SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La miembro de la Articulación Nacional Campesina (ANC), Fátima Portorreal, afirmó este viernes 27, que la llamada Asociación de Semillerista de la República Dominicana (ASOSEMILLA) busca promover la privatización del material genético dominicano, al propulsar la aprobación “al vapor” del proyecto de Ley nacional de semilla, introducido por el representante de la provincia Duarte, Amílcar Romero.

Sobre las declaraciones de los agentes de ASOSEMILLA en lo referente a la aprobación de la Ley, Portorreal aseveró que pretenden producir el control y la privatización a través de la Ley No. 450-06 sobre Protección de los Derechos del Obtentor de Variedades Vegetales o ley de obtentores, y así concretar las acciones para la privatización.

“Son unos mentiros. Lo único que les interesa es acumular capital y aprovecharse de las demandas de primarización de esas empresas y de obtener  el control de la alimentación del mundo. Eso lo tiene claro la Vía Campesina, la Articulación Nacional Campesina, así como la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina)”.

Rechazó que el proyecto de Ley introducido por Amílcar Romero pueda garantizar la soberanía alimentaria, como había afirmado la asociación y recalcó que no se oponen a la certificación, siempre y cuando se realizada por una entidad gubernamental que garantice el libre acceso de todos los productores nacionales.

En lo referente a la entidad que el pasado martes 24 demandó a la Cámara de Diputados “no demorar más la aprobación de la Ley de Semillas”, que ya ha sido aprobada por el Senado de la República, la dirigente de la ANC manifestó que hasta el momento ASOSEMILLA era desconocida para las agrupaciones campesinas, pero advirtió que en su discurso, la agrupación propone poner el patrimonio dominicano en manos de grandes productores.

Asimismo, enfatizó que prima el interés de abrirle las puertas a las grandes empresas semilleras internacionales como Monsanto, las cuales, debido al enorme poder adquisitivo para comprar el material genético de una semilla, así como acceso a grandes laboratorios e influencia, pueden certificar y desarrollar material transgénico, adquiriendo control absoluto de las semillas.

“Si este país se dispone a privatizar una semilla y aplicar las normas que quieren aplicar, quedaremos sin soberanía alimentaria. Siempre hemos dicho que si se certifica semilla no es para privatizar, sino para producir un intercambio más equitativo. Pero, ocurre que las empresas semilleros cuando certifican la semilla y le hacen cualquier variación, utilizan la ley de obtentores y privatizan la semilla”, destacó.

De igual forma, explicó que la Articulación no se encuentra en desacuerdo que grandes productores nacionales y que producen para los grandes mercados externos, puedan producir, sin embargo, enfatizó que no permitirán que se quiera llevar a cabo la privatización del patrimonio genético, a través de proyectos de Ley que dañen la soberanía alimentaria.

“Por donde quiera que se mire, es una cuestión vinculada a los sectores neoliberales. Ya pasó a la Cámara de Diputados. Ellos lo que quieren es que se apruebe al vapor el proyecto para concretizar, junto con la Ley de obtentores, la privatización completa de la semilla”.

Sobre las ventajas resaltadas por la asociación, sobre la seguridad en el uso de las semillas, Portorreal aseguró que actualmente, los campesinos pueden utilizar libremente su material genético para su uso propio o con fines no comerciales sin estar sujeto a control oficial, sin embargo, la Ley permitiría el uso únicamente si es certificada, lo cual acarrea un proceso de alto costo y de gran dificultad que no está al alcance de la clase obrera.

Modificación genética.

En lo que se refiere a la alteración genética, Portorreal subrayó que en el caso de realizarse la modificación de una semilla nativa, debe preservarse el material genético, a fines de salvaguardar el patrimonio nacional.

Destacó que cuando se ha necesitado mejorar una semilla fitosanitariamente, se ha mejorado. Sin embargo, amplió que hay que tener en cuenta que si una semilla que se va a mejorar, se debe preservar la carga genética original en un banco de semillas o si estará disponible aéreas especificas, a fines de evitar su desaparición.

Señaló el caso de Costa Rica, que posee el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), entidad que certifica y preserva el patrimonio genético que recibe por parte de los campesinos, sin que se permita la intervención de empresas semilleras extranjeras.

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