¿Qué tienen en común el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) consignado a la educación, el 50% de la deuda y el 15% de la presión tributaria? La pregunta la formula el economista Nassim José Alemany, de la firma consultora Deloitte, en un artículo titulado “Los porcentajes del PIB: la costosa relación de amor y odio”.
Sostiene Alemany que el común denominador de esos números, que a menudo son citados en la prensa, es que “los tres están expresados como porcentaje del PIB. Pero el impacto que tiene el movimiento del PIB en cada indicador es distinto”.
Si el PIB crece, le llegan más recursos a educación, “pero esto no necesariamente significa que hayan aumentado los ingresos” fiscales.
Agrega que ese incremento del PIB también ayuda a que la relación de deuda se mantenga o disminuya. Asimismo, si no aumentan los ingresos, esto perjudicaría el indicador de la presión tributaria.
Retos presupuestarios
Uno de los retos que enfrenta el Gobierno dominicano, con los limitados recursos que tiene, es la asignación a partidas presupuestarias que están ligadas al PIB, apunta el socio de Economía de Deloitte.
En el gráfico se presenta la equivalencia de un 1% del PIB desde el año 1991 hasta el 2020 (proyectado en base al marco macroeconómico).
En el 2017, un 1% del PIB será equivalente a RD$35,873 millones, o sea RD$3,022 millones más que en el 2016. Eso significa "que si el gobierno quiere seguir cumpliendo con el 4% de PIB para la educación, tendrá que destinar RD$12,089 millones más que este año, sólo por el crecimiento nominal proyectado" de la economía.
Pero la restricción no es solamente con la educación. El Plan de Recapitalización del Banco Central tiene transferencias asignadas por ley que llegan hasta un 1.5% del PIB por año, pero éstas no han sido cumplidas por las limitaciones de los recursos fiscales.
También el sector de salud ha estado reclamando un 5% del PIB en su asignación presupuestaria, algo que con la estructura actual es prácticamente inviable.
Un 1% del PIB parece poco, pero cada punto porcentual equivale a casi 7% de los ingresos fiscales.
“Tenemos que movernos –señala el economista- a un esquema donde se busque limitar la dependencia de los indicadores medidos como porcentaje del PIB para los temas de política económica” interna.
En este orden, sería más apropiado “utilizar indicadores que ayuden a dimensionar de una manera más tangible las variables en cuestión, para así asignar recursos con fondos efectivos y no estimados, y mejorar la precisión de los indicadores” económicos.