Santo Domingo (EFE/María Montecelos).- República Dominicana cultiva y exporta vegetales orientales desde hace unos 30 años pero, en todo este tiempo, el mercado nacional no ha mostrado interés por estos productos tan apreciados por sus muchas propiedades, de modo que, lo que no se exporta, se considera basura.
El gusto por lo saludable y el cuidado por la alimentación están cada vez más extendidos y los productos orientales casan muy bien con ese estilo de vida sana, por no hablar del triunfo generalizado de la cocina asiática.
Mientras, en República Dominicana, donde buena parte de la población está infra-alimentada, los vegetales orientales que se producen y no se venden fuera, entre el 20 y el 30 % de la producción, jamás tocarán un plato; se desechan por no cumplir con los férreos estándares para su exportación y, aunque son perfectamente aptos para el consumo, nadie los quiere.
Para el año 89, el país estaba exportando estos productos y compitiendo con los productores asiáticos y, actualmente, su venta al mercado exterior genera ingresos por valor de unos 80 millones de dólares anuales, siendo Estados Unidos y la Unión Europea (Inglaterra, Francia y Alemania) sus principales mercados
A principios de los años 80 comenzó el cultivo de vegetales orientales en la localidad La Vega, donde hay unos 1.000 pequeños agricultores que siembran estas verduras, más otros 500 repartidos entre las regiones de Santiago, Bonao y Ocoa.
Para el año 89, el país estaba exportando estos productos y compitiendo con los productores asiáticos y, actualmente, su venta al mercado exterior genera ingresos por valor de unos 80 millones de dólares anuales, siendo Estados Unidos y la Unión Europea (Inglaterra, Francia y Alemania) sus principales mercados.
Sin embargo, después de todo este tiempo, "no hay un solo dominicano que los conozca, aparte de aquellos que se dedican a su cultivo y manejo", con la excepción de las berenjenas chinas (no las thai ni las hindúes), que tienen unas ventas discretas, afirma el subdirector del Programa Exportando con Calidad e Inocuidad (PECI), Teófilo Suriel, en una entrevista con Efe.
El cundeamor (hindú y chino), el musu, la bangaña (culebra, hindú y china) o la tindora son del todo desconocidos para los dominicanos. No saben cocinarlos, por lo que no se venden en prácticamente ningún establecimiento y, al no haber oferta, el consumidor no se familiariza con estos productos repletos de vitaminas y elementos beneficiosos para la salud que, incluso, pueden prevenir enfermedades.
Pero, sobre todo, cumplen con la misión fundamental de alimentar, y una alternativa al desperdicio puede ser donarlos a los Comedores Económicos y a las Escuelas de la Tanda Extendida, apunta Suriel.
Sin embargo, aún no se ha planteado esta posibilidad a las autoridades competentes y, la primera premisa para llevarla a cabo, es enseñar a los cocineros de esos centros a elaborar recetas con estos ingredientes.
La primera experiencia realizada en el país para introducir y comercializar los vegetales orientales en establecimientos se hizo de la mano de "Super Fresh Market", prácticamente el único supermercado que vende estos vegetales en República Dominicana.
La sorpresa para el PECI se produjo al descubrir que el establecimiento importa estos productos desde Miami (Estados Unidos), porque los responsables desconocían que se producen en La Vega.
Al encuentro acudieron cocineros y expertos en nutrición para abordar las posibilidades que aportan estos alimentos, incluso se elaboró un folleto con sus características en el que también se incluyen cuatro recetas.
Los grandes ausentes a la cita fueron los productores: ninguno de los invitados a la actividad apareció, no parecen interesados en hacerse con un mercado local, señaló Suriel.
Se trata de pequeños agricultores que cultivan terrenos de entre media y una hectárea.
Y no solo por los ingresos que les podrían proporcionar, es que toda esa materia vegetal acaba descomponiéndose cerca de los cultivos y eso termina por generar plagas. "Los más listos hacen compost" que les sirve de abono, pero la mayoría tiran el excedente en barracones, apunta el responsable del PECI.
El siguiente paso para tratar de comercializar vegetales orientales será contactar con las principales empresas hoteleras y con restaurantes.
Lo que Suriel ve claro es que lo primero será involucrar a los cocineros del país para que empiecen a preparar recetas con los vegetales orientales. Ya sean chef de restaurantes de lujo o trabajadores de escuelas o Comedores Económicos, lo importante es no seguir tratando como basura este tesoro gastronómico y nutritivo. EFE