París, Francia 9 jun (EFE/Ángel Calvo).- La fuerte desconfianza hacia la política en Latinoamérica por los sonados casos de corrupción plantea sombras a una recuperación económica insuficiente para los retos de la pobreza y desigualdad, según el análisis de organizaciones internacionales como la OCDE y el BID.
Este ha sido uno de los mensajes que más repetidos en el Foro Económico Internacional de Latinoamérica y el Caribe, celebrado hoy en París, que tuvo como platos fuertes las intervenciones de los presidentes de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, y Guatemala, Jimmy Morales, quienes defendieron sus políticas de reformas.
Kuczynski consideró que para crear los empleos que necesitan los jóvenes y las mujeres, Latinoamérica debería crecer a un ritmo del 5-6 % anual, cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé un 1,2 % este año y del 2 al 2,5 % en 2018.
A juicio del jefe del Estado peruano, si su país mantiene tasas de crecimiento "importantes" es porque emprendió hace dos décadas reformas económicas, incluso algunas "impopulares", y citó la de las pensiones del Estado en 2005 -por la que él mismo llegó a recibir huevos y tomates al llegar al Congreso-, que han permitido reducir su carga financiera.
Advirtió de que "si no hay crecimiento no habrá la redistribución social que necesita América Latina", y consideró fundamental trabajar mucho con la opinión pública, que siempre "se da cuenta que la pura politiquería no conduce a nada".
Morales aprovechó su presencia en París en este foro organizado por la OCDE y el Gobierno francés para pedir inversiones en Guatemala -en particular en los sectores del turismo y la construcción-, necesarias para que sean efectivos los programas contra la pobreza, pero también rentables para las empresas, ante "un mercado joven, con futuro y con oportunidades".
Explicó que su Gobierno tiene un programa de largo plazo (con horizonte de 2032) para ayudar a más de la mitad de la población que vive en situación de pobreza, así como planes de mejora de la educación en un país en que un 40 % de la población tiene menos de 15 años.
Insistió en su lucha contra la corrupción, la criminalidad y la delincuencia, y puso como ejemplo una operación hace tres semanas contra el narcotráfico que permitió suprimir 117 millones de plantas de amapola que, una vez transformadas en heroína, hubieran podido representar 500 millones de dólares en el mercado negro.
Sobre la corrupción, consideró que la población de su país se había mostrado "ejemplar" con las manifestaciones que se sucedieron durante 20 semanas en 2015 y que han dado pie a una serie de cambios, como la introducción de mecanismos de transparencia y de competencia en las licitaciones públicas.
El secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, advirtió de que en Latinoamérica hay un problema "muy grave" de gobernabilidad, con "un déficit muy serio de confianza" que necesita ser afrontado con medidas de transparencia y permitiendo que la justicia pueda ir hasta el final en la investigación de los casos de corrupción.
Según la OCDE, ocho de cada diez ciudadanos de la región consideran que la corrupción está extendida en sus gobiernos, una impresión que tiene en parte que ver con la propia evolución de las sociedades latinoamericanas, en las que la clase media -con una formación más elevada- ha cobrado mayor peso y es más exigente.
Por eso mismo, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el colombiano Luis Alberto Moreno, hizo hincapié en que hay que "reforzar la confianza de nuestros ciudadanos en las instituciones", y eso pasa en primer lugar por luchar contra la corrupción.
Moreno consideró "una buena noticia" que la justicia esté investigando posibles casos de corrupción en Brasil, representado en el foro por su ministro de Finanzas, Henrique Meirelles.
Este protagonizó indirectamente el incidente del día cuando al empezar su intervención una mujer del auditorio le increpó a gritos, le llamó "golpista" y "corrupto" y lo acusó de tener dinero oculto en Suiza. EFE