SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El ex presidente Hipólito Mejía sugirió al presidente de la República Danilo Medina dedicar más recursos al sector agropecuario, y en particular a la investigación de rubros que serán cada día más importantes para la generación de recursos y para la alimentación del pueblo dominicano.

En una carta remitida al presidente Medina, Hipólito dice que se prevé que el 90 por ciento de los incrementos en producción en los próximos años sea fruto de la aplicación de nuevos conocimientos y sólo el restante 10 por ciento sea el resultado de la ampliación de las áreas cultivadas.

Mejía y Danilo Medina se encontraron el sábado pasado en Rancho Arriba, San José de Ocoa, en donde compartieron y hablaron ampliamente, junto a Rafael Perelló, presidente de Industrias Banilejas, entidad privada que abrió su centro de producción cafetalero resistente a las enfermedades que han puesto fin a la producción nacional de café.

De acuerdo con Hipólito Mejía, es necesario que el gobierno asuma seriamente la tarea de atender los centros de investigación agropecuaria, y se queja de que en los últimos 10 años los gobiernos dominicanos solo hayan dedicado 250 millones de pesos a la investigación del sector agropecuario.

La inversión pública del país en investigación agropecuaria, en los últimos 10 años, apenas alcanza menos de 250 millones de pesos, es decir, aproximadamente 5 millones de dólares al año. Con estos niveles de inversión, es casi imposible, impulsar condiciones de competitividad equiparable al de las naciones con las cuales compite nuestra producción en los mercados internacionales.”

Vea a continuación la carta remitida por Mejía a Medina:

Rafael Perreló en una de sus fincas productoras de café
Rafael Perreló en una de sus fincas productoras de café

Santo Domingo D.N.

18 de octubre de 2016

Su Excelencia

Danilo Medina

Presidente Constitucional de la República

Palacio Nacional

Excelentísimo señor Presidente:

Después de la provechosa actividad que auspició nuestro mutuo amigo Don Rafael Perelló, en su centro de reproducción cafetalera en Rancho Arriba, provincia San José de Ocoa,  es oportuna la ocasión para compartir con Usted algunas reflexiones sobre el estado actual de nuestra agricultura, especialmente lo que concierne a la situación de la investigación y difusión tecnológica y sus implicaciones en los avances del sector agropecuario, como uno de nuestro más firmes pilares en el desarrollo económico y social del país.

Como es bien sabido por Usted, los grandes avances de la agricultura así como el aumento de la producción de alimentos en el mundo son el resultado de cambios tecnológicos generados a través de la investigación y la extensión agrícola. A este respecto se prevé que el 90% de los incrementos en producción en los próximos años sea fruto de la aplicación de nuevos conocimientos y sólo el restante 10% sea el resultado de la ampliación de las áreas cultivadas.

La revolución verde que permitió duplicar y hasta triplicar los rendimientos de los principales productos de la alimentación humana a través del uso de fertilizantes, control químico de plagas, enfermedades y malezas son el fruto de los avances científicos y el conocimiento desarrollado en los centros de investigación.

Estos logros se tradujeron en mayor productividad y permitieron no solo alimentar la creciente población mundial sino también salvar millones de hectáreas de bosques de ser eliminadas para dedicarlas a la agricultura.

Ahora estamos frente a nuevos desafíos, ya que se estima que para los próximos 30 años se duplicará la demanda actual de bienes agropecuarios, debido principalmente al aumento de los ingresos de grandes núcleos poblacionales, que pasarán a consumir más derivados cárnicos y lácteos, así como más frutas y vegetales.

Esas proyecciones constituyen excelentes oportunidades para naciones como la nuestra, con gran potencial para la producción de estos rubros, pero para aprovechar estas oportunidades el país tendrá que mejorar su capacidad de producir  competitivamente bienes agropecuarios, con altos niveles de calidad e inocuidad.

La sostenibilidad medioambiental es otro de los grandes retos que enfrentan los actuales sistemas de producción para garantizar que el uso intensivo del suelo, así como la aplicación masiva de pesticidas y fertilizantes no tenga secuelas irreversibles sobre el suelo, el agua y el medio ambiente.

En consecuencia, la existencia de un eficiente sistema de investigación y transferencia tecnológica, es fundamental para alcanzar los niveles de productividad, calidad e inocuidad en la producción de bienes agropecuarios, que le permitan a la República Dominicana convertirse en un país globalmente competitivo.

Aunque el país dispone de una red de centros de investigación bajo la coordinación del Instituto Dominicano de Investigación Agropecuaria y Forestal (IDIAF), la falta de recursos económicos y recursos humanos especializados, dificultan que estos centros puedan responder a las necesidades tecnológicas que requiere la agricultura de nuestro país hoy día.

Son estos centros de investigación los llamados a generar tecnologías para la producción orgánica bajo techo, sobre los polinizadores criollos que pueden ser utilizados para aumentar la productividad de los cultivos seleccionados, sobre los insectos predadores de las principales plagas de los cultivos bajo invernadero, sobre las mejores formas de controlar plagas y enfermedades utilizando agentes biológicos variados con seguridad y garantía absoluta para los consumidores.

El país tiene una gran oportunidad en la producción de frutas tropicales, dada la creciente demanda en los mercados internacionales de frutas tales como banano, aguacate, piña, mango, guayaba y guanábana, entre otras, pero para ello se necesitará generar conocimientos apropiados sobre el control biológico de plagas, la nutrición dirigida y el manejo post-cosecha de los cultivos. También debería contemplarse la introducción de nuevos cultivares como son la pitajaya, carambola y, otras, así como aumentar las facilidades para la reproducción celular de plantas, lo cual requiere de laboratorios especializados.

