Pekín, 2 jul (Antonio Broto/EFE).- El presidente chino, Xi Jinping, inicia mañana un viaje a Corea del Sur, casi el único vecino de Asia Oriental con el que China no ha visto deterioradas sus relaciones bilaterales en el último bienio, y con el que Pekín desea, por ese mismo motivo, estrechar vínculos comerciales y políticos.
En la visita de dos días, Xi se reunirá con su homóloga, Park Geun-hye, y otros líderes surcoreanos y espera rubricar unos 15 acuerdos bilaterales en finanzas, cooperación medioambiental, asuntos consulares y distintos sectores empresariales.
El viaje es el primero de Xi a Corea del Sur desde su llegada a la presidencia, en 2013, y ha llamado mucho la atención porque por primera vez un jefe de Estado del régimen comunista ha viajado antes a ese país que al gran rival de Seúl, Corea del Norte, aliado histórico e ideológico de China desde la Guerra de Corea (1950-53).
En la víspera del viaje, altos cargos del Gobierno chino se han esforzado en asegurar que este gesto no significa que Pekín y Pyongyang, viejos "compañeros de armas", hayan enfriado su relación, aunque el hecho de que Corea del Norte haya aprovechado los días previos para alarmar a la región con lanzamientos de misiles balísticos no ha ayudado a Pekín a defender esa idea.
"No creemos que nada de lo que ha ocurrido en Corea del Norte tenga que ver con la visita del presidente Xi", aseguró esta semana el viceministro de Asuntos Exteriores Liu Zhenmin al presentar los detalles del viaje, aunque reconoció que la estabilidad en la península coreana será tema de conversación en la reunión con Park.
La ausencia de visitas de alto nivel entre China y Corea del Norte en los dos años de presidencia de Xi es síntoma de la complicada relación entre Pekín y Pyongyang, aunque ambos gobiernos insistan en que sus lazos de amistad se mantienen.
Tampoco ha ayudado el hecho de que en diciembre de 2013 el máximo líder norcoreano, Kim Jong-un, sorprendiera al mundo ordenando la ejecución de su propio tío y mentor, Jang Song-thaek, quien según los analistas manejaba los negocios entre China y Corea del Norte y había usado éstos para enriquecerse ilícitamente.
El viaje de Xi Jinping a Corea del Sur también está marcado por el creciente recelo de Pekín y Seúl ante un "rival" común, Japón, con el que ambos mantienen contenciosos marítimos y recelo por haber sufrido invasiones niponas en el siglo XX.
Ayer, sin ir más lejos, tanto Pekín como Seúl mostraron descontento ante la histórica decisión de Tokio de modificar su Constitución y eliminar su talante pacifista al introducir el derecho a la "autodefensa colectiva".
"No habrá en la visita comentarios dirigidos contra Japón", prometió el viceministro chino Liu, quien aseguró no obstante que "algunas fuerzas derechistas niponas están tratando de volver al pasado", por lo que "es natural que China y Corea del Sur hablen del asunto en las conversaciones".
Como es habitual en los viajes de los líderes chinos, el componente comercial será especialmente importante y ayudará a que los conflictos regionales queden en un segundo plano en muchos de los actos de Xi.
Ello, teniendo en cuenta que China es el principal socio comercial de Corea del Sur y a su vez el gigante asiático es el tercero de la economía surcoreana.
En 2013, el comercio bilateral alcanzó los 274.000 millones de dólares, cifra que espera superarse este año, puesto que en los cinco primeros meses de 2014 ya se habían alcanzado los 115.883 millones de dólares de intercambios, un 5,3 por ciento más con respecto al mismo periodo del año anterior.
China es el principal destino de inversión surcoreana en el exterior, mientras que Corea del Sur es el quinto para el gigante asiático. El surcoreano es el país que más ha incrementado sus inversiones en tierras chinas en el último año, con un crecimiento del 87,9 por ciento.
El viaje de Xi a Corea del Sur es el primero que el mandatario chino dedica sólo un país (los anteriores fueron giras por varias naciones de una misma región), una prueba de la especial relación que Pekín busca con Seúl, pese a que ambos Estados no se reconocieran diplomáticamente hasta 1992.
También es, sin embargo, muestra de la tensa relación de China con otros vecinos de su costa oriental, empezando por las mencionadas Corea del Norte y Japón pero también más al sur, por los conflictos territoriales con Vietnam, Filipinas y otros países del sureste asiático. EFE