir alrededor de  20 mil millones de pesos por año.

Sin embargo, la austeridad nunca ha sido un fuerte del Estado dominicano, que actualmente tiene una deuda externa por encima del 40% del PIB y recibe la presión del Fondo Monetario Internacional para reducir gastos y generar más ingresos.

Desde que el presidente Leonel Fernández retornó al poder en el año 2004, se ha hablado mucho de austeridad. Se ensayó con una restricción en la venta de combustibles los fines de semana, además de restringir el uso de los vehículos oficiales fuera de los horarios y días de trabajo. Incluso se aprobó una ley en ese cuatrienio. Todas las medidas fueron dejadas a un lado por el propio gobierno.