Con el propósito de impulsar el desarrollo de tecnologías y sistemas de manejos aplicados a la producción de frutas tropicales, se estableció la estación de investigación en frutas localizada en Matanzas, Baní. Este centro, que hoy se encuentra abandonado, sería el indicado para la reproducción del material genético y la generación de los conocimientos que necesita nuestra fruticultura para alcanzar los estándares que requieren los mercados internacionales.

En el caso de los cultivos tradicionales, el país necesita recuperar su capacidad de producción, y para ello se requiere el desarrollo y aplicación de paquetes tecnológicos que reviertan la baja productividad y rentabilidad que actualmente se observa en estos cultivos.

El valle de San Juan de la Maguana tiene un clima muy apropiado para la producción de granos de leguminosas y cereales y de hecho hasta hace poco esta zona fue la principal productora de frijol, guandul  y maíz del país. Lamentablemente, esta capacidad se ha perdido y sólo el pasado año el país importó más de 800 mil quintales de frijol y un monto superior a los 200 millones de dólares en maíz.

Es necesario convertir la estación experimental de Arroyo Loro, en San Juan de la Maguana, en un instrumento de tecnificación de la agricultura del valle y puerta de entrada de innovaciones para diversificar y elevar la rentabilidad de los productores.

El cultivo del arroz, base de la seguridad alimentaria del país, requiere de una capacidad permanente de mejoramiento genético, multiplicación de semillas, adaptación de nuevas prácticas de cultivo, fertilización, manejo de agua y secado, por lo que es muy importante que la estación de investigación Juma, Bonao, permanezca como un centro de experimentación de vanguardia para el cultivo del arroz.

En el café, el país ha pasado de ser un exportador importante a importador de este grano. De aproximadamente 900 mil quintales anuales que se producían en promedio en la década pasada, en los últimos dos años apenas se produjeron menos de 300 mil quintales, viéndose el país obligado a importar este grano para poder satisfacer su demanda interna.

La estación experimental localizada en la Cumbre, Puerto Plata, deber ser rehabilitada para generar respuestas a los problemas que enfrentan los productores de café, así como para probar y multiplicar variedades mejoradas de mayor rendimiento y resistencia a la roya, con las cuales reponer las viejas plantaciones susceptibles a las plagas y enfermedades que han estado afectando el cultivo en los últimos tiempos.

El cultivo de tomate industrial ha estado en los últimos tres años sometido a severos ataques de plagas y enfermedades que han afectado notablemente la productividad del cultivo y arruinado la economía de los pequeños productores que se dedican a la siembra de este rubro en la zona de Azua. Por ello, es de vital importancia que el Centro de Investigaciones Aplicadas a Zonas Áridas (CIAZA), localizado en el Valle de Azua, recupere la capacidad de trabajar en la  búsqueda de respuestas a los problemas que enfrentan los productores de este cultivo y otros, como es el cultivo del plátano en la zona de influencia del canal Yaque del Sur.

También, para la producción de vegetales orientales y la agricultura de invernaderos, se necesita la generación de investigación especializada, ya que los mercados hacia donde van dirigidos estos productos son muy exigentes en cuanto al manejo de los residuos de pesticidas y la inocuidad de los mismos.

En cuanto a la ganadería de leche y carne, debido a que su producción está en manos, principalmente, de pequeños y medianos ganaderos, el avance y desarrollo de este sector requiere del auxilio estatal más que ningún otro. Para elevar la productividad de la  actividad pecuaria, el país necesita trabajar en el mejoramiento genético, la mejora de pastos y los sistemas de alimentación del ganado, así como el control sanitario, para lo cual, tanto el Centro de Investigaciones Agropecuarias, con su sede central en el Km. 25 de la autopista Duarte, como el Centro de Reproducción Caprina, ubicado en la comunidad Las Tablas, Bani, deben dotarse de la capacidad de generar tecnologías y conocimientos aplicados a la ganadería del país.

Señor Presidente, este es un momento oportuno para dar un giro al estado en que se encuentra la investigación agropecuaria en el país. El primer paso en este sentido es apoyar con recursos económicos y técnicos los centros que integran el sistema nacional de investigación, para poner a estos en capacidad de generar y validar soluciones tecnológicas a los problemas que enfrenta la agricultura.

La inversión pública del país en investigación agropecuaria, en los últimos 10 años, apenas alcanza menos de 250 millones de pesos, es decir, aproximadamente 5 millones de dólares al año. Con estos niveles de inversión, es casi imposible, impulsar condiciones de competitividad equiparable al de las naciones con las cuales compite nuestra producción en los mercados internacionales.

Aquellos países con sistemas agrícolas altamente desarrollados y competitivos, como son  Israel, Japón, los Estados Unidos, España y Chile, entre otros, se caracterizan por dedicar montos significativos de inversión a la investigación y experimentación agropecuaria.

Señor Presidente, estoy convencido que la inversión, así como los recursos dedicados a la investigación y a la creación de conocimientos aplicados a la agricultura, tienen el más alto retorno económico y social; son la mejor contribución que se puede hacer para garantizar la seguridad alimentaria; y constituyen una fuente confiable de generación de divisas y promoción de la sostenibilidad medioambiental.

Con la seguridad de que estas reflexiones recibirán su oportuna atención, le saludo con sentimiento de mi más alta consideración,

Muy atentamente,

Hipólito Mejía